La petición de restablecer un subsidio de 426 euros para los parados de larga duración en el programa de Democracia Real Ya no es una medida muy revolucionaria que se diga. Pide que se restablezca una prestación situada por debajo del umbral de pobreza. Lo revolucionario, conceptual y políticamente hablando, sería abogar por la instauración de una Renta Básica de Ciudadanía.
Aunque no es el programa que yo personalmente apetecería para enfrentarse a una crisis sistémica del capitalismo, tampoco tengo porqué oficiar de aguafiestas poniéndole muchas pegas. Si estos jóvenes necesitan inventar ahora un programa es porque se han encontrado con la pizarra vacía. La Izquierda Establecida, en su conjunto, lleva años dedicada a discutir cuestiones del tipo género de los ángeles, en vez de consolidar un programa (programa, programa, programa, que decía Julio Anguita) que aplique la experiencia de años de luchas obreras. Hablando en plata, la cuestión social —el reparto de la riqueza socialmente generada—, ha sido ostensiblemente aparcada durante los años de bonanza económica.
Años en los que, salvo el Instituto Nacional de Estadística (INE) que los registraba, nadie hablaba de los 8.500.000 de pobres. Es decir, de las personas situadas por debajo del umbral de pobreza. Entre las cuales figuran muchos jubilados con pensiones bajísimas y desempleados obligados a sobrevivir con un subsidio de 426 euros. No se hablaba en el debate político, pero tampoco en las tertulias habituales de los medios de comunicación. Por no hablar, apenas se hablaba de ello en el seno de los movimientos alternativos. Se podía hablar de precariedad, pero sin analizar al detalles las políticas oficiales que fijaban la pobreza por Decreto.
¿Por qué 426 y no 420 o 240 euros? Por qué no los 465 euros que les corresponderían conforme a lo estipulado en el Estatuto de los Trabajadores, que fijaba el subsidio en el 75% del Salario Mínimo Interprofesional. Para no repetir aquí la historia algo cutre de esta prestación, si alguien desea conocerla puede recurrir a leer La insoportable levedad del IPREM, un artículo que escribí hace ya tiempo.
Volviendo al programa elaborado en la Puerta del Sol, hay un aspecto que considero que debe ser reconsiderado. En concreto, el que, dentro de la rúbrica "Contra el desempleo", solicita el Restablecimiento del subsidio de 426 euros para todos los parados de larga duración.
Si los lectores se han molestado en leer el mentado artículo sobre la génesis del actual subsidio, habrán comprobado que ya en su origen llevaba implícito un recorte a la baja de la cuantía de la prestación anterior. Pero no radica ahí mi principal objección a que esa reivindicación figure, tal cual, dentro del programa de la Spanish Revolution. Considero que aspirar a una prestación situada por debajo del umbral de pobreza es bastante poco revolucionaria. Les recuerdo que el INE establece ese pórtico en un ingreso inferior a los 646 euros x 12 mensualidades.
Además, un subsidio (subsidium) tiene connotaciones cuasi ortopédicas, algo que literalmente te ponen debajo (sub) de la silla (sedes) para ayudarte a sostenerte en caso de minusvalía económica. Y en una crisis como la actual, generada por la delincuencia financiera internacional, en un sistema incapaz de crear empleo, pedir ayudas de este tipo no se corresponde con la dignidad a la que debe aspirar un movimiento que aspira a mejorar la calidad de nuestra democracia .
Lo revolucionario, conceptual y políticamente hablando, sería abogar por la instauración de un Ingreso Universal Garantizado, lo que en la jerga habitual llamamos Renta Básica de Ciudadanía. Y para no cansarles en su descripción, me remito igualmente a otro artículo previo que encontrarán aquí.
No permitamos sequedad de miras en las reivindicaciones del movimiento DRY.
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P.S. Hoy, a las 19,30 h, presento el libro Pensiones en peligro... en el Ateneo Republicano de Valladolid, c/ Piedad, 1. Justo cuando el Congreso de los Diputados retoma la Reforma del sistema público de pensiones, mientras la banca sigue sin pagar lo que nos debe.
Hola. Agradecerte tus ideas en estos días de debate que matizaría en el sentido de que DRY no representa a la gente de Sol. Pienso que la gente de Sol esta formada por todos los que hemos acudido allí en el transcurso de estos días.Gracias.
ResponderEliminarYo estuve presente en una asamblea de la Puerta del Sol y me pareció que algunos de los puntos que se aprobaban pecaban de ingenuidad por excesivamente utópicos, atractivamente utópicos,claro, pero irrealizables por el momento. En cambio, esto de los 426 euros peca de lo contrario. Y es que lo grande es que una cantidad bastante superior, y no solamente para las personas en una situación económica desesperada, es perfectamente asumible, como habéis demostrado los estudiosos del tema. Con unos cuantos datos y una calculadora, los que han establecido esa cifra se habrían dado cuenta de que esa cantidad se quedaba demasiado corta. Yo creo que estaban tan indignados por la escandalosamente injusta supresión de ese subsidio que no se les ocurrió otra cosa más que exigir su reposición.
ResponderEliminarPor eso es de agradecer la labor pedagógica a la que algunos os dedicáis en medio de tanto opinador y tertuliano mercenario tan presente en nuestros medios.
Bien dicho. Renta Básica ya. Por dignidad y contra la crisis, para que nadie pueda comprarnos como mercancía, para que el mercado de trabajo sea de verdad «libre», como dicen los capitalistas.
ResponderEliminarEs decir, «...que entre los participantes de una transacción comercial no haya coerción, ni fraude, etc, o, más en general, que todas las transacciones sean voluntarias.», tal como se lee a día de hoy en la Wikipedia, Mercado libre.
Resulta que el proletario no es libre de ofrecerse al mercado sino que, si ha de vivir, está obligado a ello y ha de tragar con lo que le quieran dar. Ultimamente, además, ha de mostrarse dócil, sumiso y de derechas si quiere un lugar en el mundo.
Totalmente de acuerdo con todos. La "libertad económica" nos deja en manos de la coacción privada. Es la ley del más fuerte en un excluyente Monopoly en el que ni siquiera partimos del mismo punto. La renta básica, que de un modo limitado ya existe en el País Vasco, sería el único módo de librarse hasta cierto punto de este chantaje radical, basado en las necesidades vitales, un chantaje que coarta tanto a los parados como a los temerosos trabajadores impidiéndoles cosas como una opinión libre en el entorno laboral u objetar conciencia ante determinados trabajos o ante algunos comportamientos que se exigen en el trabajo. Más aún, sabemos que sería viable una renta básica global con cargo a una fiscalidad sobre las transacciones financieras, o reduciendo levemente los presupuestos de armamento. ¿Por qué motivo hemos de pedir menos si el único obstáculo para esto es la voluntad política? Que sean los gobernantes los que rebajen el logro de lo que es justo, mientras puedan. A los convencidos nos toca desmentir la doctrina liberal según la cual el estado no puede plantearse eso... después de que esa doctrina lo esté arruinando.
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