domingo, 18 de diciembre de 2016

Sindicatos: bienvenidos al mundo real

¡Albricias, parece que los sindicatos comienzan a caerse del burro! Tras varias décadas enarbolando pancartas con esa leyenda viejuna de "más y mejor empleo" a la par que la automatización lo destruía en las empresas, ahora UGT habla, por primera vez, de implantar un impuesto tecnológico como una vía de financiación de las pensiones.

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha sugerido en el Congreso que el presupuesto de la Seguridad Social para todas las pensiones contributivas se complemente con impuestos. Para lograr recursos, entre otras vías (gravamen a las grandes fortunas, eliminación de las bases máximas de cotización suprimir las subvenciones a la contratación) Álvarez propone estudiar un impuesto a las nuevas tecnologías que han destruido empleo. Estos sindicalistas han tardado años en caerse del burro. Porque llevan décadas enarbolando pancartas con esa leyenda viejuna que reclama "más y mejor empleo" en un entorno en el que los procesos de automatización destruyen empleos a toda velocidad.

Al menos de manera oficial, hasta hoy
UGT no se había dado cuenta de que "muchas gasolineras no tienen trabajadores, la banca ha perdido miles de puestos de trabajo por su acceso a Internet y estos elementos siempre habían tenido una compensación por la vía de la reducción de jornada", pero al no producirse se debería compensar por la vía de la financiación de la Seguridad Social, como explica ahora el líder del sindicato. Desde luego, la banca debería ser la primera en cotizar, tanto por sus cajeros automáticos y operaciones electrónicas realizadas directamente por los clientes, como por las cuantiosas ayudas recibidas del contribuyente destinadas a evitar la ruina a la que conducían los manejos delicuenciales de sus gestores. 

Después de un largo periodo de ausencia de la movilización social, UGT y CCOO han iniciado un proceso de concentraciones en todo el país culminado en la manifestación celebrada hoy en Madrid bajo el lema "Las personas y sus derechos, lo primero". Protestando por los límites impuestos por el Gobierno al diálogo social y para exigir "más y mejor empleo", salarios dignos, pensiones suficientes y sostenibles, y una renta mínima contra la pobreza y la desigualdad.
 

Esa viejuna consigna de "más y mejor empleo" mal se compadece con esa renta mínima que ahora piden los sindicatos contra la pobreza. Pues, si tanta fe depositan en el empleo, para qué pedir una renta mínima. La paradoja se agudiza cuando se pone de relieve la evidencia de que no hay empleo suficiente para todo el mundo. ¿Cómo aspiran, entonces, los sindicatos a paliar la pobreza de una persona con una paga situada por debajo del umbral de la pobreza? La prestación que reivindican es un derecho subjetivo que dotaría de una renta de 426 euros mensuales a personas de 16 a 64 años demandantes de empleo sin ingresos o inferiores en cómputo anual al 75% del SMI, 5.800 € por persona al año, y que se percibiría mientras se mantengan las condiciones que dan derecho a la prestación. En definitiva, insuficiente y condicional.

Algunos dirán que más vale pájaro en mano, puestos a elegir entre no recibir nada y cobrar 426 euros, aun a costa de someterse a humillantes controles por parte de los agentes encargados de verificar su situación oficial de pobreza a través de la prueba de recursos. Pero a estas alturas, esa no es la solución que pide a gritos la justicia social en un momento histórico caracterizado por los efectos de la Cuarta Revolución Industrial que se estima dejará sin empleo al 80% de la población.

Sindicatos, bienvenidos al mundo real, aunque lo hacéis con tanto retraso que tendréis que dar grandes zancadas si queréis llegar a tiempo de participar en la resolución del conflicto social que plantea el avance tecnológico. Hace falta tener mayor altura de miras y luchar por el establecimiento de un auténtico ingreso incondicional de ciudadanía que garantice la suficiencia de recursos para existir con dignidad en una época en la que el empleo ha dejado de ser el elemento integrador de la mayoría social. Claro que eso implica romper la inercia y salir de la zona de confort ideológico en la que todavía se hallan instalados los cuadros sindicales. Se van cayendo del burro, pero para aceptar la renta básica universal tendrían que subir de categoría en las caídas. Necesitan un caballo, y no precisamente de vapor.


La automatización es algo que se veía venir desde hace mucho tiempo. En 1948, Norbert Wiener (1894-1964) matemático estadounidense considerado el ‘padre’ de la Cibernética, publicó Cybernetics or Control and Communication in the Animal and the Machine, obra en la que expone los fundamentos de las nuevas ciencias del control. Consciente de las consecuencias sociales que plantearía el desarrollo de las aplicaciones tecnológicas derivadas de la automatización, Wiener intentó advertir a gobernantes y sindicalistas sobre el conflicto entre tecnología y empleo que se avecinaba, sugiriendo la idea de compensar a los ciudadanos con algún tipo de ingreso garantizado. Citamos literalmente:
 
Este nuevo desarrollo tiene posibilidades ilimita das para bien y para mal. [...] Da a la raza humana una nueva y más eficaz colección de esclavos mecánicos para realizar su trabajo. Tal labor mecánica tiene la mayor parte de las propiedades del trabajo de esclavos, aunque, a diferencia de él, no lleva consigo los directos efectos desmoralizadores de la crueldad humana. Sin embargo, cualquier trabajo que acepta las condiciones de competencia con el trabajo de esclavos, acepta las condiciones del trabajo de esclavos y es esencialmente un trabajo de esclavos. La palabra clave de esta manifestación es competencia. Puede ser algo muy bueno para la humanidad el tener máquinas que le eviten las tareas serviles y desagradables, o quizá no lo sea. Yo no lo sé. No puede ser bueno para esas nuevas potencialidades ser contabilizadas en términos de mercado, o en cuanto al dinero que ahorran, y son precisamente los términos de mercado abierto, la “quinta libertad”, los que han llegado a ser la contraseña del sector de la opinión americana representado por la National Association of Manufactures y el Saturday Evening Post. Digo opinión americana porque, como americano, la conozco mejor, pero los mercachifles no reconocen fronteras”.

Quizá pueda clarificar la base histórica de la situación presente si digo que la primera revolución industrial, la revolución de las “negras hilanderías satánicas”, supuso la desvalorización del brazo humano en competencia con la máquina. No hay salario suficientemente bajo de un simple obrero de pico y pala de los Estados Unidos que pueda competir con el trabajo de una pala mecánica como una excavadora. La moderna revolución industrial se limita similarmente a desvalorizar el cerebro humano, al menos en sus decisiones más simples y rutinarias. Por supuesto, del mismo modo que un carpintero experto, un mecánico experto, un sastre experto, en cierto grado han sobrevivido a la primera revolución industrial, así el científico y el administrador experto pueden sobrevivir a la segunda. Sin embargo, considerando la segunda revolución como realizada, el ser humano medio de mediocres conocimientos no tiene nada que vender que merezca la pena comprarse. La respuesta, por supuesto, es tener una sociedad basada en valores humanos que no sean el comprar o vender. 


Transcurrido más de medio siglo desde las intuitivas advertencias de Wiener, nos hallamos inmersos en la Cuarta Revolución Industrial. Tras la automatización de la industria en el siglo XVIII (Industria 1.0), la división del trabajo y la producción en cadena de principios del siglo XX (Industria 2.0) y la revolución tecnológica de finales del siglo XX (Industria 3.0), ahora se trata de la digitalización de los sistemas de producción –en las áreas de inteligencia artificial, robótica, nanotecnología e impresión 3D– que impactará en las empresas, afectando a las personas, la sociedad y los países.

Es seguro que se crearán nuevos empleos altamente cualificados, no obstante, la diferencia entre estos nuevos empleos y la desaparición de oficios obsoletos arrojará un saldo de destrucción neta de empleo. Estamos, pues, cada vez más cerca del modelo que hace tiempo se ha descrito como Sociedad 20-80, en la que bastará el trabajo de alredededor del 20% de la población activa para hacerla funcionar. Esa minoría de trabajadores cualificados será suficiente para asegurar el control de las máquinas y los procesos productivos. El 80% restante de la población sólo tendrá acceso a empleos de bajísima cualificación, serviles en su mayoría, o se verá condenada al desempleo estructural.

