La Junta Electoral Central ha prohibido celebrar manifestaciones y concentraciones el 22-M, jornada de reflexión. Esto aboca al movimiento Democracia Real Ya a abandonar sus protestas o desobedecer la ley. Si lo hacen de manera pacífica, la suya será una desobediencia civil en toda regla. Dada la magnitud numérica de las concentraciones, un desalojo policial por la fuerza es totalmente desaconsejable. Las plazas de Arimtsar (India), Tiannamen (China) o Tlatelolco (México) son tristes ejemplos de lo que no debe convertirse la madrileña Puerta del Sol.
La Junta Electoral Central ha acordado prohibir las manifestaciones convocadas para el sábado, 22 de mayo, jornada de reflexión en toda España. Se trata de una controvertida decisión, que muchos demócratas no compartimos por considerarla un exceso. En realidad, la propia existencia de la jornada de reflexión es absurda. En la que fue la primera democracia instaurada en el mundo moderno, la estadounidense, no existe nada parecido. Los partidos pueden hacer campaña en la misma puerta de los colegios electorales.
La jornada de reflexión tiene, quizás, una sola virtud: brindarnos un descanso al impedir que siga la vocinglería y demagogia de esa clase política cuyos vicios están siendo precisamente cuestionados por el movimiento Democracia Real Ya. Un movimiento que no es apolítico, como algunos despistados proclaman, sino apartidista en todo caso. Sería una contradicción en sus térmios reclamar cambios en las condiciones sociales, amén de una reforma específica de la ley electoral y pretender que eso no es intervención política. Y a mucha honra, porque la Política —el gobierno de la ciudad (polis) en la tradición clásica— es algo demasiado serio como para dejarlo únicamente en manos de un clan privilegiado de políticos profesionales que no se ha preocupado de depurar a sus miembros más abyectos y corruptos.
Y los que no son corruptos, en lugar de defender los derechos de la ciudadanía, se han plegado a la dictadura de los poderes económicos, especialmente los financieros, directamente vinculados con toda suerte de maniobras delictivas. Con toda la indefinición propia de un movimiento embrionario, los miles de ciudadanos y ciudadanas que se han reunido en las plazas de las ciudades españolas secundando el llamamiento de Democracia Real Ya, gozan de toda la legitimidad del mundo para seguir en esas plazas. ¿O es que la madrileña Puerta del Sol sólo puede acoger multitudes en Nochevieja, o en período de rebajas comerciales?
La jornada de reflexión tiene, quizás, una sola virtud: brindarnos un descanso al impedir que siga la vocinglería y demagogia de esa clase política cuyos vicios están siendo precisamente cuestionados por el movimiento Democracia Real Ya. Un movimiento que no es apolítico, como algunos despistados proclaman, sino apartidista en todo caso. Sería una contradicción en sus térmios reclamar cambios en las condiciones sociales, amén de una reforma específica de la ley electoral y pretender que eso no es intervención política. Y a mucha honra, porque la Política —el gobierno de la ciudad (polis) en la tradición clásica— es algo demasiado serio como para dejarlo únicamente en manos de un clan privilegiado de políticos profesionales que no se ha preocupado de depurar a sus miembros más abyectos y corruptos.
Y los que no son corruptos, en lugar de defender los derechos de la ciudadanía, se han plegado a la dictadura de los poderes económicos, especialmente los financieros, directamente vinculados con toda suerte de maniobras delictivas. Con toda la indefinición propia de un movimiento embrionario, los miles de ciudadanos y ciudadanas que se han reunido en las plazas de las ciudades españolas secundando el llamamiento de Democracia Real Ya, gozan de toda la legitimidad del mundo para seguir en esas plazas. ¿O es que la madrileña Puerta del Sol sólo puede acoger multitudes en Nochevieja, o en período de rebajas comerciales?
Pero la ley es la ley, amigo Sancho, y si esas multitudes decidieran perseverar en su actitud de concentrarse en las plazas de las ciudades, estarían desobedeciendo la ley. Si lo hacen de manera pacífica, la suya será una desobediencia civil en toda regla. Permítanme resumir algunos conceptos básicos que pueden encontrar descritos con mayor amplitud en mi libro Manual práctico para la desobediencia civil, del que encontrarán alguna reseña pinchando sobre la portada que se reproduce en el margen izquierdo de esta página.
