Las protestas ciudadanas se dirigen contra los brazos políticos del capital, pero los ‘protestatarios' siguen alimentando a los promotores del golpe, comprando sus productos o guardando el dinero en sus bancos. En el mercado, como ciudadanos no tenemos ningún poder, pero como consumidores tenemos un enorme poder si aprendemos a usarlo. Si nos lo proponemos en serio, a través del boicot a los productos y servicios de empresas pertenecientes a CEOE haremos doblar la cerviz a ese puñado de estafadores económicos y políticos que piensan que pueden poner de rodillas a todo un pueblo
En el anterior artículo escribí una reflexión que llevaba tiempo dándome vueltas en el magín. Sobre todo, cada vez que oigo echar mano del patrioterismo tópico para pedir que consumamos productos españoles. Entonces, no puedo evitar la imagen de los dirigentes de la gran patronal CEOE, desde el delincuente convicto Díaz Ferrán hasta su sucesor Juan Rosell, defendiendo los recortes de salarios, condiciones laborales, pensiones, etc. La reflexión me llevaba a plantear la pregunta:
¿Acaso no deberíamos, los consumidores/trabajadores, declarar el boicot a los productos de las empresas adscritas a esta organización patronal? Más que nada, para no tener que lamentarnos por ser cornudos y apaleados.
El trasfondo de la crisis es un golpe de estado del gran capital sobre la democracia. Las protestas ciudadanas se dirigen contra los brazos políticos del capital, pero los ‘protestatarios' siguen alimentando a los promotores del golpe, comprando sus productos o guardando el dinero en sus bancos. Dado que nuestros presuntos representantes, los grandes partidos políticos han renunciado a controlar el mercado, como ciudadanos no tenemos ninguna influencia. Pero en el juego económico, como consumidores tenemos un poder que puede ser enorme cuando aprendamos a encauzarlo. Si nos lo proponemos en serio, la población civil puede doblar la cerviz de ese puñado de estafadores económicos y políticos que se han creído que pueden poner de rodillas a todo un pueblo.
Para mi sorpresa, el primer día de su publicación, el artículo fue visto 5.926 veces, y en días sucesivos alcanzó un total de 8.500 lecturas. Algo de todo punto inusual en esta modesta bitácora. Asimismo, hubo numerosos comentarios al artículo, tanto aquí como en menéame.net. Todo ello podría ser indicativo de una tendencia: la gente está harta de medias tintas, sesudas interpretaciones de la crisis y melifluas protestas. Y quiere pasar a la acción con ideas como las surgidas al calor del interesante debate. Que es justo compartir aquí:
Plantear un boicot contra CEOE no es utópico
Utopía, (Del griego oú, no, y tópos, lugar; ‘lugar que no existe') es el plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. El lenguaje vulgar identifica el concepto de utopía con el de proyecto irrealizable, lo que es inexacto. Los grandes avances de la ciencia han partido de la intuición utópica de una realidad diferente.
Existen suficientes ejemplos históricos de boicots llevados contra Gobiernos o grandes corporaciones. Un boicot contra las empresas de la CEOE no es utópico. Descartarlo de entrada alimenta la profecía autocumplida. Es una actitud similar a la de aquel que no va a votar aduciendo que "no sirve para nada" y con su abstención permite, que se mantenga un sistema que no le gusta.
El trasfondo de la crisis es un golpe de estado sobre la democracia. Las protestas ciudadanas se dirigen contra los brazos políticos del capital, pero los ‘protestatarios' siguen alimentando a los promotores del golpe, comprando sus productos o guardando el dinero en sus bancos. En el mercado, como ciudadanos no tenemos ningún poder, pero como consumidores tenemos un enorme poder si aprendemos a usarlo. Si nos lo proponemos en serio, haremos doblar la cerviz a los que se han creído que un puñado de estafadores económicos y políticos pueden poner de rodillas a todo un pueblo.
No se perjudicaría al empleo
El empleo, el gran totem en base al cual se cierra la puerta a cualquier iniciativa. Pero ¿qué empleo? Es difícil hablar de empleos productivos cuando la mayor parte de productos fabricados proceden de China y otros talleres asiáticos. Muchas de las empresas de CEOE sólo actúan como distribuidores de las mercancías, obteniendo su beneficio aumentando su precio de venta.