Todo esto no son hipótesis ni profecías futuristas, son hechos tangibles cuyas consecuencias sociales no han sido debidamente valoradas por las formaciones políticas y sindicales con teórica capacidad para formular soluciones a la creciente desigualdad social. Prometer empleo cuando el empleo se ha convertido en un artefacto obsoleto parece cosa de locos. Otrora, el empleo fue un factor liberador al facilitar que las personas, al obtener un razonable nivel de ingresos, pudieran encuadrarse dentro del marco socioeconómico de su país. Pero ese potencial liberador del empleo no sólo se ha desvanecido, sino que se ha transmutado en su contrario, convirtiéndose en un elemento de dominación.

De entrada, el empleo plantea siempre un desequilibrio de fuerzas en el acto contractual por el que una persona vende a otra su tiempo, fuerza y capacidad de trabajo, a cambio de un salario. Tal vez en una sociedad idílica ese contrato pudiera celebrarse en condiciones de igualdad. Pero en la sociedad real en que vivimos, el contrato laboral se realiza bajo un ordenamiento legal en el que una de las partes, la empleadora, obtiene grandes ventajas (disposición del tiempo, organización, disciplinaria) sobre la otra parte, la empleada. Es decir, que el empleo no sólo no garantiza la igualdad, sino que contribuye a perpetuar la dominación de una clase social sobre otra. Y si ese dominio fue alguna vez atenuado por legislaciones progresistas, en la actualidad el triunfo de la doctrina neoliberal está llevando la situación de dominio a condiciones que recuerdan las que imperaban en el siglo XIX.

O los sindicatos de reinventan y ofrecen soluciones adecuadas al siglo XXI, o los perdedores de la sociedad, ante la falta de alternativas, emulando a los ludditas ingleses del siglo XIX, tendrán que recurrir, ultima ratio, a la destrucción de las máquinas.


martes, 6 de diciembre de 2016

Rentas minimalistas: ¿Se ocuparán Gobierno y Parlamento de subir la pensión mínima y el subsidio por desempleo?



Constitución Española Artículo 41: Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. Artículo 50: Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad.



Portada de El Economista.es

A raíz de una iniciativa de Unidos Podemos, el Congreso de los Diputados admitió a trámite la Propuesta de Ley para fijar un calendario de subida progresiva del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 800 euros en enero de 2018, y a 950 a comienzos de 2020 (en 14 mensualidades). Horizonte elegido con buen criterio estratégico, ya que si la propuesta hubiera sido para 2017, Rajoy la habría descartado olímpicamente en base a la facultad que permite al Ejecutivo vetar proposiciones de ley o medidas del Congreso que impliquen incremento de gasto en relación con el previsto en los Presupuestos. De esta forma, al menos, se verá obligado a estudiarla.

El caso es que, con la propuesta de la formación morada, en 2017 el SMI se habría mantenido igual que hasta ahora. En eso llegó el PSOE, que necesitado de rentabilizar algún logro frente a la situación de debilidad por la que atraviesa el partido, alcanzó un acuerdo con el Gobierno para subir un 8% el SMI, desde 655,20 € a 706 € mensuales.

Los socialistas venden ese acuerdo como una gran victoria: la mayor subida en treinta años. Lo cual, siendo cierto, no oculta el hecho de que a lo largo de esas tres décadas también gobernaron. Y, salvo durante el primer mandato de Rodríguez Zapatero en el que hubo una subida apreciable tanto del SMI como de las pensiones mínimas, el resto de sus gobiernos tampoco se preocuparon mucho de conseguir que el SMI estuviera en línea con la media de los países homólogos de la Unión Europea. Nos encontramos a la altura de países como Grecia, Eslovenia o Malta. Muy por debajo de los salarios mínimos establecidos en países como Francia, Reino Unido o Alemania, que duplican el SMI español.

Lo que no se entiende muy bien es el cabreo de sindicatos y podemitas ante esta subida. Los primeros, porque llevan años desaparecidos del ámbito de esta reivindicación. Los segundos, porque este aumento no contradice para nada su propuesta. Si acaso, la adelanta en parte, pues, al fin y al cabo, los trabajadores afectados ya pueden contar en 2017 con algo más de dinero en el bolsillo mientras aguardan la llegada de 2018 en la que tendría que aplicarse la subida a 800 euros propuesta por UP. Formación que debería preocuparse, desde este mismo momento, de ir tejiendo la estrategia de acuerdos necesaria para hacer realidad esa cifra mínima. Porque no basta con enarbolar la bandera, hay que conquistar la posición. Como señala con acertado criterio, Alberto Montero, portavoz parlamentario de Economía de UP: "Donde realmente se cambian las cosas es en las instituciones"


Por lo que respecta al SMI, no se puede olvidar que se trata de una referencia salarial mínima que, en la práctica, ni siquiera llega a percibir la mayoría de los trabajadores precarios. En concreto, más de seis millones de trabajadores, casi uno de cada tres,  (el 31%) tiene unos ingresos inferiores al SMI anual. Lo singular es que se trata de trabajadores con empleo —incluidos los autónomos— y que han estado ocupados alguna vez a lo largo del año. No se trata, por lo tanto, de desempleados o de personas socialmente excluidas.
 

En efecto, por más que la ministra del ramo diga que en España nadie puede cobrar un sueldo por debajo del SMI, los empleadores tienen a su disposición mil y una estratagemas para burlar este salario mínimo. Algunas de ellas asquerosamente legales, como la contratación parcial, por horas, días, etc. Otras, directamente gansteriles, del tipo: "firmas un contrato de media jornada y trabajas ocho horas o te vas a la puta calle". Y no hay un cuerpo de Inspectores de Trabajo lo suficientemente numeroso y eficaz para controlar esta extorsión laboral generalizada.

Un efecto positivo de la subida del SMI es su reflejo automático en la Renta de Garantía de Ingresos vigente en Euskadi que supondrá una subida de unos 50 euros a los 65.000 beneficiarios de estas prestaciones, que van indexadas al SMI y se revalorizarán de manera automática. La Ley de Garantía de Ingresos aprobada en 2008 y en vigor desde 2009 fijó el cobro de un salario social como derecho para quienes no tienen recursos y también para los que ingresan nóminas o pensiones precarias. Las modalidades básicas se calculan con un porcentaje del SMI, aunque computado a 12 pagas y no a 14, como hace habitualmente el Gobierno central. Una persona con necesidades que viva sola cobra un 88% del SMI, una pareja el 113% y una familia de tres o más miembros el 125%.

Pero hay otras rentas ‘minimalistas' pagadas por el Estado, de las que no se ocupa el Parlamento, que suponen, de facto, mantener a sus perceptores en situación de pobreza. ¿Se acuerdan de los famosos 426 euros que perciben los desempleados de larga duración en concepto de subsidio por desempleo?

Esa cifra es el 80% del IPREM, un desafortunado indicador aprobado en su día con la anuencia sindical que ha devaluado la cuantía del subsidio. Pues, de haber continuado el criterio inicial adoptado en su día por el Estatuto de los Trabajadores, que fijaba el subsidio en el 75% del SMI, ahora, tras la subida de este, la paga de los desempleados sería de 530 euros. Por contra, el Ministerio de Empleo no prevé incrementar este indicador de cara al próximo ejercicio, por lo que será el sexto año consecutivo en el que se congele la cuantía del IPREM, que en la actualidad está en los 532,51 euros mensuales.

