lunes, 21 de marzo de 2011

Crece el número de personas sin derecho a asistencia sanitaria en España


La cada vez más insostenible precariedad laboral lleva aparejado otro grave problema: los desempleados que agotan el subsidio por desempleo, así como los jóvenes mayores de 26 años que no han trabajado nunca, pierden el derecho a la asistencia sanitaria en el sistema público de salud.


Vivimos, españolas y españoles, confiados en la creencia de que el Sistema Público de Salud, mejor dicho, los 17 Sistemas Públicos de Salud —puesto que se trata de una competencia transferida a las administraciones autonómicas— nos cubre en cualquier circunstancia. Es una premisa falsa: no todas las personas están amparadas por el sistema. Ese celebrado derecho universal a la atención sanitaria tiene un agujero en su cobertura que podría afectar a entre 90.000 y 180.000 personas, según el Ministerio de Sanidad. Cifra que aumenta día a día a medida que crece la precariedad laboral, y que en estos momentos podría rondar las 300.000 personas situadas fuera del paraguas de la sanidad pública.

La clave de esta falta de cobertura reside en que la asistencia por parte del sistema público de salud se realiza a través de la Tarjeta de Asistencia Sanitaria, y ésta no se facilita a desempleados sin subsidio con alguna renta ni a quien no ha cotizado nunca y tiene algún tipo de ingreso, por mínimo que éste sea. De esta forma, cuatro grandes colectivos sociales quedan sanitariamente desprotegidos:

a) parados que han dejado de percibir el subsidio de desempleo y que tienen algún tipo de renta

b) españoles que han vivido en países del extranjero sin convenio sanitario con España y que tienen recursos económicos

c) personas que nunca han trabajado y disponen de alguna renta

d) ejercientes de profesiones liberales incluidos en colegios profesionales que no están integrados en el régimen especial de autónomos.

En España, los trabajadores que cotizan, los pensionistas y las personas que reciben algún tipo de subsidio por desempleo, así como los beneficiarios —cónyuges o hijos— de todos ellos tienen derecho a la atención sanitaria pública. También lo tienen los menores y las personas sin medios económicos.

El problema afecta especialmente al creciente número de personas desempleadas que agotan el derecho a percibir un subsidio por desempleo, y a los jóvenes que no han trabajado nunca. Hasta los 26 años pueden permanecer como beneficiarios en las cartillas de asistencia sanitaria de alguno de sus progenitores, si es que estos todavía tienen empleo. A partir de esa edad pierden la protección sanitaria.

Una gran parte de la población no es consciente de este agujero en la cobertura sanitaria, sin embargo, cada vez aumenta el número de las personas que pueden llevarse una desagradable sorpresa al recibir una factura de importe considerable por los servicios sanitarios recibidos. Porque, por el momento, a nadie que llegue a un hospital con un problema se le niega la asistencia. El paciente es atendido normalmente, lo que se le deniega es la gratuidad de esa asistencia si pertenece a alguno de los grupos antes mencionados.

Hasta ahora, en la práctica, no se ha sido muy estricto y en la mayoría de los casos se ha venido atendiendo igual y sin coste a las personas que no tienen la cobertura sanitaria pública. Pero tras los sucesivos recortes presupuestarios, las Administraciones autonómicas, especialmente aquellas que plantean aplicar el copago, caso del Gobierno de la Comunidad de Madrid, podrían empezar a cobrar los servicios sanitarios a las personas excluídas de la cobertura.

Existe, no obstante, una última red a la que asirse para evitar esa desprotección sanitaria: solicitar la asistencia en calidad de pobre de solemnidad. Esto es, desprovisto de recursos. Para ello deberá demostrar que su renta patrimonial no supera el doble del Indicador Público de Rentas Múltiples, unos 1.000 euros mensuales. Pero esto implica una serie de trámites engorrosos, humillantes y arbitrarios. Pues los criterios para juzgar a través de una prueba de recursos (means test) quedan al arbitrio del funcionario de turno de la correspondiente Administración autónoma.

