lunes, 13 de febrero de 2012

Reforma laboral del PP: ¡Vivan las caenas!


Después de la dictadura de los mercados, presuntamente anónimos y guiados por una mano invisible, llega otra dictadura a cara de perro: la dictadura de los patronos. A ellos acaba de otorgarles el Partido Popular el poder más absoluto en materia laboral. Y lo hace con el consentimiento de una mayoría electoral. ¡Vivan las caenas!



Durante la campaña electoral, Mariano Rajoy y sus secuaces del Partido Popular prometieron a los incautos que les votaron cosas radicalmente opuestas a las medidas que se han apresurado a tomar apenas llegados al Gobierno. Tras esa primera canallada congelando el SMI y, de hecho, también las pensiones, orquestaron una subida de impuestos vehemente negada en su propaganda.

Ahora, acaban de descolgarse con una reforma de las condiciones laborales sin parangón en la democracia española. Una reforma que desequilibra totalmente la relación entre empleado y empleador, poniendo en manos de este último el dominio más absoluto sobre el trabajador.

Un trabajador que podrá ser despedido sin contemplaciones ni indemnización alguna. Que podrá ser contratado sin contrato, pues la extensión del período de prueba a 365 días, anula de facto la consolidación de cualquier derecho.

¿Por qué Rajoy prometió crear empleo durante la campaña electoral y, apenas llegado al poder, lo que crea son condiciones idóneas para abaratar el despido? Elemental, querido Watson: eso lo que viene reclamando desde hace tiempo una patronal compuesta no por emprendedores valientes, no. La patronal española, que ha contado entre sus presidentes a un tipo tan deleznable como Gerardo Díaz Ferrán, demuestra que sus miembros no conocen otra forma de gestionar sus empresas que no sea por medio del látigo. Y el Partido Popular es el genuino representante de esa patronal.



En vísperas del anuncio de la reforma laboral, la patronal CEOE enviaba a sus organizaciones una Circular para la Negociación Colectiva en la que indicaba que las retribuciones de los trabajadores "deben evolucionar incluso por debajo de la productividad". Por esta razón, la patronal justifica "la congelación o incluso la disminución salarial, si así fuera necesario".

Las peticiones de la patronal han sido plasmadas en la reforma laboral del Gobierno Rajoy. El pretexto, el sempiterno cuento de la creación de empleo que los propios miembros del equipo gubernamental reconocen que no se producirá. Por supuesto, nada de lo prometido en campaña se refleja en la acción de gobierno, antes bien, se hace lo contrario, pero eso no tiene importancia, negocios y ética son incompatibles. Y como se acaba de poner de manifiesto, para esta alianza entre el mundo empresarial y sus representantes políticos, la máxima expresión de la libertad consiste en la libertad de despido.

Pronto, asistiremos a la supresión de la atención sanitaria, otra de las obsesiones de la patronal. Corría el año 1996, mucho antes de la actual actual crisis económica, cuando Carlos Es
pinosa de los Monteros, a la sazón presidente del Círculo de Empresarios, afirmaba que "la mezcla de universalidad, gratuidad y carácter público de las prestaciones determina el crecimiento incontrolable del gasto, tanto por su propia estructura (a precios cero, demanda infinita) [..] Para solventar la crisis del Estado de Bienestar debemos aplicar a la producción de la salud, de las pensiones, etcétera, los mismos principios que aplicamos a otros bienes y servicios [...] el principio de mercado ha de ser la regla".

Y también, más pronto que tarde, asistiremos a un nuevo deterioro de las pensiones de jubilación. Ya se oyen los clarines del miedo que anuncian, con timbre de Fedea, que se avecina la jubilación a los 70 años.

¿Pero acaso no era esto lo esperable? ¿Qué debería hacer un gobernante si una mayoría electoral le hubiera otorgado un poder absoluto? A mayor abundancia ¿qué uso debería hacer de ese poder absoluto un gobernante nacido y alimentado en el seno de los principios y aspiraciones de la más rancia derecha? La respuesta es obvia: orientaría la acción política a disciplinar a los habitantes del país para ponerlos a disposición de la clase propietaria de los medios de producción.


Por un monumental conjunto de errores sociopolíticos hemos llegado a una situación en que la derecha, esa la Santa Alianza entre la banca, la Iglesia católica(*) y las clases verdaderamente acomodadas
han perdido el miedo a la mayoría del pueblo. Esa mayoría compuesta, por definición, por la clase trabajadora (parada, precarizada o jubilada). Una mayoría a la que se ha convencido de que formaba parte de la "clase media" para que olvidase sus orígenes y su doliente e hipotecada realidad de obreros-propietarios de pisitos sobrevalorados.

Esta sociedad que se ha despreocupado del ejercicio de la
acción política, abandonándola en las manos de unos profesionales del cargo público bastante poco escrupulosos, asiste ahora a su propia destrucción. Un filósofo de la política y de la economía dijo hace mucho tiempo que "Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla".

Es triste, pero la mayoría del pueblo español otorgando todo el poder a esa Santa Alianza nos retrotrae a uno de los peores momentos de nuestra historia. Aquél en que el pueblo celebró la vuelta del absolutismo al grito entusiasta de Vivan las caenas.

No vean en estas líneas la menor gota de pesimismo. El panorama no es alentador, pero no hay mal que cien años dure. Así que, mientras gran número de compatriotas celebran sus cadenas, algunos seguimos cantando a una libertad a la que no estamos dispuestos a renunciar. Una libertad que no es precisamente la de comercio.