Pero la cifra de 426 euros parece haberse convertido en totémica, pues incluso la iniciativa conjunta puesta en marcha por los sindicatos Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores para solicitar la implantación de una renta mínima (condicional, por supuesto) cifraba su cuantía en los dichosos 426 euros que a nadie saca de pobre.(*)

En fin, el otro gran capítulo de la pobreza establecida por Real Decreto, es el que se refiere a las pensiones. Según publica El Economista.es, nada menos que 4,7 millones de pensiones, prácticamente la mitad de los 9,3 millones que se abonan mensualmente, cobran cuantías inferiores a la que fija el salario mínimo anterior a la subida, 655 euros hasta ahora. En concreto, y según las estadísticas del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, casi 700.000 pensionistas cobran al mes cantidades inferiores a los 300 euros. Los hay jubilados, sí, aunque en este tramo prevalecen aquellos que cobran pensiones de orfandad o en favor de familiares.

Pero es en el siguiente tramo donde se concentra mayor cantidad de personas. Nada menos que 3,5 millones de pensionistas reciben cuantías mensuales de entre 300 y 648 euros. Es más: son casi dos millones, el 23% del total, los que cobran entre 600 y 648 euros. Más allá de la pensión media, situada hoy en los 909 euros (la de jubilación en los 1.047), la pensión típica se sitúa aproximadamente en los 625 euros: ningún otro tramo de renta analizado cuenta, ni de lejos, con tantos perceptores. El siguiente tramo, de hecho, es el de aquellos que perciben entre 700 y 800, que son algo más de 800.000.

Y lo más grave es que el grueso de esa pensión típica no corresponde a pensiones asistenciales, sino a pensiones contributivas, es decir, prestaciones a personas que han cotizado al sistema, y que, en la mayoría de los casos, al verse afectados por el paro de larga duración, cotizaron (vía subsidio al desempleo) por el mínimo al final de su carrera profesional. Siendo sobre ese periodo sobre el que se les calculó la cuantía de la pensión.


Sería de estricta justicia que la pensión mínima contributiva (603 €) fuera equiparada al SMI. Pero, descuiden, que nada de esto se hablará hoy entre los asistentes a los fastos del Día de la Constitución. Y lo peor es que tampoco se hablará mañana.

Actualización al 1 de enero
Las pensiones sufrirán en 2017 la mayor pérdida de poder adquisitivo en cinco años

El Gobierno ha aprobado una subida de las pensiones del 0,25% para 2017. Se trata del mínimo contemplado en la última reforma de las pensiones que aprobó el Ejecutivo de Rajoy. En principio, ese dato es el resultado de una fórmula que tiene en cuenta varios datos, como la evolución de la afiliación a la Seguridad Social o de sus cuentas. Esa fórmula no se ha hecho pública.

Esa ridícula subida junto a una inflación media que ronde el 1,5% arrojará una pérdida de poder adquisitivo de al menos 1,2 puntos para las personas que cobran una pensión. Una brecha que no era tan grande desde 2011: ese año, el Gobierno congeló las pensiones y la inflación media fue del 3,2%. En 2012, la inflación media fue de un 2,4% y las pensiones subieron un 1%. 


Sin embargo, el gran problema que ha preocupado a la opinión pública nacional ha sido las restricciones a la circulación del vehículo privado en Madrid debido a la contaminación.





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(*) La prestación que demandan los sindicatos es un derecho subjetivo que dotaría de una renta de 426 euros mensuales a personas de 16 a 64 años demandantes de empleo sin ingresos o inferiores en cómputo anual al 75% del SMI, 5.800 € por persona al año, y que se percibiría mientras se mantengan las condiciones que dan derecho a la prestación.


jueves, 17 de noviembre de 2016

Debate en Fuenlabrada: Decrecimiento y Renta Básica


 Un nenúfar en un estanque dobla su tamaño todos los días. Sabiendo que necesita treinta días para cubrir toda la superficie del estanque, asfixiando toda forma de vida acuática, ¿cuándo habrá cubierto la mitad, última oportunidad para evitarlo? La respuesta, pese a su evidencia, es sorprendente: es en el vigésimo noveno día. 

La sugerente parábola del nenúfar, que ilustra muy bien los problemas derivados del crecimiento exponencial,  ilumina las falacias escondidas detrás de una de las grandes supersticiones alentadas por la maquinaria propagandística del Sistema: el Crecimiento. El mito del crecimiento económico eterno como panacea universal para remediar todos los males derivados de la crisis global que se cierne sobre nuestro planeta. Crecer o no crecer, he aquí el dilema que los dirigentes políticos plantean a sus votantes para resolver los problemas del mundo. Ya se trate del galopante desempleo que azota a las naciones industrializadas, de la pobreza extrema en que vive gran parte de la población del mundo, la respuesta del Aparato es siempre la misma: crecer. Como si no hubiera otra alternativa, por ejemplo, efectuar un mejor reparto de la riqueza ya existente.

Lograr un mundo sostenible implica alcanzar también una sostenibilidad moral. Y el primer paso en este objetivo consiste en poner fin a la pobreza, garantizando que todas las personas que respiran el aire común de la Tierra puedan hacer realidad su derecho a llevar una existencia digna. Es preciso revisar la noción sociopolítica del Bienestar que ha imperado hasta ahora. No hablamos de suprimir las prestaciones sociales del Estado del Bienestar para que sea la iniciativa privada la que provea los servicios, como propugna el neoliberalismo. Lo que precisa una profunda revisión conceptual es esa forma de entender el bienestar sólo desde la óptica del crecimiento de los niveles económicos y de consumo de la población.

En este artículo anterior me he referido al papel que podría jugar la renta básica universal a la hora de efectuar la transición a un mundo sostenible.
 

viernes, 11 de noviembre de 2016

Farewell, Leonard




El legendario cantautor y poeta canadiense Leonard Cohen ha fallecido este viernes a los 82 años, según ha informado su familia a través de su perfil oficial en Facebook. Deja en el imaginario colectivo himnos, como So long, Marianne, Hallellujah o la canción que dedicó a Janis Joplin, Chelsea Hotel. The Partisan es una versión del himno de la resistencia francesa La Complainte du partisan compuesta por Emmanuel d'Astier de la Vigerie.


The Partisan
Leonard Cohen

When they poured across the border
I was cautioned to surrender
This I could not do
I took my gun and vanished.

I have changed my name so often
I've lost my wife and children
But I have many friends
And some of them are with me

An old woman gave us shelter
Kept us hidden in the garret
Then the soldiers came
She died without a whisper

There were three of us this morning
I'm the only one this evening
But I must go on
The frontiers are my prison

Oh, the wind, the wind is blowing
Through the graves the wind is blowing
Freedom soon will come
Then we'll come from the shadows

Les Allemands étaient chez moi
Ils me dirent, "résigne toi"
Mais je n'ai pas peur
J'ai repris mon âme

J'ai changé cent fois de nom
J'ai perdu femme et enfants
Mais j'ai tant d'amis
J'ai la France entière

Un vieil homme dans un grenier
Pour la nuit nous a caché
Les Allemands l'ont pris
Il est mort sans surprise

Oh, the wind, the wind is blowing
Through the graves the wind is blowing
Freedom soon will come
Then we'll come from the shadows






jueves, 10 de noviembre de 2016

El Castellar de Meca: Iberia privatizada

El Castellar de Meca es un poblado ibérico ubicado en el puntal de Meca, en el extremo noroeste de la sierra del Mugrón, cerca de Ayora (Valencia). Este impresionante conjunto es uno de los emplazamientos iberos de la Edad del Hierro más espectaculares de la península. A la vez que desconocido por la mayoría, al ubicarse en una finca privada cuyos propietarios dosifican con cuentagotas el acceso al poblado.

Estamos hablando de un yacimiento de la época ibera fechado en los siglos V-II aC, con una primera ocupación documentada en la Edad del Bronce y otras posteriores en época romana y medieval, posiblemente con pervivencia hasta el siglo XIII-XIV. A la importancia histórica se une la espectacularidad del enclave, en lo alto de un elevado cerro cuya vertiente este está cortada a pico. Desde sus 1.058 metros de altitud sobre el nivel del mar, el emplazamiento permite contemplar una vasta panorámica de la región.