Post Scriptum I

Este artículo ha sido abundantemente reproducido en otros medios digitales, generando cierto debate en algunos foros de Facebook o Menéame. Los intervinientes en esos foros se pueden clasificar en dos grandes grupos: por una parte, los que nunca han tenido oportunidad de constatar esta realidad y se muestran escépticos con esta información, incluso faltones, conforme a la vieja costumbre de la Celtiberia de charanga y pandereta que desprecia cuanto ignora; por otra parte, están los que han tenido ocasión de experimentar en propias carnes esta circunstancia, confirmando con casos concretos la situación denunciada.
De la que, por cierto, también se han hecho eco otros medios como El País o El Confidencial.

Para los escépticos: también dice la Constitución que todo el mundo tiene derecho al trabajo, y sin embargo hay casi cinco millones de desempleados en España. Creemos que la atención sanitaria en España es universal porque lo dice la Constitución, pero luego vienen las leyes y, sobre todo, los reglamentos que desarrollan el mandato constitucional, y es ahí donde se desvirtúa el espiritu original con excepciones. "Haced las leyes, dejadme a mí hacer los reglamentos", decía el conde de Romanones. Los desempleados que agotan el subsidio por desempleo, así como los jóvenes mayores de 26 años que no han trabajado nunca, pierden el derecho a la asistencia sanitaria.

En principio sin tarjeta sanitaria solamente se atiende en urgencias, por eso los servicios de urgencias hospitalarias están siempre tan saturados de inmigrantes. Pero para que le asignen un médico de familia y por tanto el acceso a medicamentos subvencionados, en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, se precisa que el titular esté cotizando a la Seg. Social, o bien que sea beneficiario de alguien que cotice (tiene que estar empadronado en el mismo domicilio que el titular). En último lugar está la vía de acreditar carencia de recursos, pero es un procedimiento bastante tortuoso, que se tiene que renovar cada tres meses.

Combinada con las restricciones presupuestarias, esta laguna normativa puede convertirse en un grave problema para muchas personas.

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Post Scriptum II



En septiembre de 2011, el Congreso da luz verde a la ley que extiende por fin el acceso a la sanidad a 250.000 españoles excluidos

El Pleno del Congreso ha aprobado, con fecha 22/09/2011, el proyecto de Ley de Salud Pública, que garantiza el derecho a la asistencia sanitaria pública y gratuita de todos los ciudadanos, a través de la universalización del Sistema Nacional de Salud (SNS). En virtud de esta nueva norma, se extiende el acceso al SNS de unos 250.000 españoles que hasta ahora quedaban excluidos: la mayoría parados que han agotado la prestación por desempleo, personas que nunca han cotizado o lo han hecho en países sin convenio con España, o profesionales que tienen seguros con alguna mutua.

La extensión de la sanidad pública gratuita para los parados de larga duración sin subsidio de desempleo se hará efectiva el 1 de enero de 2012. Para el resto se ha acordado que en un plazo de seis meses desde la aprobación de la norma se reglamentará cuándo y cómo se hará efectiva dicha extensión de derechos.

La ley reconoce el derecho a una cartera de servicios "básica y común" en el ámbito de la salud pública, que incluirá un calendario único de vacunación y una oferta única de cribados poblacionales. Además, establece que las autoridades vigilarán el impacto en la salud de la exposición a emisiones electromagnéticas, velarán por la seguridad alimentaria y estudiarán los riesgos relacionados con el trabajo y sus efectos sobre la salud.

La norma obligará, además, a las administraciones públicas a controlar la publicidad relacionada con la salud y a limitar todo lo que pueda suponer un perjuicio para ella. Garantiza también la prevención y detección precoz de las enfermedades raras, así como el apoyo a las personas que las padezcan y a sus familias.

Luego la información principal era absolutamente cierta y rigurosa.

quod erat demonstrandum





lunes, 7 de marzo de 2011

Islandia, Winsconsin: Otra rebelión es posible


Albert Camus, Nobel de Literatura (1957), definió la rebelión como "el acto del hombre informado que posee la conciencia de sus derechos". Pero los medios de comunicación al servicio de las plutocracias europeas están silenciando los movimientos de rebelión contra los poderes financieros que se están produciendo en el seno de sociedades del Norte: Islandia y Winsconsin. No conviene informar a la gente, no vaya a ser que tomen conciencia de sus derechos y cunda el ejemplo.