La Agencia Tributaria acaba de revelar la verdadera realidad del mercado laboral español. Casi 7,5 millones de trabajadores, en concreto, 7.454.224 contribuyentes, declararon en 2011 unos ingresos inferiores a 1.000 euros al mes. Lo singular no es sólo el número -prácticamente el 40% de los 19,4 millones de declarantes del impuesto sobre la renta-, sino, sobre todo, su evolución. A medida que ha avanzado la crisis, el número de contribuyentes que ni siquiera ha logrado alcanzar la condición de ‘mileurista' ha ido en aumento. Hasta el extremo de que hoy hay algo más de 400.000 declarantes más que en 2008 en esas circunstancias, al comienzo del desplome de la economía española. Estos datos reflejan que la llamada ‘devaluación interna' (bajada de salarios) está funcionando si se comparan las cifras con las de ejercicios anteriores.
Plantea una dificultad seria
Que no sea un proyecto utópico no significa que la propuesta no revista gran dificultad. Un boicot generalizado a todas las empresas integradas en la CEOE no es sencillo, ya que son muchas las pequeñas empresas adscritas a organizaciones empresariales locales que, a su vez, se integran en la principal. Por ejemplo, CEPYME está integrada por 105 organizaciones empresariales territoriales y sectoriales, y a su vez es miembro de CEOE. Pero, a la hora de la verdad, CEOE sólo representa los intereses de un reducido grupo de grandes empresas que son las que realmente mueven mucho dinero.
Tampoco es cosa de perjudicar al frutero del barrio. Se podría empezar boicoteando las empresas directamente ligadas a Juan Rosell: plásticos Congost y Tecnitoys (Scalextric). Aparte de otras donde tiene intereses directos: Enher, Endesa, Uniland, Siemens, Applus, Aguas de Barcelona,CaixaBank y Gas Natural. Como apunta un comentarista: "No nos vamos a quedar ciegos para dejarlo tuerto (gas, por ejemplo) pero podemos cambiar la comercializadora y el banco".
No sólo al presidente, podemos ampliar el boicot a las empresas de otros miembros destacados de CEOE: Arturo Fernández, Joan Gaspart, Rafael Ferrando, Pilar González de Frutos, Juan Lazcano, Jesús Serafín, Jesús Ferrer, Jesús Morte, Juan Pablo Lázaro, José Miguel Guerrero
Una alternativa viable
Podría consistir en favorecer con nuestras compras a aquellas empresas que demuestren mayor solidaridad social empresarial. En línea con las campañas llevadas a cabo por las iniciativas de protección del comercio justo o ropa limpia, podría crearse un etiquetado de productos que reflejen el grado de compromiso social de las actividades empresariales. Mientras tanto, todas aquellas pequeñas empresas que no comulgan con la politica antisocial propugnada por la cúpula de la gran patronal, podrían ir integrando un listado similar al propuesto en su día por Greenpeace para los productos libres de transgénicos. En este caso, los pequeños negocios podrían tomar ejemplo de esta iniciativa concreta, y publicar en sus anuncios o páginas web una declaración de limpieza social:
Esta empresa no pertenece a CEOE:
Epílogo
Por lo pronto, este escribidor, conforme a su declarada tendencia a echarse al monte, se dispone a huir del tórrido verano peninsular partiendo hacia los Alpes. El capitalismo no se verá perjudicado en mi viaje, pues compraré provisiones y pagaré alojamiento y combustible. Sólo que lo haré a otros empresarios menos cutres que los celtíberos. El salario mínimo en Francia es de 1.430,22 €. Más del doble que el raquítico SMI español que la CEOE pretende suprimir. Y les aseguro, por propia experiencia, que los alimentos básicos cuestan exactamente igual en un hiper francés que español. Recuerden el proverbio africano:
La unión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre
#boicotceoe y buen verano a las personas de buena voluntad y mejor juicio que honran este blog con su visita.
La cutrez intelectual y la miseria humana de los empresaurios patrios va a terminar de hundir este país a base de cicatería, codicia y sadismo productivo.
ResponderEliminarQue las empresas muestren sus cartas en cuanto a responsabilidad social y que nosotros lo tengamos en cuenta a la hora de elegir sería una buena forma de empezar a promover la Economía del Bien Común (http://www.economia-del-bien-comun.org/).