Julián Zuazo, autor de una publicación dedicada a Meca, editada en 1916, ya escribía: "Seguramente que esas compañías de turistas que a grandes gastos y con duras fatigas van a países muy lejanos a buscar paisajes nuevos e impresiones vivas de la naturaleza, no han contemplado jamás un cuadro mas grandioso ni gustado el deleite grave de estas ruinas potentes y pintorescas olvidadas en una comarca desconocida, ahogadas, en una luz deslumbrante en la cima de rocas vertiginosas".

Pero no es la verticalidad de los paredones orientales el único obstáculo que dificulta el acceso al Castellar de Meca. Pese a contar con la declaración de Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1931, sus vetustas piedras están ubicadas en una finca privada cuyos dueños administran el acceso a su antojo. Un arruinado panel de madera, en el que apenas se adivina la inscripción del Ministerio de Cultura, es testigo de la dejación de las autoridades respecto a un yacimiento en el que apenas se han realizado excavaciones.

Es un auténtico oprobio que un vestigio histórico de la importancia del Castellar de Meca no sea de titularidad pública. Y en cualquier caso, lo que resulta de todo punto impresentable es que el acceso al mismo esté sometido a la arbitrariedad de intereses privados, como se desprende del texto
literal de la "web oficial' del Castellar: "La Ley de Patrimonio Histórico Artístico de 1985 vigente indica que se deje el acceso libre a los visitantes cuatro días al mes. Por tanto los propietarios hemos establecido el siguiente horario de visitas: Todos los domingos del año". En la página Arqueotur hay comentarios de casos en que los dueños de la finca han rayado la carrocería y pinchado las ruedas de los coches de los visitantes que han intentando acceder en fuera de este restrictivo calendario.
 
La indignante privacidad de Meca contrasta con la cuidadosa excavación y conservación de otro asentamiento iberico mucho más pequeño que Meca: la Bastida de les Alcusses, ubicada 60 km más al este, en el término de Moixent, cuyo municipio muestra con orgullo una reproducción a gran escala de la pequeña figura 
encontrada en el lugar: Guerrero de Moixent. Este poblado está plenamente accesible al público, y cuenta incluso con servicio municipal gratuito de visita guiada.

Asimismo, en la cercana localidad de Alpera existen varias cuevas que albergan pinturas rupestres. En concreto, la cueva de la Vieja es una de las estaciones con arte rupestre más relevantes del sector oriental peninsular que, desde 1998, ha sido declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Accesible al público previa visita concertada con el servicio de cultura municipal que facilita la asistencia de Rafa, un guía cordial entusiasta.


Reconstrucción de las pinturas de la Cueva de la Vieja



El Castellar de Meca

El lugar ya es citado en el documento de "Amojonamiento entre la villa castellana de Chinchilla y la aragonesa de Ayora", de 1411. También es objeto de la visita por Cabanilles, Conde de Lumiares y eruditos del XVIII y XIX, y por Pierre París y A Schulten.

Tallada en roca, la ciudad-fortaleza sorprende por sus amplias dimensiones (ocupa más de diez hectáreas de superficie), por su compleja red de recogida de aguas (basada en canalillos y grandes y numerosos –superior al centenar- aljibes tallados en roca viva) y, sobre todo, por el camino de acceso de carros al recinto, de cerca de un kilómetro de longitud. Además se conservan restos de las murallas ciclópeas, torres defensivas, casas semiexcavadas en la roca, escaleras, pesebres y abrevaderos...

Con una acusada pendiente, el denominado Camino Hondo constituye una asombrosa obra de ingeniería prerromana, sin paralelo en la península ibérica. El último tramo discurre por una trinchera excavada en roca de unos cinco metros de profundidad. Para superar la pendiente se alargó el recorrido y obligó a realizar una cerrada curva para cambiar el sentido del camino hacia el centro de la ciudad.

El suelo, sobre roca viva, presenta profundas marcas como consecuencia del paso de las ruedas de carro durante 1500 años. En los laterales se aprecian unas hendiduras en la piedra que, presumiblemente, servirían para introducir trancas de madera y sujetar así las ruedas evitando el deslizamiento por la pendiente.
 

Una vez llegados a la meseta se pueden observar habitaciones excavadas en la roca, escaleras, y numerosos depósitos (más de un centenar). No todos los depósitos serían aljibes, ya que algunos pudieron ser utilizados como graneros o almacenes. Las características del poblado sugieren que éste sería un gran almacén de productos agropecuarios que explicaría el camino de acceso para facilitar su transporte desde el llano. La construcción del camino y de los sistemas de almacenaje requiere de una clase dirigente con capacidad de organizar recursos y gestionarlos de forma eficaz. En épocas de depresión por malas cosechas o crisis, sería fundamental la defensa del lugar y sus recursos excedentarios almacenados en periodos de bonanza .

Vertiente oriental del Mugrón, con paredes cortadas a pico


Profundas rodadas producidas por el paso de carros  en la piedra del Camino Hondo


Aljibes excavados en la piedra caliza del Castellar de Meca



Ante este absurdo de poner puertas al campo, tanto cultural como serrano, es un deber cívico publicitar rutas alternativas para llegar a Meca. Advirtiendo, eso sí, que estas sólo están al alcance de la gente habituada a andar por el monte. Ya que exigen una ardua caminata y discurren a veces al borde de los acantilados de la vertiente oriental del Mugrón. La ruta se muestra en el siguiente video (*).


Y el track del recorrido en Wikiloc Ruta Sierra del Mugrón - Castellar de Meca.

Aunque las autoridades municipales ayorinas se posicionan del lado de la propiedad privada.

AyoraTurismo 30-jun-2016

El Ayuntamiento de Ayora comunica que el recorrido correcto para realizar esta ruta es saliendo desde el parking de Meca dirección hacia el Poblado Íbero. La parte señalizada en esta ruta atraviesa una finca privada (Casa del Heredero), zona por la que está prohibido el paso. Ruta de inicio: Salida desde el parking de meca, ascenso hasta el Poblado Íbero de Castellar de Meca y desde ahí se pasaría al resto de la Sierra del Mugrón por el camino señalizado para descender hasta el Arco de San Pascual. La ruta correcta de regreso se realiza por la misma senda de acceso al Arco, es decir, subiendo de nuevo a la Sierra del Mugrón hasta llegar al Poblado Íbero y bajando desde allí hasta el parking. 


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(*) Video tomado a partir de este blog.

jueves, 27 de octubre de 2016

Dauphin (Manitoba). La ciudad donde no existía la pobreza

Canadá mantuvo en su día un largo flirteo con la idea del Guaranteed Annual Income (GAI) o ingreso anual garantizado. Entre 1968 y 1980, se desarrollaron cinco experimentos de campo, dirigidos en principio a investigar el impacto del GAI en el mercado de trabajo. Una de esas experiencias se llevó a cabo en la localidad canadiense de Dauphin (Manitoba). En esta ciudad agrícola de tamaño medio, entre 1974 y 1979, se implantó el Minimum Income.



Canadá es un país que tuvo en su día un largo flirteo con la idea del Guaranteed Annual Income (GAI), o ingreso anual garantizado. Entre 1968 y 1980, se desarrollaron cinco experimentos de campo, dirigidos en principio a investigar el impacto del GAI en el mercado de trabajo. Una de esas experiencias se llevó a cabo en la localidad canadiense de Dauphin (Manitoba). En esta ciudad agrícola de tamaño medio, entre 1974 y 1979, se implantó el Mincome (Minimum Income). Cada familia recibía una renta mínima mensual, salvo aquellas que ingresaban más de 13.000 dólares y tenían dos hijos o menos; las personas empleadas veían reducido este dinero en medio dólar por cada dólar ganado con el trabajo, una medida que tenía como objetivo premiar la búsqueda de empleo. La cuantía de la prestación era variable, desde unos testimoniales 100 dólares mensuales a unos 5.800 anuales para los que carecían de otros ingresos. Durante décadas, la mayor parte de los datos obtenidos del experimento Mincome durmieron en el olvido en un archivo de Winnipeg, hasta que fueron redescubiertos por la socióloga Evelyn Forget, que elaboró el estudio definitivo sobre el experimento canadiense, resumido bajo el título The Town With No Poverty: “La ciudad donde no existía la pobreza”.