En materia de rebeliones contemporáneas, la atención de los medios de comunicación se centra en los acontecimientos, sin duda significativos, que están ocurriendo en los países árabes, principalmente en los situados en el norte de África. Sin embargo, hay otras rebeliones en el seno del Primer Mundo que vienen siendo convenientementes silenciadas por los medios de comunicación al servicio de las plutocracias europeas. No conviene que cunda el ejemplo




Islandia: La revolución silenciada


Es la revolución de Islandia, donde se ha producido la dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis, reescritura de la constitución por los ciudadanos y un proyecto de blindaje de la libertad de información y de expresión.

Nada de esto se ha hablado en los medios de comunicación europeos, ni en las repugnantes tertulias radiofónicas de politicastros de medio pelo y mercenarios de la desinformación. Debe ser que no interesa que un pueblo coja las riendas de su soberanía y plante cara al rodillo neoliberal mientras en España la consecuencia de la crisis es un proceso de socialización de las pérdidas con recortes sociales, como el de las pensiones, y precarización de las condiciones laborales. A grandes rasgos, estos son los datos esenciales del proceso que vive Islandia:

 A finales de 2008, los efectos de la crisis en la economía islandesa son devastadores. En octubre se nacionaliza Landsbanki, principal banco del país. El gobierno británico congela todos los activos de su subsidiaria IceSave, con 300.000 clientes británicos y 910 millones de euros invertidos por administraciones locales y entidades públicas del Reino Unido. A Landsbanki le seguirán los otros dos bancos principales, el Kaupthing el Glitnir. Sus principales clientes están en ese país y en Holanda, clientes a los que sus estados tienen que reembolsar sus ahorros con 3.700 millones de euros de dinero público. Por entonces, el conjunto de las deudas bancarias de Islandia equivale a varias veces su PIB. Por otro lado, la moneda se desploma y la bolsa suspende su actividad tras un hundimiento del 76%. El país está en bancarrota.

 El gobierno solicita oficialmente ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), que aprueba un préstamo de 2.100 millones de dólares, completado por otros 2.500 millones de algunos países nórdicos.

 Las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. El 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después, las caceroladas ya son multitudinarias y provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Es el primer gobierno (y único que yo sepa) que cae víctima de la crisis mundial.

 El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.

 A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%.

· Mediante una ley ampliamente discutida en el parlamento se propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.

 En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos. La revolución islandesa consigue una nueva victoria de forma pacífica.

El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda.

· A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden internacional de arresto contra el ex-Presidente del Kaupthing, Sigurdur Einarsson.

 En este contexto de crisis, se elige una asamblea constituyente el pasado mes de noviembre para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa. Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas. La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.

Silenciada por la práctica totalidad de los
media, la información que reproducimos aquí está tomada del blog nosinmibici.com donde puede ampliarse la información, tanto de la breve historia de la Revolución Islandesa, como de las características del país, que ha sido recorrido en bicicleta por el autor del blog.


Winsconsin se rebela contra la precariedad social

El pasado día 15 de Febrero, miles de manifestantes saliesen a la calle de la capital de Wisconsin a protestar contra uno de los planes de recorte público más agresivos amparados en el dogma de la reducción del déficit. El día 16, miles de personas ocuparon el Capitolio de la ciudad de Madison, un hecho insólito sin precedentes históricos cercanos tanto en EEUU como en Europa. Scott Walker, gobernador republicano de ese Estado, lanzaba una ley que empeora los ya precarios seguros médicos de los trabajadores públicos, recorta sus pensiones y limita los derechos de negociación colectiva a lo estrictamente salarial, mermando la capacidad de negociación de los sindicatos. Igualmente, liquida el derecho de organización gremial y de paritarias para los empleados públicos. Por último, el gobernador anunciaba el despido inmediato de 1.500 trabajadores del sector público y otros 12.000 en el sector educativo durante los dos próximos años. Los maestros están en huelga.

Desde entonces, se suceden manifestaciones a diario en EEUU, tanto en Wisconsin como en otros catorce estados donde se intentan emular las mismas medidas neoliberales. En Ohio, la votación de una ley similar es inminente. Allí, miles de manifestantes protestan frente al Capitolio de la capital. En Indiana, también se ocupó la sede gubernamental.