La desobediencia civil es una forma de protesta que se sustancia en la negativa, por métodos pacíficos, a cumplir una disposición legal.
La doctrina jurídica más aceptada considera que alguien comete un acto de desobediencia civil: «si, y sólo si, actúa de manera ilegal, pública, sin violencia y conscientemente, con la intención de frustrar las leyes, políticas o decisiones de un gobierno». Esta definición se ajusta a la doctrina expuesta por el norteamericano John Rawls en su Theory of Justice. La desobediencia civil se diferencia de otras formas legítimas de resistencia (rebelión, por ejemplo) en el carácter expresamente no violento de sus acciones.
La desobediencia civil se inspira en la acción del ciudadano estadounidense Henry David Thoreau, que en 1846 fue encarcelado en su ciudad natal de Concord (Massachusetts) por negarse a pagar impuestos. La razón que adujo para negar su colaboración financiera al Estado fue la de no estar dispuesto a sostener a un gobierno que mantenía la esclavitud y una guerra injusta, como la que en ese momento Estados Unidos había declarado a México con propósitos anexionistas. Thoreau resumió su doctrina en un manifiesto titulado Sobre el deber de la desobediencia civil.
En 1896, Mohandas K. Gandhi, mientras se hallaba preso en una cárcel de Sudáfrica por su defensa de los derechos civiles, tuvo acceso al libro de Thoreau y decidió adoptar los principios de la desobediencia civil en sus campañas de lucha por los derechos civiles y, finalmente, en el movimiento de independencia de la India. Destacados activistas, como el filósofo Bertrand Russell o el líder de color Martin Luther King, han propugnado esta forma de protesta. En España, la desobediencia civil ha sido practicada con especial intensidad por el movimiento de insumisión al servicio militar obligatorio.
Desobedecer la ley con la intención de frustrar las decisiones de una autoridad o de un gobierno no es lo mismo que saltarse un semáforo, defraudar a la Hacienda Pública o robarle el bolso a una anciana, actitudes ambas que también son contrarias a la ley. De lo que se trata aquí, precisamente, es de actuar para introducir un cambio. Pero mientras que el delincuente actúa de forma anónima, aquí el desobediente ejerce su acción de manera pública, asumiendo incluso lo que algunos juristas han denominado "el derecho a sufrir" la pena implícita en la ley en caso de incumplimiento.
El Gobierno tiene ante sí una difícil papeleta. Pues el cumplimiento de una decisión como la que acaba de tomar la Junta Electoral Central plantea grandes problemas. Los cuerpos policiales antidisturbios han adquirido un notable know how en la represión incruenta de manifestaciones. Pero la magnitud numérica de la multitud reunida en la Puerta del Sol podría sobrepasar esa "capacidad técnica". Hay en la historia tristes ejemplos —Arimtsar (India), Tiannamen (China) o Tlatelolco (México)—de lo que ha sucedido cuando Cuerpos Armados han actuado contra concentraciones multitudinarias. Nuestra emblemática Puerta del Sol no puede convertirse en un Peterloo por la intransigencia e imprudencia de la Junta Electoral Central.
La masacre de Peterloo
La Revolución francesa tuvo en Inglaterra el efecto de aplazar muchas reformas sociales que el rápido progreso industrial hacía necesarias. Toda propuesta de los radicales era invariablemente asociada a la influencia francesa, y por tanto considerada políticamente incorrecta. En marzo de 1819 se formó la Manchester Patriotic Union Society, con el objetivo de obtener reformas parlamentarias, entre ellas el sufragio universal. El 16 de agosto invitaron a los oradores Major Cartwright, Henry Hunt y Richard Carlile a dar una charla pública en Manchester.
La Revolución francesa tuvo en Inglaterra el efecto de aplazar muchas reformas sociales que el rápido progreso industrial hacía necesarias. Toda propuesta de los radicales era invariablemente asociada a la influencia francesa, y por tanto considerada políticamente incorrecta. En marzo de 1819 se formó la Manchester Patriotic Union Society, con el objetivo de obtener reformas parlamentarias, entre ellas el sufragio universal. El 16 de agosto invitaron a los oradores Major Cartwright, Henry Hunt y Richard Carlile a dar una charla pública en Manchester.
