viernes, 14 de octubre de 2011

15-O: protesta globalmente, actúa localmente



La convocatoria de una jornada global de protesta hoy, 15 de octubre, permitirá visualizar a escala planetaria el tamaño del descontento con las políticas neoliberales. Pero la indignación puntual no es suficiente para detener los estragos que esas políticas causan día a día en nuestras vidas. Está bien protestar los días festivos, pero es preciso pasar a la acción en días laborables. La historia nos enseña cómo el movimiento obrero agrupado en la Internacional fue capaz de mantener a raya al capitalismo.



Glocal, un curioso neologismo (de local y global) define el intento de expresar las diferentes dimensiones locales directamente dependientes del proceso general de globalización. El término ha sido propuesto por el sociólogo británico Roland Robertson, que sostiene que lo local y lo global no se excluyen mutuamente. Al contrario, lo local debe entenderse como un aspecto de lo global. Esto no sólo en lo que se refiere a los distintas manifestaciones ‘transculturales' sino también por lo que concierne a los procesos económicos. Las empresas que producen y comercializan sus productos actúan con una lógica global, pero deben desarrollar relaciones locales, pues la producción se apoya irremisiblemente sobre pilares locales.

En el mundo que algunos quieren ver totalmente supeditado a la economía, la perspectiva glocal puede interpretarse como una visión de las dos caras de la moneda: riqueza globalizada y pobreza localizada. En este sentido, otro sociólogo como Zigmund Bauman sugiere que: "La glocalización es, fundamentalmente, un nuevo reparto de, a la vez, privilegios y ausencia de derechos, riqueza y pobreza, posibilidades de triunfo y falta de perspectivas, poder e impotencia, libertad y falta de libertad. Podríamos decir que la glocalización es un proceso de nueva estratificación a nivel mundial, en cuyo devenir se construye una nueva jerarquía a nivel mundial sociocultural y autorreproductora".




La convocatoria de una jornada global de protesta el 15 de octubre permitirá visualizar a escala planetaria el tamaño del descontento con las políticas neoliberales. Pero protestar no es suficiente para detener los estragos que está causando en nuestras vidas el avance de la sinvergonzonería capitalista. Tenemos que identificar en cada país, y nosotros en España, a los responsables de la precarización de las pensiones, de los recortes en sanidad y educación públicas, de la inyección a los banqueros de ingentes cantidades de dinero obtenido de nuestros impuestos con el fin de salvarlos del atolladero en el que ellos mismos se han metido. Hasta el mismísimo aire insano y embotellado que respiramos en Madrid, tiene nombre.

Tomar las calles es algo más que desfilar o acampar en ellas. Saber que somos mucha gente en el mundo luchando por idénticos objetivos de solidaridad y justicia podría, mutatis mutandis, revivir un movimiento similar al que, hace 140 años, movió por primera vez al proletariado a
"tomar el cielo por asalto", en palabras de Carlos Marx.

En 1871, el gobierno revolucionario de la Comuna de París fue formado por una federación de representantes comunales o vecinales. Una de las primeras proclamaciones fue la "abolición del sistema de esclavitud salarial de una vez por todas". Fueron realizadas elecciones obedeciendo a la lógica de la democracia directa en todos los niveles de la administración publica. En semanas, la recién nombrada Comuna de París introdujo más reformas que todos los gobiernos de los dos siglos anteriores juntos.

Durante los 72 días que duró La Commune, el primer gobierno obrero en Francia, los trabajadores aprendieron a costa de sangre y sufrimiento que sólo formando una gran alianza podrían enfrentarse cara a cara con el poder económico, que si por algo se distingue, es por la férrea unión del conglomerado de intereses que lo integra.