Tras la aprobación de la ley, el 26 de febrero, más de cien mil personas se concentraron en Madison, el mayor número en 11 días de manifestaciones. La policía desobedeció ese mismo día la orden del gobernador Scott Walker de desalojar a centenares de activistas sindicales, trabajadores públicos y estudiantes que ocupan el interior de la sede del gobierno de Madison. Mientras, continúan las concentraciones pacíficas en Nueva York, Chicago, Columbus, Los Ángeles y Denver, entre otras ciudades. Decenas de miles de personas siguen protestando en la calle en solidaridad por todo el país.




Porqué fui a Madison, Wisconsin

Michael Moore


Amigos,

Ayer por la mañana temprano, alrededor de la 1:00 AM, había terminado mi trabajo diario sobre mi actual “proyecto” (topsecret por ahora – lo siento, para no alertar a los ladrones!). Alguien me mandó un “link” sobre una discusión que mantuvieron Bill O’Reilly y Sarah Palin algunas horas antes acerca de mi creencia de que el dinero de los ricos del siglo XXI no les pertenece – y que una considerable cantidad había sido girada por ellos al exterior.

Ambos se refirieron a los comentarios que yo había hecho a principios de semana en un pequeño cable titulado GRITtv (Parte 1 y Parte 2). Yo no sabía sinceramente que saldría esa noche al aire (se me había pedido detenerme y decir algunas palabras sobre el apoyo a un video del sindicato de enfermeras) pero hablé con el corazón de los millones de compatriotas usamericanos a quienes una clase criminal de millonarios y multimillonarios les han robado sus casas y sus trabajos. Fue la mañana siguiente a la entrega de los Oscar, en la que el ganador del Mejor Documental “Inside Job” declaró frente al micrófono: “Quiero empezar señalando que tres años después de la horrible crisis financiera ocasionada por un fraude financiero, ningún ejecutivo de las finanzas ha ido a la cárcel”. Y fue muy aplaudido. (¿Cuándo se abuchearon los discursos en los Oscar? Diablos!)

GRITtv irradió mis comentarios – y toda la semana el ala derecha estuvo alterada por lo que dije: que el dinero que los ricos habían robado (o por el que no habían pagado impuestos) le pertenecía al pueblo estadounidense. Drudge, Limbaugh, Beck y hasta Donald Trump se volvieron locos, insultándome y sugiriéndome que me marchara a Cuba. Por lo tanto en la madrugada del día siguiente me senté a escribirles una respuesta. Alrededor de las 3hs AM, se había convertido en algo más que un manifiesto sobre la guerra de clases – o mejor diría, un manifiesto acerca de la guerra de clases que los ricos han instalado gobernando al país durante los últimos treinta años. Lo leí en voz alta para mí mismo para ver como sonaba (tratando de no despertar a nadie en el departamento) y entonces – y esta es la razón por la que nadie más se despertó a las 3hs AM – el loco dio una patada y dijo: “Debo ir en el auto a Madison y leer este discurso.”

Comprobé la dirección y ví que no había ningún gran rally oficial planificado en ese sentido como el que había habido el sábado anterior y lo habría el sábado siguiente.

Solo la normal manifestación y ocupación del Capitolio que se había iniciado el 12 de febrero (el día siguiente en que Mubarak fue derrocado en Egipto) en protesta porque el gobernador intenta eliminar los sindicatos de empleados estatales.

Entonces, son las tres de la mañana y estoy a mil millas de Madison y sé que los micrófonos abiertos para que la gente se exprese comienzan a mediodía. Hmm! No me da el tiempo para ir manejando desde Nueva York. Me dirigí al aeropuerto. Dejé una nota en la mesa de la cocina diciendo, estaré de regreso a las 9hs PM. Llamé a un amigo y le pedí que se encontrara conmigo en el mostrador de la empresa Delta. Llamé al chico que maneja mi sitio web, lo desperté y le pedí que se conectara con los coordinadores en Madison y que les dijera que estaba en camino y que quería decir unas palabras, si fuera posible – “pero diles que tengo otros planes si no hay lugar para mí. Estaré feliz acompañándoles mostrando una señal y cantando Solidaridad para Siempre.

Y lo logré. Los luchadores, sabiendo que estaba allí, me pidieron que liderara su manifestación de protesta a través del centro de Madison. Marché con ellos, junto a John Nichols (que vive en Madison y escribe para The Nation). La congresista Tammy Baldwin y la gran cantante Michelle Shocked también habían decidido adherir.

