lunes, 30 de enero de 2012

Ahora, los 5.273.600 parados ya son responsabilidad del PP


La escalofriante cifra de personas en paro registradas por la EPA es la herencia que deja el Gobierno del PSOE. Pero la herencia, al fin y al cabo, es de quien la acepta. Y ese Partido Popular que ha derrochado demagogia a raudales presumiendo de su capacidad para acabar con el desempleo debe ahora demostrarla. Desde su investidura como jefe del Gobierno, los 5.273.600 parados pesan ahora sobre la cabeza de Rajoy. Un señor de provincias que ha cobrado afición por viajar al extranjero y al que todavía no se le ha visto dar la cara en la España que socialmente se desangra.



Hilando fino, es posible que en esas aterradoras cifras del paro que detecta la Encuesta de Población Activa (EPA) alguna parte corresponda a los recortes presupuestarios efectuados en la mayoría de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP durante el segundo semestre del año.

En cualquier caso, sería erróneo atribuir al actual Gobierno del Partido Popular las espeluznantes cifras que arroja el desempleo en España al terminar 2011. Conforme a los usos y costumbres de la democracia, la gloria de la creación de empleo o el desdoro de su destrucción se atribuyen al equipo ministerial que estuvo en el poder durante el periodo en que estas se produjeron. En consecuencia, hasta el 20-N, y por lógica extensión hasta el final del trimestre registrado por la EPA, los 5.273.600 desempleados constituyen la peor parte de la herencia socioeconómica del gobierno presidido por Rodríguez Zapatero.

Pero a partir de ahí, la responsabilidad de disminuir esa cifra y, mientras tanto, atender a la subsistencia económica de las personas desempleadas es del gobierno a cuyo frente se encuentra Mariano Rajoy. O se supone, ya que desde el día de su investidura todavía no ha dado la cara en público, despreciando incluso a su propios votantes. Esos a los que, en su programa electoral, ofreció:

Un proyecto ilusionante en el que la generación de empleo y de oportunidades, la equidad, la movilidad social y el compromiso con el bienestar serán los elementos clave para poder afrontar juntos y con garantías de éxito las imprescindibles reformas económicas que España necesita para recuperar la senda de la prosperidad.

[...] Sólo quien confía en los ciudadanos puede generar la confianza necesaria para llevar a cabo el cambio que España necesita. Nuestro proyecto dará el protagonismo a la sociedad para liberar su potencial. La creación de empleo será la clave para que todos los ciudadanos puedan hacerse dueños de su propio futuro y de los nuevos espacios de libertad. Ese será el compromiso de nuestro gobierno.

[...] Con una clara estrategia y con visión de futuro para España superaremos la ruinosa herencia recibida. La recuperación del potencial de crecimiento de la economía española, mediante una completa agenda de reformas que modifique las estructuras económicas del país, será la tarea prioritaria de un nuevo proyecto político comprometido con el bienestar. Crecer más, y hacerlo sin desequilibrios, nos permitirá mejorar las expectativas de futuro, generar confianza e impulsar un ciclo virtuoso de crecimiento y empleo. Esto es lo que necesitan los españoles, sobre todo la generación de jóvenes que hoy están expulsados del mercado de trabajo.

Tras esa música celestial con la que el Pepe consiguió encandilar a 10.830.693 electores en los últimos comicios, una cifra superior a la de los que serían sus votantes naturales, los conservadores enseñan por fin la patita de animal depredador. Mariano Rajoy, un señor de provincias que ha cobrado una súbita afición a viajar al extranjero y al que todavía no se le ha visto dar la cara en la España que socialmente se desangra, confesaba sin pudor en fluenty spanisha un ministro finlandés que: "La reforma laboral me va a costar una huelga general".


Anticipo de la política laboral del PP: Fuerzas antidisturbios intervienen a las puertas del Ayuntamiento de Jerez con dos duras cargas para frenar las protestas de los funcionarios por los impagos de su nómina. Foto: Diario de Jerez

Esta afirmación que el presidente español hizo en Bruselas —sin ser consciente de que las cámaras de televisión estaban grabando sus palabras— demuestra que l
a reforma que el Pepe se trae entre manos no va a favorecer precisamente a los trabajadores. Sino que, en todo caso, va a deteriorar aún más las condiciones de trabajo, en línea con la famosa teoría del puercoespín que preconiza la FAES, el laboratorio de ideas precarias presidido por el ex presidente José María Aznar.

Laboratorio que, dada la cercanía familiar, le debe enviar muestras gratuitas a la esposa de Aznar, Ana Botella, alcadesa de Madrid por rebote (el cinismo de esta derecha no tiene límites). Sin ir más lejos, Botella acaba de proponer que los servicios públicos sean atendidos por voluntarios. Lo que ha dado lugar a una campaña en Actuable para que ella misma predique con el ejemplo. Porque siendo, como es, una Botella llena de dinero a rebosar gracias a sus gananciales en Famaztella, bien podría desempeñar el cargo gratis et amore, en lugar de presentarse como una Botella medio vacía de ideas lúcidas, democráticas y socialmente decorosas.



Ese poder absoluto que una mayoría electoral —que no del electorado— otorgó al Pepe ha sumido a los dirigentes populares en un estado de creciente ebriedad. Hasta el punto de que ese señor de provincias, partidario de un gobierno como Dios manda y amante del buen vino como español de bien, debía haberse pasado con el moyate. Sólo así se explica esa
chulería con que afirma que la reforma laboral "me va a costar una huelga". A Mariano, la huelga no le va a costar nada. Porque las huelgas, que no se hacen por placer o deporte, quienes las pagan de su propio bolsillo son los propios huelguistas, que han de asumir los descuentos en sus nóminas.


PS: un comentario de Iñaki Gabilondo, de 9 de febrero, viene a coincidir con lo apuntado en este artículo.







1 comentario:

  1. ¿De verdad no era consciente Rajoy de que se estaban grabando sus palabras? Yo lo dudo. De todas formas, no creo que tenga ningún miedo a una huelga, todo lo contrario, un tipo duro como él la necesita en su curriculum. Si no, a ver qué credibilidad tendría ante los poderes fácticos nacionales y extranjeros. Los que pueden estar preocupados son los (dos) sindicatos, que dirán: no vamos a tener más remedio que hacerla.

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