Las conclusiones de Forget fueron concluyentes. Entre otros efectos, en Dauphin descendió la violencia doméstica y el número de accidentes de coche, así como las hospitalizaciones psiquiátricas. Pero, sobre todo, el experimento vino a desmentir con rotundidad la principal crítica de los detractores de la RBC, puesto que se demostró que la motivación para buscar empleo del principal trabajador de la familia no declinaba. Sin embargo, sí hubo un pequeño descenso en la ocupación de los adolescentes y las madres de niños pequeños, seguramente porque los primeros se veían liberados de la necesidad de apoyar económicamente a sus familias y las segundas podían dedicarse a cuidar de sus hijos.

Dauphin era una ciudad de unos pocos miles de habitantes que vivía de la agricultura, y en la que la mayor parte de sus habitantes estaban autoempleados, por lo que conocían bien lo que es vivir con la acuciante incertidumbre del agricultor, que la renta mínima había hecho desaparecer. “Mincome ofrecía estabilidad y predictibilidad; las familias sabían que iban a contar con algún apoyo, con independencia de lo que le ocurriese a los precios de la agricultura o el tiempo”, explica Forget en su estudio. “Sabían que una enfermedad repentina, una incapacidad o un evento económico imprevisto no sería económicamente devastador”. El efecto más claro fue la desaparición de esa incertidumbre inmovilizadora provocada por el miedo a perderlo todo y que hace estragos entre las clases más desfavorecidas. Además, gracias a la renta mínima se confirmó una de las hipótesis del experimento: al mejorar la salud de la población los costes de este servicio se redujeron, lo que compensaba la inversión.

Coincidiendo con la crisis de la economía global, a finales de los años setenta el Gobierno canceló el Mincome, cuyos documentos fueron almacenados durante décadas por motivos no suficientemente aclarados. 






sábado, 24 de septiembre de 2016

Algunos perversos convencionalismos sobre las pensiones

 Como el organismo humano que, tras un malestar inicial, acaba por adaptarse a los cambios climáticos y a unas condiciones de vida diferentes, también los pueblos se acostumbran de modo sorprendentemente rápido a las nuevas formas de dominación. Transcurrido un tiempo, la vieja generación, que con amargura compara un presente brutal con un pasado más feliz, empieza a morirse. Tras ella, educada ya en la nueva tradición, ha ido creciendo una juventud que con inconsciente naturalidad acepta los nuevos ideales como los únicos posibles.  (Stefan Zweig)

Anoto esta reflexión del escritor vienés en su libro Castelio contra Calvino dada su vigencia en el contexto actual. Hoy se está induciendo a las generaciones jóvenes a asumir, como si fuera una ley inexorable de la naturaleza, que vivirán peor que la generación de sus padres. Y, en concreto, que no tendrán pensiones en el futuro. En efecto, agoreros de distinto signo, pelaje y condición (aunque con el común denominador de nutrirse todos en el mismo pesebre) anuncian, un día sí y otro también, el gran colapso del sistema público de pensiones en 2050.

Según estos apocalípticos profetas de la quiebra de la Seguridad Social, en 2050 la población española estará tan envejecida que la relación entre beneficiarios y cotizantes hará insostenible el sistema de pensiones. Resulta de veras prodigioso que la grey de arúspices del futuro socioeconómico sólo vean encenderse luces de alarma en el tablero de mandos macroeconómico cuando se trata de las pensiones públicas. 


Porque si, tal como sugieren estos lúgubres predictores basándose en las proyecciones demográficas, el problema va a ser de escasez de población activa en 2050, al faltar trabajadores no sólo entrarán en crisis las pensiones públicas, sino también las privadas. Pues, por la misma regla usada para afirmar que escasearán los cotizantes a la Seguridad Social, se deduce que también serán escasos los inversores en fondos privados.

Ante una crisis demográfica, las pensiones no serían más que una parte del problema. Porque, si faltan trabajadores, tampoco será posible atender las redes viarias, los aeropuertos, los hospitales o los centros de enseñanza. Apenas habrá maestras, médicos o enfermeros. Disminuirá asimismo el número de jóvenes vigorosos aptos para nutrir los cuerpos militares, policiales y de emergencia, que mantienen el Orden Público, la Defensa Nacional y la Protección Civil frente a incendios y otras catástrofes. Cuerpos que se quedarán en cuadro ante la falta de bomberos, policías y soldados de tierra, mar y aire.

Esa escasez de fuerza laboral no sólo afectará al sector público. Pues ¿de dónde va a salir la mano de obra que asegure el pleno funcionamiento de las fábricas, oficinas y comercios? Sin embargo, esta debacle general de la producción no parece inquietar a estas Casandras de vía estrecha. Lo que hace sospechar que, cuando únicamente se muestran preocupados por el futuro de las pensiones, exigiendo privatizar las pensiones, mienten con el mayor de los descaros. 


Porque los datos estadísticos más recientes desmontan la leyenda que se está creando sobre la inviabilidad del sistema público de pensiones. Las cifras demuestran, por ejemplo, que en España hay menos personas mayores que en las principales economías de la UE y se  gasta menos en pagar pensiones. Nuestro país, ocupa el séptimo lugar con mayor población de más de 65 años, pero llega al decimoquinto en gasto de pensiones.


Lo malo de todo este asunto es que la opinión pública ha aceptado ciertas extrañas convenciones. La primera de ellas, la de que todos los gastos del Estado —como las carreteras, por las que circulan tanto los trabajadores como los empresarios, banqueros y otras gentes de buen vivir— se costean con cargo a los impuestos generales. Un dinero que, casi en su totalidad, procede de las rentas del trabajo y del consumo de los trabajadores y sus familias, que componen la mayoría de la población. Otra convención ha establecido que las pensiones públicas han de ser sufragadas únicamente por el bolsillo de los trabajadores a través de sus cotizaciones.

De tales extraños convencionalismos se deriva una realidad perversa: los asalariados sufragan el coste de las Fuerzas del Orden que protegen la Seguridad de la Propiedad Privada —cuya porción más sustanciosa se acumula en pocas manos— mientras que los más adinerados no contribuyen a proteger la Seguridad Social de quienes dedican lo mejor de su vida a construir la fortuna de los ricos.

Necesitamos sanear estas convenciones sociales con visiones más saludables. Por ejemplo, la del economista Ravi Batra, que entiende que un fuerte sistema defensivo estatal debe servir para proteger la vida, la libertad y las propiedades de las personas frente a enemigos exteriores. O expresado de otra manera: el mantenimiento de unas fuerzas armadas beneficia al individuo en esos tres aspectos principales.

Por tanto, razona Batra, “Es un principio tributario tradicional que los impuestos que uno paga deben guardar proporción con los beneficios que recibe. Dado que todos valoramos en igual medida nuestra vida y nuestra libertad, pero no somos iguales desde el punto de vista de las riquezas que poseemos, lógicamente los ricos deberían soportar al menos la tercera parte del gasto militar. O dicho con otras palabras: si el gasto de defensa proporciona tres beneficios principales, a saber, la protección de la vida, de la libertad y de la propiedad, la tercera parte de dicho gasto debe ser soportada por los dueños de las propiedades”.
 

Una lógica similar, según Batra, puede aplicarse a lo que gasta el Gobierno en la lucha contra la delincuencia, ya que en este caso los beneficios son muy parecidos. O sea que la tercera parte del gasto estatal en defensa y justicia debería cubrirse mediante el mencionado impuesto federal sobre la propiedad. Si bien ciertos tipos de propiedades deberían quedar exentos: las necesidades de la vida cotidiana, esto es, la vivienda habitual, el coche, el vestido, los muebles, etc. En cambio, las acciones, los títulos, las cuentas de ahorro, las fincas comerciales y demás por el estilo deberían ser objeto de un gravámen progresivo. Y la escala debería calcularse de tal modo que lo recaudado por tal concepto equivaliese al tercio del gasto en defensa y lucha contra el crimen.