Así surgiría la Internacional Obrera, nombre de las sucesivas organizaciones fundadas a partir del siglo XIX para coordinar a escala internacional la acción de los partidos políticos y sindicatos revolucionarios. A los compases de
La Internacional —himno compuesto sobre un texto escrito, en 1871, por E. Pottier y música de P. Degeyter, en 1888— el movimiento obrero mundial se alzó contra la opresión capitalista. El mundo de los patronos y los grandes negocios se vio obligado a hacer ciertas concesiones, como ese Estado del Bienestar que ahora están procediendo a demoler los gobiernos que siguen los mandatos de los poderes fácticos del dinero.

A partir del 15-O, las ciudadanas y ciudadanos deberíamos aprender que imponer respeto a los poderes económicos exige acciones que van más allá que tomar las calles de forma festiva durante una jornada sabatina. Justo cuando los grandes bastiones del poder, desde la Bolsa al Parlamento, están cerrados.


5 comentarios:

  1. Comparto tu criterio de prorrogar la jornada de lucha en festivo en otras más combativas en laborable. Bien traído a colación el ejemplo de la Comuna, si bien las enseñanzas que se obtuvieron por unos y otros de allá no son siempre coincidentes. Trotsky, por ejemplo, escribió: "La Comuna nos demostró el heroísmo de las masas obreras, su capacidad en unirse como un bloque, su virtud en sacrificarse por el futuro... Pero, al mismo tiempo, evidenció la incapacidad de las masas en encontrar su camino, su indecisión para dirigir al movimiento, su fatal decisión de frenarse ante los primeros éxitos, permitiendo de este modo que el enemigo se recupere y retome sus posiciones". Y otros echaron en falta al "partido-guía". Los tiempos son otros, pero el espíritu comunero continúa.

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  2. Lo importante es que esto no pare. Que se siga hostigando a la corrupción y a la codicia.

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  3. En efecto, Pierre, las interpretaciones fueron distintas. Pero la trotskiana que citas es meridianamente ilustradora. Hay que aprender de la historia y buscar la manera de romper las líneas enemigas, ya que entre todos le hemos permitido no sólo recuperarse y retomar sus posiciones. Sino pasar a una abierta ofensiva en toda regla.

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  4. Cierto es que las procesiones del 1 de Mayo con sus popes y sus imagenería no van a cambiar el sistema. Cierto es que es menester reflexionar y provocar la reflexión de quienes nos rodean de manera cotidiana. Cierto es, también, que los concretos datos bien relacionados son más efectivos que las genéricas descalificaciones. Pero para todo esto sería conveniente un mínimo de organización alternativa, y esta se ha ido diluyendo desde que la ilusión democrática de los 70 nos fue acomodando en el llamado estado del bien-estar (las vacas gordas).
    Ahora surge un movimiento espontaneo (pues ninguno de los grupos que convocan tenían fuerza suficiente)de indignación. Aparece y desaparece. Se quiere extender por los barrios del primer mundo (que los otros mundos ya llevan mucho tiempo indignados)con fórmulas asamblearias al modo del ágora griega, pero la gente prefiere el televisor. Pensar cansa.
    En fin (que me enrollo), el 15M, 15O, es lo que hay y tod@s formamos parte de esta sociedad, por acción u omisión. Por cierto que muchas revoluciones se han quedado en un quitate tú que me pongo yo, y el que no comulgue con mis ideas verdaderas ...¡zas, fuera!.

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  5. ..,.-,.,NI PSOE NI PP POR ESTO,corruptos 730 y los librados,29 años de gobierno mitad salario de Francia,Alemania,Italia,Inglaterra etc,se regalan coches,trajes,VPOS,viajes y joyas,se perdonan sus deudas,colocan a hijos,primos,amigos,control medios y analistas de TODAS las tertulias debates,se niegan saldar piso por hipoteca, incumplen programa electoral,(manipulan ceoe,ccoo,ugt,iglesia,tv,periodicos,todos a sueldo)¿JUSTICIA?¿existe una justicia justa?NO..NI PSOE NI PP,PERO VOTA.GRACIAS.PASALO PORFAVOR.

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