sábado, 29 de enero de 2011

La cena de los idiotas morales


La docilidad con que CC OO y UGT se han plegado al mandato del poder financiero para precarizar el Estado del Bienestar hace sospechar que su inicial oposición a la iniciativa del Gobierno no era más que una triste comedia. Amparándose en ciertos melindres sobre la 'gradualidad' en la aplicación de la tijera han aceptado el pensionazo que recortará sensiblemente la protección social de los jubilados. Burocracias sindicales y parlamentarios conforman una élite que, entre otros lujos, se permite el papel de determinar las condiciones de vida del resto de la gente. Con su desprecio hacia los más débiles, esa élite ha elegido desempeñar el papel del idiota moral.


Una élite, todo hay que decirlo, algo hortera en sus formas, que no tiene el menor empacho en sellar su vergonzoso e inmoral acuerdo con una cena en Moncloa con Rodríguez Zapatero. Vaya por delante que el escribidor de estas líneas es amante de la buena mesa, en la que comparece con amigos y otras gentes del común siempre que su parvo peculio personal se lo permite. Pero que Toxo y Mendez, esos otrora fieros sindicalistas de boquilla, acuerden, precisamente en una cena, el pensionazo que recortará a medio plazo las condiciones de vida de millones de jubilados, demuestra el peor y más abominable estilo.

El concepto de idiota moral se refiere al individuo que, pese a tener a su alcance los suficientes datos para rebelarse ante la injusticia, renuncia a su capacidad de análisis racional del mundo que le rodea y esconde su responsabilidad amparándose en el subterfugio de la obediencia a las instrucciones recibidas de un orden exterior a él. Idiotas morales fueron los oficiales alemanes que, escudándose en el cumplimiento de órdenes, ejecutaron con minuciosidad los planes de exterminio diseñados por el Tercer Reich. Nadie entienda tercamente lo que digo: no comparo a Toxo y a Méndez con los nazis. Cada idiota moral elige su escenario, y ellos, junto al Gobierno, han elegido obedecer la órdenes emanadas de los capos de la delincuencia financiera.


El lema Arbeit macht frei que campeaba en la puerta del campo de concentración nazi de Auschwitz resume con cruel ironía esa falacia que identifica trabajo y libertad de las personas. Lo que hoy se pretende imponer a la clase trabajadora es: "trabajad más, cobrad menos y vivid peor".

"Sólo a aquellos que no la han vivido les parece hermosa la guerra", advierte Erasmo de Rotterdam en sus Adagia (1). Evidencia que se podría hacer extensible a la opinión que los situados en los mejores escalones del poder económico o político, tienen de las vidas ajenas. Ya que se permiten la osadía de decidir el alcance de las necesidades de los más pobres sin haber pasado ellos mismos por esa triste experiencia vital. Pues ni los sindicalistas que han aceptado el pensionazo, ni los diputados de uno y otro signo que se disponen a votar el proyecto en las Cortes, están ellos mismos sujetos a las restricciones que aprueban para el común de la ciudadanía.

En los confortables sillones del Consejo Definidor de las Necesidades de la Gente jamás se ha invitado a tomar asiento a las personas más desfavorecidas. Por lo que los humildes han de resignarse a ver cómo el alcance de la cobertura de las necesidades mínimas exigibles para llevar una vida digna es definida por otros. Así, hemos visto cómo los mayores alegatos en pro de introducir recortes en las pensiones públicas proceden de los "expertos" que trabajan a sueldo del sector bancario. Sin embargo, sus recomendaciones no afectan para nada a las suculentas pensiones que la banca destina a sus máximos dirigentes. Y que no se diga que se trata de remuneraciones privadas cuando la banca está siendo salvada de sus errores con dinero del contribuyente.

Alegando órdenes recibidas de instancias superiores (los 'mercados'), el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido aplicar un recorte brutal y general de derechos. En esencia, el pensionazo consiste en no tocar la situación de los trabajadores que se jubilarán de aquí a 2012, para evitar votantes cabreados en las próximas elecciones. A partir de 2013, los sucesivos recortes mermarán sensiblemente las condiciones de vida del grueso de los integrantes de las generaciones que actualmente tienen menos de 50 años cuando alcancen la tercera edad.