El panorama en Madison no tiene nada que ver con lo que se muestra por TV o en los diarios. Primero uno se entera de que toda la ciudad está de acuerdo. En las calles, en los negocios se ven muestras de que toda la ciudad apoya a los empleados públicos. Hay cientos de personas recorriendo las calles en las seis manzanas que conducen al Capitolio, llevando pancartas, gritando y alentando y vociferando. Luego hay escenarios y amistosa competencias alrededor del edificio (ayer se estimaba entre 50 y 70 mil personas, la más pequeña hasta ahora) Un enorme camión provisto por James Hoffa de los Teamsters estaba estacionado en la calle frente al Capitolio como un “no se metan con nosotros” tanque Sherman. Hay una larga fila –separada de las demás demostraciones – de 4 mil personas esperando turno para entrar por la única puerta abierta del Capitolio para unirse a los ocupantes que están adentro.

Y dentro de la Rotonda se está… bien, se le llenarán de lágrimas los ojos si va allí. Es como una tumba para el pueblo trabajador – lo que son los EE.UU. y lo que serían – llena de familias de chicos y de muchos ciudadanos mayores haciéndome feliz por el impacto sobre las expectativas de vida del siglo pasado. Había abuelas y abuelos que recordaban a FDR y a La Follette de Wisconsin(1) mirando largamente esta lucha. Permanecer en la Rotonda era como una religiosa experiencia. Nunca vi nada similar en décadas

Y fue en ese lugar, al aire libre en las escalinatas del Capitolio ante una multitud a la que no veía el final en que “aparecí” y dije mi discurso incomparable a todos mis anteriores. Como lo había escrito y no tuve tiempo de memorizarlo leí todas las páginas que había llevado conmigo. Quería estar seguro de que las palabras que había elegido eran claras y exactas. Supe que tenían la potencia de conducir a los oyentes a la irascibilidad (no a una linda mirada) pero también temí de que los ricos dueños de los Derechos iban a ver la necesidad de tomar represalias porque estas palabras podrían poner en acción a los ciudadanos a través de todo el territorio. Después de todo los estaba informando. Vamos a seguirlos, los vamos a detener y vamos a recuperar el dinero/los trabajos/las casas que le han robado al pueblo. Han ido demasiado lejos. Es demasiado que no estén satisfechos habiendo hecho millones, ustedes querían tener billones – y ahora ustedes quieren quitarnos la posibilidad de hablar y de negociar. Su punto de referencia es Wall Street; les ha llegado el momento de la venida de Jesús, America Corporativa. Estoy contento porque podré ser testigo de todo eso.

Pueden encontrar la versión escrita de mi discurso en mi sitio web Por favor léanlo y distribúyanlo ampliamente. También pueden ver el video en que doy el discurso en los escalones del Capitolio. Les mandaré una segunda versión corta con solo el discurso para que puedan difundirlo una versión en limpio de la historia de cómo abandoné a mi familia en medio de la noche para ir por un día a Wisconsin.

No puedo expresarles el nivel de admiración que siento por la gente de Wisconsin, quienes desde hace tres semanas, enfrentan el brutal y frío invierno y permanecen frente al Capitolio del estado. Les digo que cientos de miles de personas se han dirigido a Madison para hacer oir sus voces, Todo comenzó con el abandono de las clases de los estudiantes secundarios y la marcha hacia ese edificio. (pueden leer el informe en el High School Newspaper de mi sitio web). Luego se les unieron los padres. Luego 14 valientes senadores demócratas abandonaron el estado para que el gobernador no lograra quórum.

Y todo eso mientras la Casa Blanca trataba de detener el movimiento. Pero no fue posible. El tren del pueblo dejó la estación. Y ahora las protestas están desparramándose por cerca de 50 estados.

Los medios le han dado una pobre cobertura (imagínese la toma del poder en cualquier otro país, liberal o totalitario – nuestros medios se hubieran ensañado con ella) Pero esto les asustaría igual que a sus patrones. Los organizadores me dijeron esta mañana que mi show los alentó ayer mucho más porque se ha producido una inyección de optimismo que debemos mantener. Estoy contento de poder ayudar. Pero se necesitan a muchos más que yo y necesitan hacer cosas similares en sus ciudades y sus estados.

