En el discurso pronunciado el pasado domingo en la plaza de toros de Valencia ante 9.000 militantes, Pablo Casado, el actual líder del Partido Popular, desgranó las líneas fundamentales de su programa electoral: derogar todas las leyes aprobadas por el Gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez si, dentro de dos años, llega al poder. ¿Será la bajada del SMI acordada por este Gobierno la primera medida que adopte un hipotético Casado en la Moncloa? Advertido, pues, queda el electorado.
No hay pruebas científicas concluyentes que permitan establecer una relación directa entre la última subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y la violenta erupción del volcán de la isla de la Palma, ocurrida pocos días después de ser anunciada la subida del SMI pactada entre los sindicatos y el actual Gobierno presidido por Pedro Sánchez. Sin embargo, el modesto incremento de su cuantía en 15 euros mensuales ha hecho sonar con estridencia las sirenas de alarma en los selectos círculos de la sociedad biempensante de la España eterna, estremecidos por el temor a catástrofes de toda índole derivadas de tal medida.
Así lo han advertido los máximos
representantes del cuñadismo económico, entre los que destaca el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que llama "a la prudencia".
"Sabemos que incrementos moderados en el SMI generan efectos negativos moderados
en el empleo, pero que pueden ser más elevados en colectivos de baja
productividad, jóvenes o mayores de 45 años", ha explicado.
Por otro lado, según un sondeo realizado por Infojobs, al menos una de cada tres empresas españolas (32%) afirma que la subida del 1,6% del salario mínimo para este año, 15 euros mensuales, desembocará en despidos de parte de la plantilla.
George Grosz Los pilares de la sociedad, 1926,
La medida es una de las pocas que en el último año y medio ha salido sin consenso de la Mesa del Diálogo Social en la que se sientan los sindicatos UGT y CCOO y las patronales CEOE y Cepyme, ya que cuenta con el apoyo de los primeros y el rechazo de los segundos. ha querido sumar al pacto por esa subida. “La batalla de la CEOE es más ideológica que económica”, explica el sindicalista y político Joan Coscubiela.“ En su negativa a la subida del salario mínimo hay mucho ideologismo sin fundamento económico. El peso de sectores que han hecho de la precariedad su estrategia competitiva es aún muy importante en la patronal, sobre todo por la inhibición asociativa de las empresas más dinámicas e innovadoras”, concluye Coscubiela.
Vayamos entonces al lado práctico de la cuestión descendiendo al lugar de trabajo. Supongamos que un pequeño empresario, por ejemplo, el cervecero, el panadero o el carnicero que ejemplifica Adam Smith en La riqueza de las naciones, tiene un empleado al que hasta ayer pagaba un salario mensual de 950 euros. A partir de ahora, con la nueva subida, tendrá que pagarle la fastuosa cifra de 965 euros, que tampoco es para tirar cohetes. ¿Se tambaleará el negocio? ¿Prescindirá por ello de tal empleado?
No sólo resulta poco creíble sino que estos honrados comerciantes deberían estar contentos ante el incremento de la capacidad de consumo de sus parroquianos perceptores del SMI. Los 15 euros adicionales por paga, supone poder comprar entre dos y tres kilos de carne de cerdo o de pollo al mes, algo para nada desdeñable en un país en el que casi un millón de hogares (el 5,5%) apenas accede a la proteína animal, hasta diez kilos de legumbre o entre ocho y diez de plátanos y naranjas. O tal vez, alguna de esas cañas de cerveza en las que los dirigentes populares madrileños consideran el más alto exponente de libertad.
Sin embargo, según el razonamiento de la patronal y sus consultoras asociadas, había una
considerable cantidad de empresarios que, a partir de ahora, si han de pagarles
965 euros tendrán que despedirlos porque ya la plusvalía que aportan no resulta rentable. Pues, hablando
mal y pronto, vaya una mierda de empresarios si todo su emprendimiento, su
producto y productividad se encuentra afectado por una cantidad tan
irrisoria.
En tal caso, para sanear el sistema económico general lo mejor que puede suceder es que desaparezcan tales empresas de mierda, y sean reemplazas por otras iniciativas más dinámicas e innovadoras. Lo cual sería coherente con la aplicación estricta de uno de los principios que explican la dinámica interna del capitalismo: la destrucción creativa. También conocido como 'vendaval de Schumpeter', es un concepto que se suele identificar con el economista austriaco Joseph Schumpeter, debido a que lo desarrolla con más profundidad en su libro Capitalismo, Socialismo y Democracia (1942).
La destrucción creativa es el proceso por el cual una innovación cambia el modelo de negocio predominante de una industria. Esto, transformando las técnicas de producción o de comercialización. Incluso, puede modificarse la misma mercancía final.
Como parte de la destrucción creativa, las empresas deben adaptarse a la nueva dinámica del sector. Así, pueden llegar a cerrar líneas de negocio para abrir otras nuevas. Aquellas firmas que no se adecúen deberán cambiar de actividad o simplemente desaparecer. En otras palabras, se ‘destruye’ algo para ‘crear’ algo nuevo y, habitualmente, mejor. (Economipedia)
En cualquier caso, produce cierto pudor estar hablando de una cantidad tan modesta como esos 15 euros de subida del SMI en un momento en el que los denominados ‘Papeles de Pandora’ destapan los negocios opacos de políticos, millonarios y artistas de más de 90 países que defraudan cantidades millonarias a Hacienda a través de operaciones off shore en paraísos fiscales. Destaca la figura de Mario Vargas Llosa, un magnífico escritor pero pésimo ciudadano, que elude el pago de impuestos a través de una sociedad en las Islas Vírgenes. Entre estos defraudadores, se estima que unos 600 son españoles. ¿Serán de esos 'buenos españoles' que llevan pulserita con la bandera nacional?
Por si éramos pocos, parió la abuela. La derecha española vuelve a sus orígenes franquistas y reaccionarios. En su discurso pronunciado el pasado domingo en la plaza de toros de Valencia ante 9.000 militantes, Pablo Casado, el actual líder (con permiso de Isabel Ayuso) del Partido Popular, desgranó las líneas fundamentales de su programa electoral, un programa en negativo: derogar todas las leyes aprobadas por el Gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez si, dentro de dos años, llega al poder.
¿Será la bajada del SMI la primera medida de un hipotético Casado en la Moncloa? Advertido, pues, queda el electorado.