Troy Davis ha sido ejecutado el pasado miércoles en el estado de Georgia (EEUU), a pesar de las muchas dudas sobre su culpabilidad. Troy Davis llevaba más de 20 años en el corredor de la muerte acusado de un crimen que posiblemente no cometió. Nunca hubo pruebas determinantes en su contra y la gran mayoría de los testigos que en su día le acusaron del crimen, ahora se han retractado de sus declaraciones. No obstante, en aplicación de una legislación tan errónea como cruel, Troy Davis fue asesinado legalmente.
En los Estados Unidos de América del Norte, todo condenado a muerte tiene el derecho a decir unas últimas palabras. Troy Davis hizo uso de ese derecho. No tomó sin embargo su última cena ni quiso ingerir el tranquilizante para que el proceso fuera más llevadero
A pesar de la tortura a la que fue sometido, con apelaciones de último segundo y el espejismo de que quizá salvase la vida, Davis se mantuvo sereno hasta el final. Dicen las crónicas que "Sólo parpadeó sincopadamente cuando los medicamentos que pondrían fin a su vida comenzaron a recorrer su flujo sanguíneo. Pero antes de que eso sucediera, el hombre de 42 años que llevaba desde los 20 encerrado en el corredor de la muerte dejó oír su voz. Mirando a los familiares del policía que la justicia asegura que asesinó a tiros en 1989, Mark McPhail, proclamó, por última vez, su inocencia":
"Soy inocente. Yo no lo hice. Siento mucho su pérdida. Pero yo no maté a su padre, hermano o hijo".
En los Estados Unidos de América del Norte, la palabra ‘libertad' se pronuncia con tanta devoción como si se invocara el sagrado nombre de alguna divinidad. Pero en los Estados Unidos de América del Norte, una legislación tan errónea como cruel insiste en privar de la vida a los condenados por delitos mayores, incluso cuando existen dudas razonables sobre la culpabilidad.
¿Dónde está ese 'derecho innato a la vida' consagrado como una de las cuatro garantías fundamentales reconocidas en la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia promulgada el 12 de junio de 1776?
That all men are by nature equally free and independent, and have certain inherent rights, of which, when they enter into a state of society, they cannot by any compact deprive or divest their posterity; namely, the enjoyment of life and liberty, whith the means of acquiring and possessing property, and pursuing and obtaining happiness and safety.
[Todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos, de los que, cuando entran en estado de sociedad, no pueden privar o desposeer a su posterioridad por ningún pacto, a saber: el goce de la vida y de la libertad, con los medios de adquirir y poseer la propiedad y de buscar y obtener la felicidad y la seguridad].
A pesar de la tortura a la que fue sometido, con apelaciones de último segundo y el espejismo de que quizá salvase la vida, Davis se mantuvo sereno hasta el final. Dicen las crónicas que "Sólo parpadeó sincopadamente cuando los medicamentos que pondrían fin a su vida comenzaron a recorrer su flujo sanguíneo. Pero antes de que eso sucediera, el hombre de 42 años que llevaba desde los 20 encerrado en el corredor de la muerte dejó oír su voz. Mirando a los familiares del policía que la justicia asegura que asesinó a tiros en 1989, Mark McPhail, proclamó, por última vez, su inocencia":
"Soy inocente. Yo no lo hice. Siento mucho su pérdida. Pero yo no maté a su padre, hermano o hijo".
En los Estados Unidos de América del Norte, la palabra ‘libertad' se pronuncia con tanta devoción como si se invocara el sagrado nombre de alguna divinidad. Pero en los Estados Unidos de América del Norte, una legislación tan errónea como cruel insiste en privar de la vida a los condenados por delitos mayores, incluso cuando existen dudas razonables sobre la culpabilidad.
¿Dónde está ese 'derecho innato a la vida' consagrado como una de las cuatro garantías fundamentales reconocidas en la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia promulgada el 12 de junio de 1776?
That all men are by nature equally free and independent, and have certain inherent rights, of which, when they enter into a state of society, they cannot by any compact deprive or divest their posterity; namely, the enjoyment of life and liberty, whith the means of acquiring and possessing property, and pursuing and obtaining happiness and safety.
[Todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos, de los que, cuando entran en estado de sociedad, no pueden privar o desposeer a su posterioridad por ningún pacto, a saber: el goce de la vida y de la libertad, con los medios de adquirir y poseer la propiedad y de buscar y obtener la felicidad y la seguridad].
Momentos antes de su ejecución, Davis envió un comunicado a las asociaciones que han luchado denodadamente por impedir este asesinato legal:
"La lucha por la justicia no se agota en mí. Esta lucha es para todos los Troy Davis que vinieron antes que yo y todos los que vendrán después de mí. Estoy de buen humor, en oración y en paz. Pero no voy a dejar de luchar hasta que haya tomado mi último aliento".
