A través del equinoccio, la Naturaleza nos ofrece una lección: todo fluye, y entre las probabilidades del flujo, también el estado de igualdad es posible. El final de los tiempos del despido libre, de bajada de salarios y pensiones, llegará cuando el miedo cambie de bando. El primer paso consiste en desahuciar al miedo de nuestras mentes.
El pasado 21 de marzo, el Observatorio de Renta Básica de Ciudadanía (RBC) de Attac-Madrid ofreció un recital poético bajo el lema Poesía en tiempos del despido libre. Que contó con la generosa participación de Mª Ángeles Maeso (Escritora y poeta), Ana Otero (Actriz), Juan Carlos Talavera (Actor), acompañados de las canciones interpretadas por Marta Espinosa, Belén G. Nieto y Daniel Díaz. El acto tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes, coincidiendo con el Día Mundial de la Poesía, propuesto por la Unesco como un tributo a la palabra poética, que se celebra cada año al llegar el equinoccio de primavera.
El equinoccio (aequinoctium: «noche igual») es el momento del año en que el Sol está situado en el plano del ecuador terrestre, donde alcanza el cénit. El paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste entonces coinciden. Los dos polos de la Tierra se encuentran a igual distancia del Sol, cayendo la luz solar por igual en ambos hemisferios.
Los equinoccios ocurren dos veces al año, del 20 al 21 de marzo y del 22 al 23 de septiembre. Son los dos momentos en los que la Tierra y el Sol están más próximos y cuando los rayos solares son más perpendiculares al eje terrestre. Por ello, los días tienen una duración igual a la de las noches en todos los lugares de la Tierra.
Por vía equinoccial, la Naturaleza nos enseña que, si bien las fluctuaciones constituyen la esencia del mundo físico, uno de los estados posibles es el de igualdad. Reducir la desigualdad entre los seres humanos que habitamos la Tierra es el noble impulso surgido del pensamiento humanista que acabaría expresado en la Declaración de los Derechos Humanos aprobada por la ONU en 1948.
Celebrado en el primer equinoccio de 2013, el recital organizado por el Observatorio de RBC, invocó no sólo a Talía, Calíope, Melpómene y Euterpe, musas de la poesía, del teatro y de la música. También a Clío, musa de la historia, pues la primavera llega este año en un momento crucial en que, en los países del sur de Europa, se está produciendo un atentado sin precedentes contra los derechos humanos. Se recortan prestaciones sociales como subsidios por desempleo y pensiones, así como servicios públicos de Educación y Sanidad. Estos recortes en servicios esenciales ponen en peligro incluso la propia vida de las personas.
Las prestaciones y servicios esenciales que constituyen los pilares del Estado del Bienestar no cayeron del cielo. La historia conserva la memoria de las intensas luchas sociales que llegaron a intimidar a las élites que ostentan el poder político y económico, obligándolas a realizar concesiones en el reparto de la riqueza obtenida a partir del trabajo.
Sin embargo, por efecto del olvido de la historia y del abandonismo político por parte de la mayoría social, hace ya años que las élites nos han perdido el miedo. De ahí el descaro y el cinismo con que desmantelan las garantías de la protección social. Estos desmanes continuarán mientras la única respuesta de la mayoría social consista en convocar manifestaciones. Masivas a veces, pero celebradas en domingo, con batucada incluida. Flojo poder de intimidación de los poderosos que piensan lo mismo que cierto cacique rural: "Si icen, que izan, mientras que no azan".
De la mano de Heráclito, aprendimos el principio del flujo universal de los seres: «Panta rei» (πάντα ρεῖ), todo fluye. El devenir esta animado por el conflicto: «La guerra (pólemos) es el padre de todas las cosas», una contienda que es al mismo tiempo armonía, no en el sentido de una mera relación numérica, como en los pitagóricos, sino en el de un ajuste de fuerzas contrapuestas, como las que mantienen tensa la cuerda de un arco.
La constante histórica que define la era del capitalismo es la guerra de clases. Una noción que la mayoría social, pese a estar compuesta de asalariados, ha olvidado. Al contrario que la clase propietaria, que tiene muy clara su posición en el conflicto. Una de las personas más ricas del mundo, el norteamericano Warren Buffet, hizo una declaración a The New York Times tan certera como cínica: "Desde luego que hay una guerra de clases, pero es mi clase, la clase rica, la que está haciendo la guerra y la estamos ganando" (There's class warfare, all right, but it's my class, the rich class, that's making war, and we're winning).
En esa guerra, la patronal sí está activa y permanentemente movilizada, como demuestra la política del partido que representa sus intereses, el Partido Popular. Millones de trabajadores que confiaron incautamente su voto a este partido ahora ven con desolación el resultado: bajada de salarios, descenso brutal de las pensiones y leyes que otorgan barra libre al empresario para despedir sin indemnización.
'Alfon' Fernández, el joven madrileño que estuvo encarcelado casi dos meses tras su detención durante la jornada de huelga del 14-N, declaró muy convencido que: "El miedo va a cambiar de bando". Pero para que eso suceda, para que el miedo cambie de bando, el primer paso consiste en echarlo de nuestra casa. Desahuciar al miedo de nuestra mente. Será entonces, cuando el miedo, miedoso por definición genética, buscará el modo de conseguir alojamiento en otro lado. Y nosotros, liberados de su opresiva presencia, podremos imaginar nuevas vías de atacar a la clase propietaria.
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PS: Aunque el artículo versa sobre el equinoccio, inicialmente apareció titulado Enseñanzas solsticiales. ¡Cómo están las cabezas! Con el cambio de hora he despertado.
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Flashmob en Madrid organizado por el programa de radio CARNE CRUDA 2.0 Gracias a los músicos, al coro de la Solfónica y a los cámaras y sonidistas que lo hicieron posible.