Que conste que es una idea ya apuntada en 1737 por Benjamin Franklin, figura destacada en la historia de los Estados Unidos. Refiriéndose a la necesidad de mejorar el servicio de vigilancia de la ciudad de Filadelfia, Franklin considera que debe haber mayor equidad a la hora de contribuir al pago de los mismos. En este sentido, redactó un documento en el que, además de reclamar una mejor formación de los agentes, insiste “particularmente en la desigualdad de aquella tasa de seis chelines que se pagaba a los alguaciles con respecto a las condiciones económicas de aquellos que tenían que pagarla, pues un ama de casa viuda cuya propiedad, que debía ser vigilada por el respectivo alguacil, probablemente no llegaba al valor de cincuenta libras, pagaba lo mismo que el más rico de los comerciantes que tenía en sus almacenes bienes por valor de miles de libras. En general, propuse que para hacer una vigilancia más efectiva debía contratarse a hombres cualificados que se ocupasen exclusivamente de eso; y como una manera más equitativa de soportar la carga, establecer una tasa que estuviese en proporción a la propiedad”.
 

El sistema público de pensiones no está amenazado por la demografía, sino precisamente por el hecho de que sus fuentes de ingreso provengan únicamente de las cotizaciones de las personas laboralmente empleadas cuyo número disminuye día a día. Cada vez hay menos empleo, y gran parte del mismo se desarrola en condiciones de precariedad. A peores salarios, peores cotizaciones a la Seguridad Social.

Por circunstancias tecnológicas y socioeconómicas, el volumen global de empleo disponible en el sistema productivo de un país desarrollado es decreciente. Es un hecho innegable que, a medida que avanza el progreso tecnológico se produce una avería en el artefacto social del empleo.

En el Foro de Davos 2016, las élites económicas del mundo allí reunidas manejaron un estudio que alerta sobre la destrucción de empleo a corto plazo en las 17 principales economías. Es un primer efecto inmediato de la Cuarta Revolución Industrial derivada de la. digitalización de los sistemas de producción. El documento de Davos analiza las transformaciones que la economía mundial y el mercado de trabajo padecerán en el próximo lustro. Entre sus advertencias se afirma que, a causa de la automatización, se perderán unos siete millones de empleos "de oficina". El estudio predice el desarrollo en las áreas de inteligencia artificial, robótica, nanotecnología e impresión 3D. 


Es preciso, por tanto, lograr que las empresas coticen también por los puestos de trabajo automatizados y robotizados. Junto a las fábricas que emplean robots en la producción en lugar de empleados humanos, deben cotizar también los autoservicios: hipermercados, gasolineras y cajeros automáticos.

Todo ello requiere una gran movilización social que exija reformas socioeconómicas en este sentido. Mientras tanto, hay algo que los pensionistas con buena salud, sin obligaciones laborales ni temor a ser despedidos por afiliarse a un sindicato, deberían movilizarse para defender sus pensiones reivindicando la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Lo que beneficiaría tanto a los jóvenes como a la caja de la Seguridad Social.

¿Os acordáis del lema: "no soy ecologista, soy egoísta". Pues apliquémonos el cuento.




sábado, 30 de julio de 2016

Las pensiones serán públicas o no serán

La desastrosa gestión del sistema público de pensiones del Gobierno de Mariano Rajoy ha creado una alarma social sobre el futuro de las mismas. Preocupación aprovechada por los publicistas que hablan o escriben a sueldo de las entidades financieras para vender la idea de las 'pensiones privadas'. A estas alturas, ¿hay alguien que todavía se fíe de la solvencia de los bancos?
 Las pensiones serán públicas o no serán.



Ahorrar es una actitud tenida por virtuosa por los diversos códigos morales que informan el comportamiento humano. El hecho de que una persona procure ahorrar algo de dinero con vistas a procurarse mejores condiciones de vida en su vejez no es una novedad. Ahorrar con esta finalidad lo hacían ya nuestros abuelos. Los más humildes guardaban las escasas monedas de plata que podían reunir en un calcetín, debajo de un ladrillo o en cualquier otro escondrijo seguro. Quienes tenían mayores posibilidades de reunir un pequeño capital depositaban sus ahorros en un banco.

Lo que a nadie en su sano juicio se le ocurría era denominar a eso un “plan de pensiones”, expresión que supone un abuso de lenguaje y concepto. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua dice al respecto:

pensión. (Del lat. pensĭo, -ōnis): Cantidad periódica, temporal o vitalicia, que la seguridad social paga por razón de jubilación, viudedad, orfandad o incapacidad.

En efecto, es el Estado, a través de la Seguridad Social, el pagador de pensiones por razón de las diversas modalidades de protección social derivada de criterios de solidaridad, justicia social o evitación de conflictos. Y en cualquier caso, en cumplimiento del mandato de la Constitución Española que, en su artículo 50, dice:

Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio.


Quien viene obligado por la lógica de las cosas a cumplir este mandato constitucional el el Estado, representado por el gobierno de turno. Y no por los bancos, cuya 'misión', como dice el lenguaje corporativo de moda, no es precisamente el de cumplir una finalidad social. En el mejor de los casos, es decir, suponiendo que no quiebren, los bancos se limitan a pagar intereses (en este momento prácticamente nulos) sobre los capitales depositados en sus cajas. Un ahorro privado nunca será una pensión, lo que no obsta para que, quienes todavía sean tan valientes —o tan ingenuos— como para confiar a estas alturas en los bancos, ahorren con vistas a la vejez.

¿Cuánto hay que tener ahorrado para afrontar la jubilación? Un estudio realizado por Deustsche Bank estima que es preciso contar con unos 100.000 euros. Un patrimonio de esta cuantía tan sólo nos permitiría complementar la pensión (calculando una rentabilidad anual del 4% y una esperanza de vida de 87 años en el caso de los hombres y 90 años en las mujeres) en las siguientes cantidades:

• Hombres: 457 euros mensuales
• Mujeres:   387 euros al mes

Cantidades que habría que ajustar a la inflación.

Estas rentas, que tampoco son como para tirar cohetes, suponen disponer de una capacidad de ahorro de 6.000 euros al año. Ahora bien, ¿cómo podrían ahorrar esa cantidad aquellos que ni siquiera los ganan? Habría que preguntar por sus métodos de ahorro a las personas desempleadas o empleadas en precario que malviven en España con ingresos anuales inferiores a 6.000 euros anuales.


En definitiva, confiar la supervivencia material durante la tercera edad a los bancos, como pretenden hacernos creer los vendedores de opinión que hablan o escriben a sueldo sería un verdadero suicidio no asistido. Las pensiones sólo pueden ser públicas, o no serán.





viernes, 15 de julio de 2016

Nice, Kaboul, London: Je suis épuisé, révolté..





Tras los atentados contra la revista satírica de Charlie Hebdo y un supermercado de comida judía en enero de 2015, y la matanza del pasado noviembre en París en la que murieron 130 personas, el terror yihadista ha vuelto a golpear Francia en el día de su fiesta nacional. Al menos 84 personas han fallecido en Niza en una horrenda carnicería mecanizada.

Poco antes de las 23.00 del jueves, un enorme camión blanco ha arrollado a una multitud durante los festejos del 14 de julio. El vehículo se ha lanzado a gran velocidad —"a unos 90 kilómetros por hora", calcula la policía— y dando volantazos para avanzar en zigzag de forma mortífera en el paseo marítimo de Niza contra los centenares de personas que asistían a un espectáculo de fuegos artificiales. "Los cuerpos volaban como si fuesen bolos", ha señalado un testigo. La cifra provisional de víctimas es de 84 muertos y 202 heridos, 52 de ellos en estado crítico. La masacre cesó cuando la policía consiguió abatir a tiros al conductor. El Estado Islámico ha reivindicado el atentado.  