Henry David Thoreau, uno de los más ilustres hijos de los Estados Unidos de América del Norte, señaló, en su Desobediencia Civil, que: "Bajo un Gobierno que encarcela injustamente, el lugar del hombre justo está en la cárcel". Afirma Thoreau que "El Estado nunca se enfrenta voluntariamente con la conciencia intelectual o moral de un hombre, sino con su cuerpo, con sus sentidos. No se arma de honradez o de inteligencia sino que recurre a la fuerza física".
Enfrentado al trance final, en el último minuto David Troy ha demostrado con su entereza ser mucho más justo y mucho más fuerte que quienes administran justicia en su país. Pero eso no nos sirve de consuelo. Lo han asesinado legalmente y mientras más de 3.200 Troy Davis aguardan la misma suerte en los llamados corredores de la muerte de los Estados Unidos de América del Norte, tierra, dicen, de la libertad.
Uno puede aceptar la muerte con estoicismo, pero no con resignación. Escuchemos [aquí] la estentórea voz de Dylan Thomas advirtiéndonos de que no deberíamos 'entrar dócilmente en esa noche quieta'
"La lucha por la justicia no se agota en mí. Esta lucha es para todos los Troy Davis que vinieron antes que yo y todos los que vendrán después de mí. Estoy de buen humor, en oración y en paz. Pero no voy a dejar de luchar hasta que haya tomado mi último aliento".
Henry David Thoreau, uno de los más ilustres hijos de los Estados Unidos de América del Norte, señaló, en su Desobediencia Civil, que: "Bajo un Gobierno que encarcela injustamente, el lugar del hombre justo está en la cárcel". Afirma Thoreau que "El Estado nunca se enfrenta voluntariamente con la conciencia intelectual o moral de un hombre, sino con su cuerpo, con sus sentidos. No se arma de honradez o de inteligencia sino que recurre a la fuerza física".
Enfrentado al trance final, en el último minuto David Troy ha demostrado con su entereza ser mucho más justo y mucho más fuerte que quienes administran justicia en su país. Pero eso no nos sirve de consuelo. Lo han asesinado legalmente y mientras más de 3.200 Troy Davis aguardan la misma suerte en los llamados corredores de la muerte de los Estados Unidos de América del Norte, tierra, dicen, de la libertad.
Uno puede aceptar la muerte con estoicismo, pero no con resignación. Escuchemos [aquí] la estentórea voz de Dylan Thomas advirtiéndonos de que no deberíamos 'entrar dócilmente en esa noche quieta'
Do not go gentle into that good night
Dylan Thomas
Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.
Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.
Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.
Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.
Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.
And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.
Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,
porque sus palabras no ensartaron relámpagos
no entran dócilmente en esa noche quieta.
Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo
con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera
y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino
no entran dócilmente en esa noche quieta.
Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrante
cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo
maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
Rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Dylan Thomas
Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.
Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.
Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.
Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.
Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.
And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.
Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,
porque sus palabras no ensartaron relámpagos
no entran dócilmente en esa noche quieta.
Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo
con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera
y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino
no entran dócilmente en esa noche quieta.
Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrante
cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros
rabian, rabian contra la agonía de la luz.
Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo
maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas.
No entres dócilmente en esa noche quieta.
Rabia, rabia contra la agonía de la luz.
Emocionante.
ResponderEliminarLa pena de muerte es una respuesta jurídica atroz. Entiende la vida de forma burda y la valora como algo plano, mecánico y fácilmente computable. Así, el delincuente paga su deuda a la sociedad en una moneda equiparable al daño infligido: da su vida por la del agredido. Esto es ya una aberración, pues la historia personal (la mayor parte de las veces traumática y desarraigada), la situación psicológica (muchos agresores están al límite de la deficiencia mental) y también el entramado afectivo y familiar de víctima y agresor convierten el cruel "resarcimiento" a la víctima en algo imposible de calibrar. ¿Se valora el sufrimiento de los familiares del agresor? ¿Alguien le pregunta a los familiares de la víctima si se van a sentir más a gusto con el ajusticiamiento? Un magnífico reportaje que vi hace años demostraba que si los familiares de las víctimas hablaban con el agresor les servía para dar consistencia humana al "monstruo", les ayudaba a explicar la injusta e irracional agresión a su ser querido. En suma: beneficiaba a ambas partes. ¿Se tiene esto en cuenta? No.
ResponderEliminar.
Pero supongamos que se acepta intercambio vital como moneda válida. ¿A qué viene la tormentosa agonía de un chaval de 20 años sufriendo por otros 20 la intolerable espera de la muerte?
Malditos yankees hijos de puta, eso son 2 condenas en una. Y casi peor es la de la espera terrible que la de la muerte. Si esa moneda vale, ?por qué no lo matáis en el momento?
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Pero además, explicadme cómo es posible que ante la más mínima probabilidad de fallar en el veredicto podáis seguir apoyando la ejecución de un ser humano, a esas alturas probablemente rehabilitado. He leído estadísticas muy preocupantes de los fallos con jurado en USA emitidos por algunos estudiosos, y la probabilidad de error es enorme e inaceptable.
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En suma: los USA son un Estado asesino, militarizado y cruel. Es imposible conocer su funcionamiento y no sentir asco. Malditos sean. Malditos sean mil veces.