Las autoridades locales, considerando que la convocatoria podría convertirse en un motín, concentraron un gran número de soldados. Cuatro escuadrones de caballería del 15 regimiento de Húsares (600 hombres), varios cientos de soldados de infantería, Cheshire Yeomanry Cavalry (400 hombres), Manchester and Salford Yeomanry (120 hombres) más un destacamento de la Royal Horse Artillery con dos cañones y otros 400 hombres de la guarnición regular.
Sobre el mediodía, se estima que unas 50.000 personas se habían concentrado en la zona de St. Peter's Field, lo que decidió a las autoridades a ordenar la interrupción del mitin. El ejército entró en acción y el resultado fue de 11 muertos y 400 heridos. La masacre, que provocó una gran indignación entre los intelectuales de la época, fue llamada de Peterloo por alusión a la derrota francesa en Waterloo.
Masacre de Arimtsar
En 1919, una manifestación por los derechos civiles en esta localidad de la India fue reprimida a tiros por el ejército británico, causando 380 muertos y 1.200 heridos.
Masacre de Tlatelolco
El 2 de octubre de 1968 cerca de diez mil personas, estudiantes en su mayoría, se habían reunido en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en México, para protestar contra el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, que ordenó a la policía reprimir violentamente a los manifestantes. Al cabo de 29 minutos de fuego intenso, alrededor de 500 personas yacían sin vida en el suelo.
Masacre de Tiananmen
Plaza ubicada en el corazón de Pekín, con una extensión de 40 hectáreas es la más grande del mundo. Escenario de los acontecimientos más importantes de la vida política china en los últimos 50 años. El 4 de junio de 1989 tanques y soldados del ejército chino dispararon a sangre fría contra miles de estudiantes y trabajadores que protestaban en la plaza Tiananmen contra la corrupción y la burocracia del presidente Deng Xiaoping.
Sobre el mediodía, se estima que unas 50.000 personas se habían concentrado en la zona de St. Peter's Field, lo que decidió a las autoridades a ordenar la interrupción del mitin. El ejército entró en acción y el resultado fue de 11 muertos y 400 heridos. La masacre, que provocó una gran indignación entre los intelectuales de la época, fue llamada de Peterloo por alusión a la derrota francesa en Waterloo.
Masacre de Arimtsar
En 1919, una manifestación por los derechos civiles en esta localidad de la India fue reprimida a tiros por el ejército británico, causando 380 muertos y 1.200 heridos.
Masacre de Tlatelolco
El 2 de octubre de 1968 cerca de diez mil personas, estudiantes en su mayoría, se habían reunido en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en México, para protestar contra el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, que ordenó a la policía reprimir violentamente a los manifestantes. Al cabo de 29 minutos de fuego intenso, alrededor de 500 personas yacían sin vida en el suelo.
Masacre de Tiananmen
Plaza ubicada en el corazón de Pekín, con una extensión de 40 hectáreas es la más grande del mundo. Escenario de los acontecimientos más importantes de la vida política china en los últimos 50 años. El 4 de junio de 1989 tanques y soldados del ejército chino dispararon a sangre fría contra miles de estudiantes y trabajadores que protestaban en la plaza Tiananmen contra la corrupción y la burocracia del presidente Deng Xiaoping.
Un artículo muy interesante y didáctico. Gracias
ResponderEliminarEstás que echas hunmo por las orejas ¡qué intensidad de escritura la tuya y en tan poco tiempo!
ResponderEliminarEl artículo ant. lo enlacé para publicarlo el lunes -el enlace- y se pasen por aquí a leerlo.
Por el mismo coste pondré también éste.
Un abrazo: PAQUITA
Normalmente me lo tomo con más sosiego y publico con intervalos semanales. Hay más bitácoras que longanizas y no es cosa de volvernos locos. 'La vida es eso que sucede mientras tú estás muy ocupado' (Lennon/Séneca). Pero lo de estos días en las plazas de nuestros ciudades es un hecho extraordinario que refuerza la esperanza en el viejo dicho: 'No hay mal que cien años dure'. Esperemos que tampoco el Neoliberalismo.
ResponderEliminar(El pesimista: 'vale, pero pudiera durar 99'. Que le den. :-)
Para abonar más las dudas entró un comentarista -sin identificar- que menciona su disconformidad con la lectura que se da del voto en blanco. Mi marido me confirma lo expuesto por el sujeto.
ResponderEliminarMañana por la mañana lo resuelvo.
Besicos: PAQUITA
sábado 22 de Mayo?
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