23 de julio: Suma y sigue el horror. La población de Munich se estremece por un tiroteo en sus calles que ha dejado diez muertos. Y en Kabul, un ataque suicida contra una manifestación pacífica en la capital de Afganistán ha causado al menos 80 muertos y 231 heridos. La mayor parte de las víctimas son de la minoría Hazara, de la rama islámica chií, quienes eran los organizadores de la marcha. 

El ataque ha sido reivindicado por el autodenominado Estado Islámico (ISIS). A través de la agencia Amaq, vinculada al grupo yihadista, el ISIS ha indicado que "dos combatientes detonaron cinturones con explosivos entre una concentración de chiíes en la zona de Dehmazang en Kabul".


En Afganistán, el conflicto se ha cobrado en lo que va de año más de 5.000 víctimas civiles, entre muertos y heridos, ante el avance de los talibanes.


Londres, 22 de marzo


Un hombre que conducía a gran velocidad un vehículo todoterreno ha arrollado a varias personas en el puente de Westminster; en pleno corazón de Londres. El hombre ha estrellado el vehículo contra una verja y a continuación ha apuñalado a un agente de policía que hacía guardia en el Parlamento británico. Llevaba dos cuchillos.

Cuatro personas han muerto en el ataque; entre ellos, el agresor. Las otras tres víctimas mortales son el policía apuñalado y otras dos personas que fueron arrolladas en el puente. Una de ellas, Aysha Frade, de 43 años y oriunda de Galicia. Hubo, además, 40 heridos.

El Estado Islámico (ISIS) se ha atribuido la autoría del atentado a través de un comunicado por Amaq News. 



Kabul, 31 de mayo, 2017

El terror golpea de nuevo la capital afghana. Al menos 80 muertos y 350 heridos por un camión bomba en el barrio diplomático de Kabul.



Kabul, 27 de enero de 2018


Casi un centenar de personas muertas y otras 158 heridas en un atentado en el centro de Kabul.

El ataque, con una ambulancia cargada de explosivos, es el cuarto que sufre la capital afgana en el último mes y el más sangriento desde el camión bomba que en mayo del año pasado causó 150 muertos. Los talibanes se han atribuido la matanza, al igual que hicieron con el asalto al hotel Intercontinental hace una semana.













miércoles, 29 de junio de 2016

Ben Istanbulum.. Mogadiscio, Sahel, Bagdad...





31 de diciembre de 2016
39 muertos en un ataque a una discoteca de Estambul

Nuevo atentado en Turquía. 39 personas han muerto y otras 69 han resultado heridas durante la nochevieja en Estambul, en un ataque armado contra una multitud que celebraba la fiesta de Año Nuevo en una conocida discoteca de la capital turca. Según el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu, 16 de ellos eran extranjeros. El ataque fue perpetrado a la 01.30 hora local (22.30 GMT) en el club Reina, situado a las orillas del Bósforo, por un desconocido con un arma automática. Otras informaciones hablan de tres atacantes disfrazados.

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28 de junio de 2016
Turquía ha vuelto a sufrir el zarpazo del terrorismo. Un nuevo ataque terrorista, el séptimo en los últimos 12 meses. Dos fuertes explosiones sacudieron ayer, martes 28, una terminal del aeropuerto internacional de Ataturk de Estambul causando más de 40 muertos y más de 230 heridos. Todos los indicios indican que detrás de los ataques se encuentra el Estado Islámico.

Dado que es un destino turístico de primer orden, el atentado de Estambul ocupa más espacios en los informativos que otro reciente, ocurrido en Somalia cuatro días antes. Al menos 35 personas fallecieron en un atentado terrorista cometido el sábado 25 de junio en un hotel de Mogadiscio, la capital de Somalia. Un terrorista suicida del grupo islamista AlShabaab se inmoló en el hotel Nasahablood. Tras la explosión, otros miembros de la organización terrorista entraron en el edificio y abrieron fuego.

Atentado en Mogadiscio
A todo esto, no cesan los atentados del grupo islamista nigeriano Boko Haram, que opera en la región saheliana de Nigeria, Camerún, Chad y Níger. El 30 de junio, un suicida de este grupo hizo estallar una bomba por la noche en Djakana, una localidad de la región norte de Camerún, en la frontera con Nigeria, causando 11 muertos y 4 heridos. Desde 2009, el conflicto terrorista ha causado 20.000 muertos y 2,3 millones de refugiados.
Soldados nigerianos patrullando en la zona del conflicto. Con publicidad grauita para la marca fabricante de los vehiculos.
Y el terror llega a Bagdad de nuevo sembrando la muerte. Más de un centenar de personas han muerto y otras 135 han resultado heridas en un atentado con coche bomba perpetrado durante la madrugada del domingo 3 de julio en una zona comercial del centro de Bagdad. Según fuentes policiales, un conductor suicida detonó el vehículo en medio de una multitud congregada cerca de la tienda de helados Yabar Abu al Sharbat, ubicada en el distrito de Karrada. El ISIS ha asumido la autoría del ataque.



Je m'appelle Bagdad

Tina Arena

J'ai vécu heureuse
Dans mes palais
D'or noir et de pierres précieuses
Le Tigre glissait
Sur les pavés de cristal
Mille califes se bousculaient
Sur mes carnets de bal

On m'appelait la Cité pleine de grâce
Dieu, comme le temps passe
On m'appelait capitale de lumière
Dieu, que tout se perd

Je m'appelle Bagdad
Et je suis tombée
Sous le feu des blindés
Sous le feu des blindés
Je m'appelle Bagdad
Princesse défigurée
Et Shéhérazade
M'a oubliée

Je vis sur mes terres
Comme une pauvre mendiante
Sous les bulldozers
Les esprits me hantent
Je pleure ma beauté en ruine
Sous les pierres encore fumantes
C'est mon âme qu'on assassine

On m'appelait capitale de lumière
Dieu, que tout se perd

Je m'appelle Bagdad
Et je suis tombée
Sous le feu des blindés
Sous le feu des blindés
Je m'appelle Bagdad
Princesse défigurée
Et Shéhérazade
M'a oubliée

Mes contes des mille et une nuits
N'intéressent plus personne
Ils ont tout détruit (ils ont tout détruit)
Ils ont tout détruit

Je m'appelle Bagdad
Et je suis tombée
Sous le feu des blindés
Sous le feu des blindés
Je m'appelle Bagdad
Princesse défigurée
Et Shéhérazade
M'a oubliée
M'a oubliée

sábado, 25 de junio de 2016

Referéndum en Suiza sobre RBU

El referéndum recientemente celebrado en Suiza, en el que se sometió a consulta popular la propuesta de instaurar una Renta Básica Universal ha puesto de actualidad una idea que los partidos políticos españoles, incluido el que en algún momento llegó a coquetear con ella, no se atreven a plantear.  

En la consulta helvética, la propuesta de que el Estado garantice de por vida a cada persona un ingreso neto de 2.500 francos suizos para los adultos y de 625 francos suizos por niño fue rechazada por una amplia mayoría. Lo cual no es de extrañar: en Suiza, país de expertos chocolateros, con una tasa de de paro del 4% y un salario medio en torno a 4.000 €, un ingreso garantizado para todo el mundo habría sido una delikatessen añadida al elevado nivel de vida de sus habitantes. No una imperiosa necesidad como en el caso de España.

Puede que otro gallo hubiera cantado si una consulta de ese tipo se hubiera celebrado en nuestro país, con las estremecedoras cifras de pobreza, precariedad y desempleo que constituyen la prueba del éxito del modelo neoliberal al que nuestros gobernantes se han entregado de hoz y coz. La pobreza relativa y la exclusión social afecta a tres de cada diez habitantes, según el INE; la tasa de paro está por encima del 20 % de la población activa mientras que la tasa de cobertura por desempleo se sitúa en el 53 %. Hay 2,1 millones de hogares sin ningún tipo de ingresos –salvo los que consigan a través de la economía sumergida– o con ingresos insuficientes, y grandes sectores de la población, en especial los jóvenes, no tienen acceso más que a contratos de empleo precarios, tanto en lo salarial como en lo tocante a las condiciones de explotación descarada permitida por las sucesivas reformas de las leyes laborales.