Porque lo de menos es el umbral de los 67 años para tener derecho a percibir una pensión pública completa. Coincido con Ignacio Camacho, un comentarista de la derecha, en que eso no era más que un McGuffin para despistar a los espectadores de esta película. Lo verdaderamente grave son los períodos de cotización exigibles para tener derecho a cobrar una pensión. Hablar de treinta y muchos años de cotización en un país con casi cinco millones de desempleados, muchos de ellos de larga duración, y con millares de jóvenes que no tienen acreditado ni un sólo día de cotización en su precaria carrera laboral es hablar como un auténtico idiota moral.

¿Debemos permitir que los idiotas morales nos gobiernen? No me escudo en la retórica. Mi respuesta es clara y decididamente, no. En los debates contra el pensionazo en los que he estado presente estos días en Getafe, Leganés y Barcelona, he defendido, como he hecho siempre, a los sindicatos como creación del movimiento de los trabajadores e instrumento válido para las reformas sociales. Y tengo escrito que la protección social es una de las grandes conquistas con las que el movimiento obrero contribuyó a humanizar la sociedad. Pero cuando las burocracias sindicales pierden la perspectiva, cuando prestan su apoyo al derribo de la protección social, merecen la más absoluta reprobación moral y política. Las bases sindicales y los delegados de empresa a los que se quiere enviar a defender lo indefendible deberían revolverse contra esas cúpulas cuya acción se guía por la idiotez moral.

Si es necesario, habrá que crear otros sindicatos que agrupen al precariado, pero no podemos quedarnos quietos: desempleados, por desgracia, pero no parados. Si los mercados atacan, despleguemos nosotros un contraataque en toda regla contra los mercados, empezando por las sucursales bancarias que aplican la extorsión de proximidad.


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(1) Erasmo de Rotterdam: Adagios del poder y de la guerra y teoria del adagio, edición de Ramón Puig de la Bellacasa, Alianza, 2008.

7 comentarios:

  1. Tristemente, tengo que decirte: ¡Ciudadano, ole tus cojones! La desgracia es que tengas toda la razón, lo triste es que la burocracia sindical haya perdido la perspectiva y se haya desentendido de la voluntad de aquéllos a quienes dice representar, plegándose en este momento crucial a los intereses de un moribundo e indigno Gobierno.
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    Por cierto, cuando sigan las tremendas medidas (que seguirán), ¿cómo se puede montar ahora otra Huelga General, única herramienta de contención frente al abuso? Los sindicatos pensaron bien su jugada: al pactar matamos dos pájaros de un tiro, quedar bien con la adocenada ciudadanía y desmovilizar eficazmente a los más exaltados. El dinero para sus céntricas sedes y jefazos que se codean en las alturas seguirán fluyendo...
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    Bueno, seguirán fluyendo mientras los sindicatos lleven encima su arma básica: una masa de gente dispuesta a parar, a salir a la calle. Por eso, cuando hayan desechado esa arma, ¿seguirán regalándoles fondos para formación y burocracia sindical? Espero que no. Se joderán con nosotros.
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    En fin, Ciudadano, muchos pensamos igual que tú, pero se necesitan personas que lo formulen de una forma tan creíble y coherente y, al tiempo, sin melindres ni tonterías.
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    Gracias.

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  2. La firma del pensionazo ha sido lo menos malo dentro de lo peor y de lo que aún nos queda por ver. El PP ganará por mayoría porque "los dueños" de nuestras vidas y haciendas ya lo tendrán decidido y entonces sí que nos vamos a enterar de lo que vale un peine = instrumento de tortura.
    La única solución es reconocer que las marcas de hoy no valen (PSOE, IU, CiU, CCOO, UGT, PP...) son sólo éso, marcas que no representan ninguna ideología. Bien dices que hay que crear otros sindicatos, otros partidos políticos integrados por quienes saben lo que es el metro en hora punta y conocen la palabra fichar; pero también es necesario saber echar las cuentas de las cosas y no ser analfabetos con buen corazón. Vamos a dejar, sólo por un instante, de lado la solidaridad y pongámonos a aprender en los manuales de quienes casi nos convencen de que las cuentas no salen. Utilicemos sus armas para hacer más rentables las nuestras.
    Salud, siempre.

