Cuando la cifra de parados acaba de superar un máximo histórico moral, política y económicamente insoportable, al presidente del Gobierno cuyas erróneas medidas han propiciado este desastre no se le ocurre nada mejor que pedirle a la ciudadanía que tenga paciencia. ¿Paciencia con qué: con los recortes de la protección social, con la reforma laboral que fomenta el despido libre, con la privatización de la Sanidad? Puede que haya llegado ya el tiempo de perder la paciencia y desobedecer a los idiotas morales que nos llevan al naufragio.
Dicen que cuando un tonto sigue una linde, la linde se acaba y el tonto sigue. Esto es lo que hace el Gobierno del PP, que ha seguido fielmente el programa de austeridad que le han marcado desde la Troika, subiendo impuestos y recortando brutalmente servicios y prestaciones sociales con el objetivo, teórico, de reducir el déficit para reflotar la economía. Ahora, cuando se ha demostrado que ese objetivo no se ha cumplido, que el desempleo ha superado la insoportable cifra de 6.200.000 personas en paro, los ministros del gabinete anuncian nuevos recortes y declaran sin el menor rubor que el desempleo seguirá aumentando. Es decir, que la linde argumental que les servía de pretexto se ha acabado y ellos siguen caminando hacia un horizonte sin futuro. Entonces, a ese ectoplasma que preside el Gobierno sólo se le ocurre pedirle a la ciudadanía que tenga paciencia.
Por su estrepitoso fracaso en la gestión y en la manera de explicarla, esta gente parece idiota. Lo cual sería motivo suficiente para rechazar que sigan al frente del timón de la nave del Estado. Pero hay motivos fundados para pensar que los dirigentes del Partido Popular, además de técnicamente idiotas son también idiotas morales.
Por su estrepitoso fracaso en la gestión y en la manera de explicarla, esta gente parece idiota. Lo cual sería motivo suficiente para rechazar que sigan al frente del timón de la nave del Estado. Pero hay motivos fundados para pensar que los dirigentes del Partido Popular, además de técnicamente idiotas son también idiotas morales.
¿Recuerdan a Andrea Fabra, la diputada del PP que mientras su líder anunciaba recortes en las prestaciones por desempleo festejaba los mismos gritando exaltada que se jodan? Los parados, naturalmente. Y a doña Cospedal de la Jerigonza explicando los 200.000 euros que le pagan a su tesorero, evasor confeso de impuestos? ¿A la ministra de Empleo que llama movilidad exterior a la fuga masiva de jóvenes obligados a marchar al exilio laboral? Esos jóvenes de los que tan orgullosa dice sentirse la condesa de la Mamandurria, aunque entre ellos no se encuentre su hijo Álvaro, colocado a dedo como asesor en el Ministerio de Economía. Ni tampoco sus ex consejeros de Sanidad, que ahora están al frente de las empresas que se han quedado con el negocio privado de la sanidad pública que Aguirre puso en marcha. Uno de ellos, Juan José Güemes, casado con la diputada Fabra, la de boca de cloaca.
En
1993, los insumisos al servicio militar desafiaron al Estado que les
obligaba a cumplir una ley que consideraron injusta. Y ganaron la
partida, aunque tuvieron que afrontar penas de cárcel. En 2013, es
patente la injusticia y el abuso de un Gobierno que carga el peso de la
crisis sobre los ciudadanos en lugar de castigar a los banqueros
culpables de haberla desencadenado con sus manejos delicuenciales. Buena
parte de los cuales son los que deberían estar en la cárcel.
Ha llegado la hora de perder la paciencia ante la cadena de abusos de los poderes políticos y económicos. Tales abusos legitiman el ejercicio de la desobediencia civil por parte de la ciudadanía. Si están de acuerdo con esta conclusión, en este breviario de bolsillo, obra del autor de este blog y edición de El Viejo Topo a precio low cost, encontrarán resumidos los principales argumentos que justifican esta vía legítima de acción política ciudadana.
Ha llegado la hora de perder la paciencia ante la cadena de abusos de los poderes políticos y económicos. Tales abusos legitiman el ejercicio de la desobediencia civil por parte de la ciudadanía. Si están de acuerdo con esta conclusión, en este breviario de bolsillo, obra del autor de este blog y edición de El Viejo Topo a precio low cost, encontrarán resumidos los principales argumentos que justifican esta vía legítima de acción política ciudadana.
¿Qué es la Desobediencia Civil?
Preguntas (y respuestas) más frecuentes
Preguntas (y respuestas) más frecuentes
Alguien comete un acto de desobediencia civil, si y sólo si, actúa de manera ilegal, pública, sin violencia y conscientemente, con la intención de frustrar las leyes, políticas o decisiones de un gobierno.
¿Qué razones hay para obedecer las leyes?
¿Debemos prestar una obediencia ciega a las leyes?
¿Representan realmente los gobiernos la voluntad popular?
¿Qué se entiende exactamente por desobediencia civil?
¿Es la desobediencia civil una forma de acción política?
¿Quién fue Henry David Thoreau?
¿En qué consistió la desobediencia de Thoreau?
¿Qué aportó Gandhi a la desobediencia civil?
¿Qué es el boicot?
¿Qué es el derecho de resistencia?
¿Qué es la objeción de conciencia?
¿Objeción equivale a Insumisión?
¿En qué consiste la objeción fiscal?
¿Qué razones justifican hoy la desobediencia civil?
¿Se desobedece al paralizar un desahucio legal?
¿Qué es la desobediencia social?
¿No deberíamos desobedecer en el trabajo?
Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, a negar la obediencia y a oponerse al gobierno cuando su tiranía o su ineficacia sean grandes e intolerables. [...] Toda maquinaria tiene su fricción, pero cuando es la fricción la que llega a tener su maquinaria y la opresión y la injusticia se organizan, no debe mantenerse por más tiempo una maquinaria de esta naturaleza. [...] Entonces digo: transgrede la ley. Haz que tu vida sea un freno para parar la máquina. Lo que yo tengo que hacer es procurar por todos los medios no prestarme a servir al error que condeno.
Henry David Thoreau: Resistance to Civil Government
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¿Qué es la Desobediencia Civil? Preguntas (y respuestas) más frecuentes. Autor: Cive Pérez. Ediciones El Viejo Topo. ISBN 978-84-15216-66-7 Precio: 8 €
Todo se ciñe a la falta de igualdad entre gobernantes y gobernados.
ResponderEliminarMientras los teoricos tildan a los Gobernados de "Pueblo Soberano"los supuestos "Administradores" malamente ejercen su funcion sometiendo a los Administrados a medidas de recortes y limitando los "Derechos Fundamentales" y lucrandose impunemente favoreciendose de los Presupuestos Generales sin que haya forma de que se aplique ellos mismos las medidas y recortes que aplican a los demas. Sin igualdad no hay Justicia.