Greenpeace ha tenido cierto éxito en su campaña Detox presionando a las multinacionales una a una. Creo que podría hacerse lo mismo con los bancos: boicoteando uno cada vez, (empezando, por ejemplo, por el banco que más haya desahuciado), hasta que acepte las condiciones que pedíamos en la ILP que presentó la PAH. Luego iríamos a por el siguiente. Haciéndolo de ese modo su misma competencia actuaría como aliado involuntario.
Entre tanto tenemos alternativas emergentes que pueden restar poder a quienes lo tienen en demasía: http://mecambio.net/
Salud y buen verano
Pues no queda muyyy poco tiempo, el proceso de descapitalizacón efectiva y real de la gran mayoría de ciudadanos, ha ido acompañado de un dumping encubierto mediante grandes superficies y cadenas, contra las que pymes ... no pueden competir en precios, plazo de pago a proveedores... y a las que cada vez más ciudadanos deben acudir quieran o no a por lo más básico.
ResponderEliminarSalud,
JM
¿Te vas a Alpes? que los disfrutes ¡seguro!
ResponderEliminarUn abrazo
PAQUITA
¿y dónde se pueden ver todas las empresas que forman la CEOE?
ResponderEliminarEs una verdadera pena que no hayas explicado mejor las consecuencias en el desempleo. Boicotear a las empresas que distribuyen productos exportados de paises emergentes donde la exclavitud continúa creciendo, o que ofrecen servicios realizados por trabajadores semiexclavizados con sueldos bajísimos y larguísimas jornadas en vez de contratar a más trabajadores, sin duda alguna, dispararía la oferta de empleo. Afectaría al desempleo, sí, pero para eliminarlo.
ResponderEliminarEl desempleo es el mango de la sartén a la que se ha agarrado la CEOE. El golpe de Estado del capital del que hablas trabaja destruyendo el tejido empresarial local y nacional. Destruyen la localización de la producción, que genera las brutales cifras de desempleo que padecemos, para reemplazarla por la competición en el mercado global, donde las cúpulas conquistan más capital con menos esfuerzo, pero para ello hay que abaratar la mano de obra.
Es una gran iniciativa que hemos comentado y estudiado varias veces algunos activistas por la causa, fomentar la localización de la producción y el consumo de producto nacional (que no productos exportados) a través del boicot, con algunas conclusiones algo antropológicas. Con temor que pueda ser contraproducente, es decir, que "el poder" la use como "tonto útil" para endurecer aun más la legislación en favor de la gran empresa, un boicot a la CEOE debe ir acompañado de una fuerte actividad legal contra los abusos y mucha pedagogía sobre los derechos del consumidor y el trabajador, aunque para defender derechos laborales ya vamos un poco tarde.
Desgraciadamente las personas que conozco capaces de mover estos asuntos tenemos muy poco tiempo y pocos recursos para poner un proyecto de esta embergadura en marcha. Pero estamos atentos.
El día que nos demos cuenta que podemos parar la producción marcará un antes y un después en la historia.
Un fuerte abrazo.
Buenas,
ResponderEliminarRespecto al tema del boicot estoy totalmente de acuerdo y para eso hay que organizarse. Os informo de que existe un aplicativo para moviles precisamente para hacer eso. Realizar campañas de boicot a empresas y puedes leer los codigos de barras de los productos para ver a quien pertenecen y si hay alguna campaña de boicot activa. Os paso el enlace y a ver si creamos algo:
http://www.buycott.com/
Saludos!
A disfrutar de las montañas, caminante
ResponderEliminarEl presidente de la patronal CEOE, Rosell, quiere quitar "algunos privilegios" a los indefinidos para combatir la dualidad laboral: "Los contratos no deben ser los que nos gusten, sino los que podamos hacer en función de nuestras necesidades. Si tenemos que contratar por días, horas, meses o años... fantástico".
ResponderEliminarNo me digan que no está justificado el boicot. Pero si este pueblo prefiere seguir hincando la cerviz, yo me iré a las montañas. Para los que conocen el paño: acabo de subir (despacito) al Gran Eriste, y anduve de paseante por la Jungfrau. Comprobé que Suiza es un país carísimo... casi tanto como España. Allí, los bienes y servicios son caros, pero la calidad responde al precio. Aquí... muchos bienes y servicios están fabricados o suministrados por fabricantes o comerciantes sin escrúpulos, seguidores de Rossell, adictos a la especulación, la chapuza y la explotación del trabajador. Resultado: mala calidad del producto y perjucio para el consumidor.