When they poured across the border,
I was cautioned to surrender;
this I could not do,
I took my gun and vanished...**


___________________________________________

* El Estado español entregará mensualmente la cantidad de 13.266.216,12 euros a la Iglesia católica, única institución que queda fuera de las duras medidas de ajuste del Gobierno del PP. Además, se librará de la subida del Impuesto de Bienes Inmuebles del que está exenta, no por la gracia de Dios, sino por decisión política. Es bueno tener media docena de ministros pertenecientes al Opus Dei o Legionarios de Cristo. Link a ACTUABLE para quienes consideren oportuno firmar la petición de retirada de la regalía.

** Leonard
Cohen: The Partisan, Leeds Music Corp., New York, 1964



4 comentarios:

  1. Estimado ciudadano Pérez. Como sabrás estoy, por distintas razones teológicas y lógicas, en contra del actual sistema de financiación de mi clero católico de España, a quién nadie en sus plenas facultades mentales confundiría con la “La Iglesia Católica”, como parece hacer el torpe redactor del BOE.
    Desde luego, si no lo es, el caso se aproxima bastante a “regalía”, al menos en la acepción tercera de la RAE (3. f. Privilegio o excepción privativa o particular que alguien tiene en cualquier línea.).
    http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?LEMA=regal%C3%ADa
    Tal privilegio o excepción consiste en que el Estado hace de recaudador para “la Iglesia” y, además deja de percibir lo que a ella destinamos los que marcamos la crucecita. En este caso, participan de tal regalía también las ONG, y también habría que reclamar el dinero que el Estado les “da”. Pues, en ambos casos, el Estado deja de ingresar un tanto y corre, igualmente, con los gastos de hacer la recaudación.
    Saludos cordiales.

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  2. Estimado Horacio,

    El problema no creo que sea del redactor del BOE, sino de la no neutralidad del Estado en el caso de la Iglesia católica.


    << Alineada desde el primer momento con los golpistas militares que en 1936 se sublevaron contra el gobierno legítimo de la II República, la Iglesia católica obtuvo de éstos una apropiada recompensa. La dictadura franquista, que otorgó a la Iglesia el título de "única religión de la Nación", se comprometió con la jerarquía católica para asegurarle "una congrua dotación" para el clero y el culto así como para financiar "la construcción de templos parroquiales y rectorales y seminarios". Los términos del acuerdo o Concordato fueron publicados en el Boletín Oficial del Estado de 19 de octubre de 1953 con un encabezamiento que —nunca mejor dicho— rezaba así: "En el nombre de la Santísima Trinidad".

    Este concordato fue reformado en 1976 y en 1979 para aligerarlo de las apariencias más cutres de su redacción, pero el Estado siguió comprometiéndose a financiar a la Iglesia católica "por el procedimiento técnicamente más adecuado" al tiempo que libera las actividades económicas de ésta de los principales impuestos ("exención total y permanentemente" de la contribución territorial urbana; de los impuestos reales o de producto sobre rentas y patrimonios; de los impuestos de sucesión, donaciones y transmisiones patrimoniales; de las contribuciones especiales y de la tasa de equivalencia, etc).

    Ese "procedimiento técnicamente más adecuado" consiste en que Hacienda entrega a la Iglesia un porcentaje de la cuota del IRPF de cada contribuyente que haya marcado esa opción en el impreso de declaración. Este sistema no tiene nada que ver con un "impuesto religioso", puesto que no supone un recargo voluntario sobre la cuota del católico. Éste no añade ni un euro de su bolsillo, sino que Hacienda resta el porcentaje de los ingresos públicos totales. Con ese mecanismo, — el porcentaje ha pasado del 0,5239 al 0,70%—un creyente aporta a las arcas estatales el 99,3% de su cuota fiscal, en lugar del 100% que aporta un ciudadano no manifiestamente confesional.

    Aún así, parece que la confesionalidad no ha calado lo suficiente en el corazón fiscal de los españoles, pues por esa vía apenas se recaudan 150 millones de euros anuales. Con esa cantidad, la Iglesia católica no tiene ni para velas, por lo que el Gobierno de la Nación, con cargo al bolsillo de todos los ciudadanos, le subsidia el resto de sus gastos. Que no son moco de pavo. En 2009, la asignación tributaria del Ministerio de Hacienda a la Conferencia Episcopal —alrededor de 13 millones de euros mensuales— es una minucia comparada con la ingente cantidad de dinero que las diferentes administraciones del Estado español aportan cada año a la Iglesia católica.

    En conjunto, se estima que el Estado aporta cada año en torno a 5.057 millones a la Iglesia católica en sus varias manifestaciones, según las cifras aportadas por distintos organismos estatales. Dinero que llega a la Iglesia a través de varios ministerios —Educación, Cultura, Defensa, Sanidad, Trabajo, Asuntos Sociales— además de otras entidades autonómicas y locales.>>

    Esto es una transcripción de parte de un anterior artículo publicado en este blog, leer más en:

    http://carnetdeparo.blogspot.com/2011/10/subsidios-virtuosos-y-benditos.html

    saludos cordiales

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    1. No no no:

      http://carnetdeparo.blogspot.com/2011/10/subsidios-virtuosos-y-benditos.html

      02-02-12013

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  3. Excelente texto. Te animo a seguir con tu blog. Me he permitido la tentación de difundir la dirección del blog en alguno de los foros de El País digital. Un saludo.

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