domingo, 10 de septiembre de 2017

España, aumenta la brecha social entre ricos y pobres

"Los pobres son pobres porque no invierten", reza un cruel aforismo económico. Pues bien, los ricos no sólo son ricos gracias a su sabiduría inversora, sino también porque apenas pagan impuestos para mantener las cuentas generales del Estado.


Al gobierno de Rajoy le ha venido de perlas el ruido mediático derivado del conflicto independentista —que enfrenta a una parte de Cataluña con el resto del Estado— para tender una cortina de humo que esconda tanto el lodo de la corrupción que anega al Partido Popular como la realidad socioeconómica del país. Una realidad caracterizada por un continuo crecimiento de la desigualdad. 

Con todo este ruido se habla poco de las principales preocupaciones de la mayoría de la población: para empezar, el paro que no cesa y es motivo de una de las grandes vergüenzas nacionales: el hecho de que siete de cada 10 hogares no consigan llegar a fin de mes con sus ingresos. Circunstancia puesta de relieve por Cáritas. Si el independentismo catalán supone un riesgo de ruptura de una parte de España, la desigualdad constituye una herida que escinde el tejido social. Una brecha que se ensancha día a día al comprobar que esta indignante pobreza convive con la insultante riqueza que posee una minoría. Riqueza que aunque fuera legítima es insultante por insolidaria.

En España hay 57.218 millonarios, personas que declaran tener una base imponible en el impuesto sobre patrimonio superior a 1,5 millones de euros. Han aumentado un 1% respecto a 2014 y un 28% desde 2011. En concreto, el número de superricos ha crecido un 24% desde el inicio de la recuperación económica. Son las 549 personas que declaran tener un patrimonio superior a 30 millones. 

"Los pobres son pobres porque no invierten", reza un cruel aforismo económico. Pues bien, los ricos no sólo lo son gracias a sus inversiones, sino también porque no pagan impuestos para mantener las cuentas generales del Estado. a título de ejemplo, los superricos se ahorraron 273 millones de euros en Impuesto de Patrimonio en 2015. Las bonificaciones autonómicas permitieron ese ahorro, la mayoría en la Comunidad de Madrid, a 350 de esos multimillonarios.

Los datos de la Encuesta Financiera de las Familias, de 2014, indican que los estratos más pobres de la sociedad española perdieron más riqueza durante la crisis que el 10% más rico. La riqueza neta media del 25% más pobre de la población perdió un 108% de su patrimonio entre 2008 y 2014 (de tener 14.800 euros a promediar deudas por 1.300 euros). El 10% más rico apenas perdió un 4% de su riqueza. 

Asimismo, el ruido independentista está haciendo que pase desapercibido otro hecho indignante: según el Banco de España, sólo se recuperarán 14.275 de los 54.353 millones del rescate público a la banca. Computando todas las ayudas, la reestructuración del sistema financiero español ha costado 62.295 millones de euros desde 2009 hasta el cierre de 2016. El grueso de ese dinero se destinó a salvar las cajas de ahorro que, una vez saneadas, se vendieron o fusionaron con distintas entidades financieras. Como las inyecciones fueron previas a la venta es lo que hace prácticamente irrecuperable el dinero comprometido. Las ayudas públicas recuperadas son por ahora de 3.873 millones de euros, alrededor de un 7% de lo gastado si no se tiene en cuenta la aportación que hizo el Fondo de Garantía de Depósitos. En el mejor de los casos, el Estado espera embolsar 10.402 millones por operaciones pendientes. 

El Banco de España estima que el importe "recuperable" por la venta de la participación en Bankia y BMN será de unos 9.800 millones de euros arrojando grandes pérdidas a las arcas públicas.

¿A dónde fueron los 62.000 millones de euros del rescate financiero? A través de este enlace a
eldiario.es se accede a los datos relativos a la distribución de las ayudas financieras a las entidades financieras rescatadas y destino final tras la reestructuración bancaria. 

Por lo que afecta al ruido mediático y político de esta temporada, poco tengo que decir. En defensa de la Renta Básica de Ciudadanía, universal e incondicional tengo escrito, y me reafirmo en ello, que es el primer paso en la senda que conduce a un Estatuto de Autonomía Personal para todos los habitantes de la España plural. Para ello, es preciso que los movimientos sociales que luchan contra la pobreza y contra la precariedad laboral exijan que los gobernantes aborden con valentía, sin complejos neoliberales ni gazmoñerías identitarias, la tarea civil de aumentar el grado de libertad real de las personas poniendo fin a las situaciones de pobreza. Porque, con independencia de la bandera a cuya sombra transcurra su existencia, un pobre nunca podrá ser un ciudadano libre, pues la única nación en la que está abocado a vivir será el Reino de la Necesidad.