domingo, 24 de agosto de 2014

Formalismos caniculares: ¿carnet o carné?


Entrada en la que, aprovechando el parón canicular, se aclaran algunas cuestiones formales.

El mundo gira también durante el verano y no dejan de acaecer en el mundo cosas terribles, pero a este escribidor, entre idas y venidas, amén de lo que en griego dícese aergia y en castellano galbana producida por la canícula, le faltan fuerzas para estar al tanto de todo. Por lo que aprovecha para dar cuenta de algunas cuestiones formales que le han sido presentadas por diversos lectores.

Empezando por el título del blog. ¿Debe escribirse carnet o carné? Si en un texto formal tuviera que hacer referencia al librito de apuntaciones o documento que se expide a favor de una persona, provisto de su fotografía y que la faculta para ejercer ciertas actividades o la acredita como miembro de determinada agrupación, me atendría a la regla fijada por el DRAE y escribiría "carné". Pero una bitácora es como un huerto en cuya entrada cada cual pone el nombre que le peta. Para gustos, colores, y así como no me sabe igual un whiskey que un güisqui, me parece más eufónico el galicismo carnet. Recogido en su día por el Diccionario histórico de la lengua española (1933-1936):

   
CARNET. Galicismo. m. Librito de memoria que se suele traer en el bolsillo, y por ext. documento o conjunto de documentos de uso frecuente, como abonos de ferrocarril o de espectáculos, tarjetas de identidad, pases de libre circulación. etc., cuyo dueño necesita llevar siempre consigo, y que para evitar su deterioro, se encuaderna en forma de carnet. ~ «Mientras él, cortés y frío, solicitaba de ella el honor de acompañarla, y ella, por disimular, miraba en su carnet si tenia el ambigú comprometido.» Martínez Zuviria, Pequeñas grandes almas, ed. 1907, p. 142. ~ «Iban con carnets vendiendo números para la rifa.» > Pío Baroja, Camino de perfección, ed. 1913. p. 18. ~ «El secretario toma nota en un carnet.» Azorín, Parlamento Esp., ed. 1916, p. 363. ~ «Reflexiono sobre mi conducta y humildemente escribo en mi carnet,» Luís de Tapia, Así vivimos, ed. 1916, p. 32. ~ «Apenas aparece el revisor, un individuo saca un carnet con rojas tapas.» Idem, p. 205. .~ «Escribe en tu carnet de baile un vals, el último, un vals para mí.» A. Gómez de la Serna> Greguerías, ed. 1919, p. 73.


En cualquier caso, tanto la forma carnet como la hispanización carné son válidas en español, así como los derivados carnetizar y carnetización

La recomendación tradicional era emplear la adaptación carné; sin embargo, la vigesimotercera edición del Diccionario académico ha incorporado carnet como voz española, por lo que su uso es también adecuado sin necesidad de escribirla en cursiva o entre comillas. Su plural es carnets.

Asimismo, son admisibles el verbo carnetizar (‘dotar de carné de identificación a alguien') y el sustantivo carnetización (‘acción y efecto de carnetizar'), que se utilizan en algunos países como Bolivia, Colombia, Venezuela y Perú. Por tanto, son correctas frases como «Detenidos en un día cuatro hombres en Palma por conducir sin carnet», «Una medida clave fue carnetizar a todos los integrantes» y «En septiembre concluyó un proceso de carnetización de tres meses».



Otrosí digo del oficio de inventor de libros declarado en el perfil que figura en el encabezado de página, que también extraña a muchos, no faltando quienes, en pleno uso de su libre albedrío, se lo toman a chacota. ¿Acaso un libro no es un pequeño invento de la razón? Tanto como el método oral puro para enseñar a hablar, leer y escribir a los sordomudos, inventado por fray Pedro Ponce de León, a cuya memoria hay erigida una estatuta en el madrileño parque de El Retiro.



A propósito de uno de estos inventos míos, el librito ¿Qué es la Desobediencia Civil?, que por estos predios ha pasado sin mayor pena ni gloria, me complace anotar en este carnet que en su edición mexicana va por la cuarta reimpresión. 

Y por último, estoy convencido de que tampoco conviene prodigarse demasiado en los muros digitales. Pues lo poco gusta (a veces) y lo mucho cansa, corriéndose además el riesgo de escribir alguna que otra tontería. Como alguien escribió en una pared de la ciudad de Herculano:

Admiror te, paries, non cecidisse ruina qui tot scriptorium taedia sustineas. 

(Oh, pared, me maravilla que no te hayas hundido bajo el peso de tantas necedades)