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  3. Mire usted...Existen políticos de talla, pero supongo que los grupos, grupitos, grupazos, reinos de taifas, las cúpulas, los partidos...disponen de la fuerza para situar a quienes quieren en el poder.
    Al final quienes van a tomar las riendas serán los jóvenes, parados, mujeres hasta las narices, cristianos de la teología de la liberación...porque personas válidas como Anguita las hay , otra cosa es que esta persona goce de la simpatía de muchos del PSOE, que no, pero como este sí que sabe parar los pies y cantarle las verdades a quien haya que hacerlo...pues no gusta.Y encima es guapo.

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  4. Por este artículo un conocido poeta progre te calificaría como revolucionario de salón o de bar (diario Público del domingo 30)por tu oposición al famoso acuerdo. Bien es cierto que en los comentarios recibió lo que se merecía.
    Pero acabo de leer un artículo de otra persona de más enjundia, el profesor Antonio Baylos, también entusiasmado por el acuerdo y me he quedado pasmado ante alguna de sus afirmaciones, tanto más sorprendentes por venir de un catedrático de Derecho Laboral. Una de las perlas:"...las nuevas reglas de acceso a la jubilación...provocan una cierta disminución de la cuantía de la pensión de jubilación -posiblemente un 4 o 5% para las pensiones más altas, pero casi imperceptibles para las pensiones bajas".
    Decía Pablo Castellano en sus buenos tiempos, antes de ser tertuliano de la caverna que en el PSOE se podían hacer varios grupos, culpables, cómplices y encubridores. Yo creo que, ante la delincuencia globalizada también se pueden distinguir estos tres especímenes. Tanto el poeta como el catedrático podrían encuadrarse con facilidad en cualquiera de las dos últimas.
    En cuanto a los pactos en la sobremesa de cenas en palacio ignoro la cara que pondrían, ya que eran secretas, pero creo que sentiré auténtica vergüenza ajena cuando les vea el careto con ocasión de la solemne firma con que sellarán lo perpetrado. Qué apretones de manos, qué abrazos... no quiero ni pensarlo.
    Saludos cordiales. (A ti, no a ellos, por supuesto)

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  5. Aunque no escritas aquí, ya me han llegado por otras vías algunas críticas de otros 'progres' (generalmente bien alimentados). Soy el primero en deplorar el hecho de haberme visto obligado a escribir este artículo. Hubiera preferido aplaudir una sensible subida de las pensiones mínimas. Pero las cosas son así ¿Cómo se puede llamar Pacto, Acuerdo o similares a algo que sólo viene a deteriorar el sistema de pensiones? Leed el texto del tal a ver quién es capaz de encontrar una sola línea que no empeore la protección.
    Si el Gobierno estaba dispuesto de todas formas a perpetrar este atentado contra el Estado del Bienestar, los sindicatos podían haber dejado sólo a ZP con su Pensionazo. Recordemos sendos Decretazos de Felipe González o Aznar que recortaron la protección por desempleo.
    Vivimos una situación mala, malísima. La izquierda está retrocediendo y no de forma ordenada, táctica, para reagruparse y lanzar un contraataque. Está retrocediendo en desbandada, y el hecho de que algunos francotiradores sigamos disparando no tiene, ahora mismo, otro valor que el de la coherencia personal. Porque la parte contraria avanza, aplasta... ¿Quousque tandem...?

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  6. Me apunto a los francotiradores, Cive. Tus palabras correctamente razonadas, de sentido común (ya sabes, el menos común...), bien dichas y mejor escritas... nos representan seguramente a unos cuantos/as. Es cierto que se ve la desbandada de los otrora situados en las primeras filas de la izquierda, ahora renegados, callados, cobardes y "hacedores" de muchas "camas". Necesitamos una opción más radical, más comprometida, más coherente... más ¿dónde está el resto de francotiradores?

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