Éramos pocos y parió la abuela. Tras la negativa de la concejala Botella a conceder el bono transporte gratuito a los parados madrileños, José Bono, todavía presidente del Parlamento, ha invitado a un almuerzo con bogavante a otras altas magistraturas del Estado. Pero cuando mira hacia la plebe le molesta que haya gente cobrando el subsidio de desempleo: "no puede ser más atractivo el paro que una oferta de trabajo", ha dicho este otro bien pagao alimentando de forma inmoral la falacia de que los desempleados son una alegre panda de vagos redomados.
Lo que es bueno para Bono no es bueno para los desafortunados en situación de desempleo. José Bono es un hombre tremendamente activo, pues aunque católico confeso, parece calvinista. Pues, pese a su dilatada carrera política, las horas dedicadas al servicio público no le han impedido ocuparse de sus asuntos propios con extraordinaria eficacia. Lo que le ha permitido acumular un notable patrimonio.
El ex presidente de Castilla-La Mancha, ex ministro de Defensa y, pronto, ex presidente del Congreso de los Diputados —con sueldo de 170.000 euros anuales, prácticamente el doble de lo que cobra Rodríguez Zapatero— se ha despedido del cargo organizando un almuerzo en su despacho de las Cortes a otras altas magistraturas del Estado, entre las que se encontraba el propio Rey. Como es gente que cuida la línea, se tomaron un menú a base de "ensalada de bogavante con tomate y tartar de salmón, lomo de rodaballo con verduritas asadas y fruta preparada con sorbete de manzana verde". Nada que ver con esos alimentos groseros de alto contenido calórico que consumen los pringaos que perciben un subsidio de 400 euros mensuales.
Con tan delicados manjares no es extraño que nuestras altísimas autoridades tengan una gran claridad mental para analizar los problemas del país. Antes de pasar al bogavante, En una breve pero clarividente declaración, el monarca declaró que España tendrá que hacer "bastantes" o "muchos" sacrificios en el futuro. Posteriormente, José Bono ha tenido la feliz idea de sugerir que hay que replantearse el gasto en desempleo, porque hay parados que no se encuentran incentivados para encontrar trabajo: "no puede ser mas atractivo el paro que una oferta de trabajo".
Éramos pocos y parió la abuela. Anteayer traíamos aquí a colación la negativa de la concejala Botella a conceder el bono transporte gratuito a los parados madrileños. Ayer nos encontramos con la impresentable ocurrencia de José Bono sobre el subsidio de desempleo. Hoy, con que Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla la Mancha y mano derecha —en todos los sentidos de la expresión— del líder del PP, Mariano Rajoy, ha cuestionado el actual modelo de prestaciones por desempleo. "Los trabajadores deben tener un mínimo de cobertura y habrá que negociar hasta qué punto la tienen que tener todos en la extensión que ahora, o sólo una parte o todos", ha afirmado Cospedal tras conocerse las últimas cifras de paro.
¿Fueron los trabajadores los que crearon la crisis actual con su desidia? ¿Se puede afirmar sin sentir sonrojo que hay en España al menos 4.226.744 empleos sin cubrir porque son despreciados por otros tantos holgazanes oficialmente registrados que viven alegremente del presupuesto público? Del mismo presupuesto, no se olvide, que permite llevar una regalada vida, bogavantes incluidos, al Monarca Juan Carlos I, José Bono, Ana Botella y demás gentes de buen vivir y dudosa eficacia a la hora de proceder a la gobernación de las cosas de esta España nuestra. Que ellos, a costa del presupuesto, hacen suya sin pedir permiso, sin sentir sonrojo.
El ex presidente de Castilla-La Mancha, ex ministro de Defensa y, pronto, ex presidente del Congreso de los Diputados —con sueldo de 170.000 euros anuales, prácticamente el doble de lo que cobra Rodríguez Zapatero— se ha despedido del cargo organizando un almuerzo en su despacho de las Cortes a otras altas magistraturas del Estado, entre las que se encontraba el propio Rey. Como es gente que cuida la línea, se tomaron un menú a base de "ensalada de bogavante con tomate y tartar de salmón, lomo de rodaballo con verduritas asadas y fruta preparada con sorbete de manzana verde". Nada que ver con esos alimentos groseros de alto contenido calórico que consumen los pringaos que perciben un subsidio de 400 euros mensuales.
Con tan delicados manjares no es extraño que nuestras altísimas autoridades tengan una gran claridad mental para analizar los problemas del país. Antes de pasar al bogavante, En una breve pero clarividente declaración, el monarca declaró que España tendrá que hacer "bastantes" o "muchos" sacrificios en el futuro. Posteriormente, José Bono ha tenido la feliz idea de sugerir que hay que replantearse el gasto en desempleo, porque hay parados que no se encuentran incentivados para encontrar trabajo: "no puede ser mas atractivo el paro que una oferta de trabajo".
Éramos pocos y parió la abuela. Anteayer traíamos aquí a colación la negativa de la concejala Botella a conceder el bono transporte gratuito a los parados madrileños. Ayer nos encontramos con la impresentable ocurrencia de José Bono sobre el subsidio de desempleo. Hoy, con que Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla la Mancha y mano derecha —en todos los sentidos de la expresión— del líder del PP, Mariano Rajoy, ha cuestionado el actual modelo de prestaciones por desempleo. "Los trabajadores deben tener un mínimo de cobertura y habrá que negociar hasta qué punto la tienen que tener todos en la extensión que ahora, o sólo una parte o todos", ha afirmado Cospedal tras conocerse las últimas cifras de paro.
¿Fueron los trabajadores los que crearon la crisis actual con su desidia? ¿Se puede afirmar sin sentir sonrojo que hay en España al menos 4.226.744 empleos sin cubrir porque son despreciados por otros tantos holgazanes oficialmente registrados que viven alegremente del presupuesto público? Del mismo presupuesto, no se olvide, que permite llevar una regalada vida, bogavantes incluidos, al Monarca Juan Carlos I, José Bono, Ana Botella y demás gentes de buen vivir y dudosa eficacia a la hora de proceder a la gobernación de las cosas de esta España nuestra. Que ellos, a costa del presupuesto, hacen suya sin pedir permiso, sin sentir sonrojo.