¿Qué más? Yo sé que ustedes saben: que es nuestro momento. Hay que tomarlo. Cada uno de nosotros puede hacer algo

Vuestro

Michael Moore

Traducción libre Susana Merino

Nota (1) Franklin Delano Roosvelt y una ciudad del estado de Wisconsin






jueves, 3 de marzo de 2011

¿Fue humanitaria la peste de Atenas?



El conflicto armado que pretende derrocar al régimen autoritario de Muamar El Gadafi, en Libia, está produciendo el desplazamiento de grandes masas de población, que buscan refugio en países vecinos. Sin medios para sobrevivir, sobre los desplazados se cierne una tragedia. Una "crisis humanitaria", según los grandes medios de comunicación. ¿Desde cuándo una tragedia es humanitaria? En todo caso, ese calificativo es aplicable a la ayuda que otros países no afectados puedan prestar a las víctimas.


Las catástrofes naturales, unidas a las causadas por el hombre, obligan a grandes grupos de la población humana del planeta a vivir en situaciones límite. Lo habitual es que la atención de los medios de comunicación ponga el foco en la crisis más reciente, olvidando la existencia de las anteriores. Con la honrosa excepción del dibujante Forges, que a diario la recuerda en sus viñetas, los media han olvidado la precaria situación en que viven los habitantes de Haití, devastado tras un terremoto y asolado después por diversas epidemias, entre ellas la del cólera.

Ahora mismo, la crisis ‘de moda' en los medios de comunicación es la producida por los movimientos de población que huyen del conflicto armado desatado en Libia entre el dictador Muamar El Gadafi y los grupos rebeldes que pretenden arrebatarle el poder.

En el vecino Túnez, miles de egipcios esperan a que alguien les ayude a regresar a su país tras salir de Libia. Los soldados tunecinos, desbordados, intentan controlar a la enorme masa de refugiados que huye de la guerra con escasos medios y mucha lentitud. Confiscan los pasaportes y los llevan en autobuses hacia un campamento a pocos metros de la frontera, cuenta una información, informa el diario Público.

El conflicto en Libia se ha convertido ya en una crisis humanitaria, dice El País, citando fuentes del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que cifra en unas 100.000 personas el número de las que han abandonado ya Libia.

Libia: advierten de la creciente crisis humanitaria, reza el titular de una información de la BBC,
describiendo la avalancha de refugiados como un "tsunami de inmigrantes". Los protagonistas forzados de esta oleada necesitan urgentemente comida y cobijo. Se necesitan tiendas, mantas y comida alta en proteínas, así como barcos y aviones para trasladar los refugiados de las zonas inmediatamente cercanas a la frontera.

A todo esto, en diversas zonas del mundo otras grandes masas de población viven en situaciones límite en campamentos donde a duras penas llega la ayuda internacional. "Sigue habiendo las mismas crisis. Casos como Somalia y Congo arrastran desastres humanitarios desde hace 15 años y empeoran con el tiempo. Sigue sin resolverse la ecuación violencia más desplazamiento es igual a crisis humanitaria", afirmaba en 2009 la presidenta de Médicos Sin Fronteras (MSF), Paula Farias. Al día de hoy, dichas crisis mantienen su gravedad.

Todas estas declaraciones coinciden en asignar a la crisis el calificativo de humanitaria. Una corrupción expresiva. En efecto, según su magnitud, una catástrofe podrá calificarse como intensa, terrible, espantosa, etc., pero nunca como humanitaria. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define la voz
humanitario, ria como:

1. adj. Que mira o se refiere al bien del género humano.
2. adj. Benigno, caritativo, benéfico.
3. adj. Que tiene como finalidad aliviar los efectos que causan la guerra u otras calamidades en las personas que las padecen.

Es decir, que humanitaria es la ayuda que otros gobiernos, organizaciones no gubernamentales o personas particulares puedan prestar a los damnificados por una catástrofe o situación de crisis, pero ni una catástrofe o una crisis en sí misma deben ser calificadas como humanitarias. Pues ello equivaldría a considerar que la peste de Atenas, que entre otras víctimas se llevó por delante al gran gobernante Pericles, era una peste humanitaria.