La RBU, al menos en su matriz conceptual y filosófica, no es una idea de izquierda, como algunos medios, generalmente mal informados, han afirmado. Es más, cuando hace un par de décadas la idea comenzó a introducirse en España, fue rechazada con gran dureza dialéctica por destacados voceros de la izquierda ortodoxa. Ahorraremos citas textuales para no avergonzar a sus autores.


De lo que la izquierda comienza a darse cuenta con bastante retraso es del hundimiento de ese mito del trabajo con el que hasta anteayer mismo venía construyendo el núcleo de su discurso: el trabajo contemplado como vía de dignificación del ser humano, y el empleo como solución política a la pobreza [...].

El resto del razonamiento lo he escrito en La renta básica universal y la avería del artefacto del empleo publicado en el blog La Lamentable







martes, 14 de junio de 2016

Orlando (Nueva York) Víctimas de la intolerancia


Vigilia en Nueva York por las vítimas de Orlando. MONIKA GRAFF AFP

París (Charlie Hebdo); Kenia (Universidad de Garissa); Bruselas; Bagdad, Latakia, Tartour ; Níger, Nigeria constantes matanzas de Boko Haram...

Ahora en Orlando (Nueva York), el 13 de junio la acción armada de un franco tirador contra una discoteca gay dejó 49 víctimas mortales, la mayoría jóvenes e hispanos.

Víctimas de la intolerancia, la madre de tantas injusticias.


viernes, 27 de mayo de 2016

Comprad mis libros, por favor, ma non troppo

Toda persona tiene derecho a perseguir sus sueños, pero, si el soñador vive en España y ha llegado a la edad provecta, deberá tentarse la ropa antes de publicarlos. Pues, cuando el espíritu de la idiotez gobierna la maquinaria del Estado, puede conducirle a la más absoluta miseria al privarle de la pensión de jubilación si el rendimiento de su actividad como escritor supera un modesto límite. 


Desde que tengo uso de razón, siempre he considerado un deber ético contribuir, desde mis modestas posibilidades, a dejar el entorno que me rodea un poco más limpio y ordenado que como lo encontré. Guiado por ese propósito, siempre he mantenido un activismo social, desde el sindicalismo de base a la participación de distintos movimientos cívicos. Intentar reducir la injusticia, la desigualdad, la falta de libertades, la miseria social y el miserabilismo de la acción política es una aspiración legítima de toda persona con capacidad de imaginar un mundo mejor. I have a dream.

En este sentido, también me he tomado el trabajo de defender por escrito ciertas ideas de progreso. Desde la desobediencia civil al ingreso garantizado. Actividad que, por definición, le convierte a uno en escritor. Oficio sobre cuyas penalidades decía Virginia Woolf: "[...] acentuando todas esas dificultades y haciéndolas más insoportables, está la indiferencia notoria del mundo. El mundo no pide a las personas que escriban poemas y novelas; no los precisa [...]". Tampoco ensayos, añado yo.

Siendo poco proclive al victimismo, nada tengo que reprochar a esta indiferencia del mundo, si bien en alguno de los barrios del planeta las dificultades se agudizan: Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no escribe uno siquiera para los suyos. ¿Quiénes son los suyos? ¿Quién oye aquí? ¿Son las academias, son los círculos literarios, son los corrillos noticieros de la Puerta del Sol, son las mesas de los cafés, son las divisiones expedicionarias, son las pandillas de Gómez, son los que despojan, o son los despojados? Retrato triste del oficio en Horas de invierno, artículo de Mariano José de Larra, una de la plumas más brillantes que ha dado el país.

Escribir en Madrid, cuando guardas tu independencia y no te has dejado marcar por el hierro de alguna ganadería concreta, complica aún más las cosas. Por lo que, en el mejor de los casos, se acaba siendo un escritor a tiempo parcial, pues son muy pocos los que pueden vivir en exclusiva de este oficio.

Pues bien, si habiendo aceptado todos esos inconvenientes te haces viejo en el empeño y, llegado ante las puertas de la senectud, pretendes seguir las pautas del "envejecimiento activo", ahora será la Administración la que, hablando mal y pronto, se encargará de joderte vivo. Ya que actuará como implacable ejecutora de una serie de leyes dictadas por la más absoluta imbecilidad.

Según la normativa actual, cualquier profesional del mundo de la cultura que cumpla más de 65 años y quiera continuar con su actividad tiene dos opciones: o renuncia a su pensión, o descarta cobrar por sus cursos, artículos, conferencias y derechos de autor si el importe es superior al salario mínimo interprofesional, uno de los más bajos de Europa: alrededor de 9.000 euros al año. Un caso concreto es el de Javier Reverte, condenado a pagar una multa de más de 121.600 euros. José Manuel Caballero Bonald o el premio Cervantes Antonio Gamoneda son algunos de los autores que fueron penalizados por cobrar sus derechos de autor y otras actividades cuando ya eran pensionistas.

Es decir, que la ley contempla que una persona pueda compatibilizar su pensión con la obtención de pingües ingresos procedentes de la especulación en bolsa, del alquiler de inmuebles o de la cosecha de aceitunas. (En este caso concreto, si te la cosechan otros, porque lo que la norma te prohibe es trabajar, no la titularidad del cortijo y su rendimiento). Lo que la ley de los imbéciles penaliza, si eres pensionista, es la creación escrita y la percepción de los consiguientes derechos de autoría. 

Todo esto viene a confirmar que "los imbéciles causan más daños que los malvados", según el corolario que se desprende de 'Las leyes fundamentales de la estupidez humana', enumeradas por Carlo M. Cipolla en su libro Allegro ma non troppo (Crítica, Barcelona, 1992). El presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, reconoció que no sólo es "cruel" sino también "idiota" hacer elegir a los autores entre cobrar la pensión o seguir creando, tal y como les obliga la reformada ley de Pensiones.

En esta tesitura, espero que comprendan el dilema que se le plantea a este humilde escribidor: por un lado, es legítimo que aspire a que el público compre mis libros; por otro, he de evitar que no se disparen las ventas para evitar sobrepasar el cicatero límite más allá del cual sería sancionado por la Administración con multa y pérdida de mi magra pensión de jubilado.

Por cierto, en el más reciente de mis libros, dedicado a la defensa y explicación del concepto de Renta Básica Universal, se analiza y desbarata ese tópico que, sin fundamento alguno, sostiene que "con una renta garantizada la gente no trabajaría". Pues bien, e
l hecho de que algunos individuos, pese a disfrutar del derecho a recibir una renta mensual vitalicia de jubilación, nos empeñemos en seguir escribiendo libros constituye una excelente refutación de ese prejuicio. 

Termino. Henry David Thoreau, filósofo de lo cotidiano y pionero de la desobediencia civil, se asignó a sí mismo el poético cargo de "inspector de caminos". Siguiendo su estela, además de recorrer los senderos de la Tierra siempre que puedo, para quitar hierro y solemnidad a mi ridículum vitae, hace tiempo que me permití asignarme el oficio de inventor de libros. ¿Acaso un libro no es un pequeño invento de la razón? Al menos, eso se dice del método oral puro para enseñar a hablar, leer y escribir a los sordomudos, "inventado por fray Pedro Ponce de León", según reza la placa de la estatua erigida en su memoria en el madrileño parque de El Retiro. 

Y precisamente en la Feria del Libro, que anualmente convoca a los lectores en este parque madrileño, me encontraréis mañana, sábado 28, dispuesto a cumplir, si la ocasión se tercia, con la clásica liturgia que se indica más abajo. Eso sí, os ruego contención en el gasto.

Comprad mis libros, por favor, ma non troppo.