El año 430 a.C. se declaró en Atenas una gran epidemia de uno de esos males escontagiosos que en la Antigüedad y en la Edad Media se denominaban peste. En su colosal poema en seis cantos
De la naturaleza de las cosas, el epicúreo poeta romano Tito Lucrecio Caro describió la peste de Atenas con dramáticos y terribles tintes.

Aunque en tierra yacían insepultos
Montones de cadáveres, las aves
Y voraces cuadrúpedos huían
Su hedor intolerable, y no tardaban,
Si los probaban, en perder la vida:
Las aves, sin embargo, no salían
Impunemente por aquellos días,
Ni dejaban las fieras alimañas
Las selvas por la noche; casi todas
Sucumbían al morbo y fenecían:
Principalmente los leales perros
En medio de las calles extendidos
Enfermos daban el postrer aliento,
Que arrancaba el contagio de sus miembros.
Precipitadamente arrebataban
Sin pompa los cadáveres: no había
Allí un seguro y general remedio:
La pócima que había prolongado
La vida a unos, a otros daba muerte.



La peste de Atenas, Michiel Sweerts

Toda vez que Lucrecio escribe su poema tres siglos después de acontecida esta terrible peste, su fuente de información es, seguramente, la del historiador griego Tucídices (c. 460 a. C. - Tracia, c. 396 a. C.) que en su Historia de la Guerra del Peloponeso documentó la peste de Atenas. Y que en uno de sus pasajes utiliza precisa y adecuadamente el término 'humanitario':

Ninguna constitución, fuese robusta o débil, se mostró capaz de resistir el mal, sino que a todas indistintamente las arrebataba cualquiera que fuese el régimen seguido. Pero lo más terrible de toda la enfermedad era el desánimo de quien se sentía enfermo, porque abandonándose a la desesperación mucho más fácilmente y no intentaba resistir, y también el hecho de que, contagiándose los unos atendiendo a los otros, morían como ovejas. Esto causaba más mortandad. Ya que, si por miedo no se querían visitar unos a otros, los enfermos morían abandonados, y muchas casas quedaron vacías porque nadie se preocupaba de ellas. Sucumbían los que presumían de sentimientos humanitarios. Por pundonor no se quejaban, entrando de los amigo, cuando hasta los familiares, vencidos por el exceso del mal, acababan por cansarse de los lamentos de los moribundos. No obstante, los que se habían salvado de la enfermedad eran los que más se apiadaban del moribundo y del enfermo, porque tenían experiencia y se sentían ya seguros; y es que el mismo hombre no era atacado dos veces por el mismo mal. Y recibiendo las felicitaciones de los demás, ellos mismos, en el exceso de la alegría del momento, tenían para el porvenir la vana esperanza de que ya no morirían nunca más de otra enfermedad. Acentuó la angustia para los atenienses, en medio de la calamidad presente, la evacuación de los campos a la ciudad, sobre todo para los refugiados. Pues como no habían casas para ellos y vivían, en pleno verano, en barracas hacinadas, la mortandad se producía en medio de la confusión; mientras iban muriendo quedaban, ya cadáveres, unos sobre otros, y se arrastraban medios muertos por las calles y junto a todas las fuentes por anhelo de agua. Los templos estaban llenos de cadáveres de los que allí mismo morían, porque la violencia del azote era tal que los hombres no sabiendo que sería de ellos, tendían a no hacer caso de la religión ni de la decencia.


Calificar una catástrofe o una crisis de desplazados como humanitaria, según acostumbran gobernantes y medios de comunicación, constituye, y vuelvo al DRAE,
un idiotismo:

(Del lat. idiotismus y éste del gr. idiotismós, lenguaje ordinario o vulgar). Ignorancia, falta de instrucción. // Modo de hablar propio de una lengua que no se ajusta a las reglas ordinarias de la gramática.

El frecuente uso de idiotismos en el discurso político deteriora éste no sólo desde el punto de vista gramatical. También, y lo que es mucho peor, desde el conceptual. Pues, al banalizarlo todo, se empieza hablando de 'crisis humanitarias' y se acaba enviando tropas militares armadas hasta los dientes con el pretexto de una 'intervención humanitaria' con maquinaria pesada de guerra.