lunes, 30 de septiembre de 2013

Estoy hasta los mismísimos de servir al Rey

En unos momentos en que la sanidad pública está siendo desmantelada por las políticas llevadas a cabo por una banda de desaprensivos, el Rey Juan Carlos I ha demostrado que no se fía de los hospitales madrileños gestionados por el tándem Aguirre/González. Como Jefe del Estado, entre sus obligaciones se encuentra la de dar ejemplo ingresando en un hospital público para ser operado de sus dolencias. Tiene un problema de cadera, pero lo que es cierto es que ya sabemos de qué pie cojea al preferir la sanidad privada.

En las postrimerías del franquismo, y designado ya por el dictador un sucesor "a título de Rey", algunos soldados conscriptos del servicio militar obligatorio, hastiados de vegetar inutilmente en los patios de los cuarteles, solíamos entonar, llevados más por el hartazgo que por espíritu de sedición, ciertas cancioncillas burlescas. Jolgorio que duraba hasta que los alarmados sargentos acudían prestos a sofocar el conato sedicioso. Una de ellas, utilizaba los compases de la canción infantil Quisiera ser tan alta como la luna, con una lírica adaptada a las circunstancias: Estoy hasta los huevos de servir al Rey / Ay, ay / de servir al Rey/ de servir al Rey.

La Transición política a la democracia, —más transacción entre las élites que transición— fue aceptada por el pueblo español de aquella época como mal menor. Con ella, la forma monárquica se consolidó constitucionalmente. Y durante décadas, la propaganda oficial, las conveniencias de los partidos políticos y cierta babosería periodística mantuvieron la imagen de cartón piedra de esta familia real llamada, por sus funciones, a comportarse de manera ejemplar. 

Ejemplaridad que, sobre todo, a partir del episodio de Botswana, se ha puesto de relieve que es una virtud que escasea en la institución que sirve para mantener un Jefe del Estado no elegido por el pueblo. Tanto por parte del cabeza de familia como por sus vástagos.

Ahora, el anciano monarca, como le definen en intimidad, se nos ha vuelto a poner malo al sufrir una recaída de una de sus dolencias. Le compadezco y en lo personal le deseo una recuperación tan pronta como cercano me gustaría ver el fin de este desastre democrático que es la monarquía española. Y convertir nuestro sistema político en una república como forma de higiene democrática


Dentro de la obligada atención que el Estado debe prestar a todo ciudadano enfermo, la máxima autoridad debería haber sido atendida por los servicios públicos de salud. Los españoles, en general, confiamos en la calidad profesional de estos servicios. Y soportamos con estoicismo la masificación, las listas de espera para ser atendidos en las consultas de especialidades o ser intervenidos quirúrgicamente. 

Por tanto, habría sido esperable que en estos tiempos de crisis y ataques al Estado del Bienestar, el Jefe del Estado español hubiera dado ejemplo ingresando en un hospital público para operarse de su dolencia. Es lógico que el Rey posea información privilegiada sobre la desastrosa gestión
de la sanidad pública madrileña efectuada por el tándem Aguirre/González y no se fíe de ella. Pero su obligación como Jefe del Estado es conducirse de una manera ejemplar.

Pero Juan Carlos I de Borbón rechazó ser operado de su infección de cadera en el hospital público La Paz, uno de los complejos sanitarios de referencia en toda España en el campo de la cirugía ortopédica. Al parecer, el monarca fue disuadido por su círculo de allegados de que la intervención quirúrgica no se llevara a cabo en EEUU, como él pretendía, pero se negó en rotundo a ser ingresado en La Paz, según informa El Confidencial.



Intrépido esquiador, avezado patrón de barco, dudoso cazador, educado en el espíritu del valor en las academias castrenses, Juan Carlos I de Borbón tuvo miedo de ser operado en La Paz. Al parecer, porque fue en ese hospital donde agonizó, en noviembre de 1975, Francisco Franco. ¿Temía que se le apareciera el espectro del dictador que le nombró sucesor a título de Rey?

Finalmente, como es conocido, la intervención se practicó en la clínica privada Quirón, donde ya fue ingresado en abril de 2012 su nieto, Felipe Juan Froilán, tras dispararse accidentalmente en un pie con una escopeta de caza cuando realizaba prácticas de tiro con su padre, Jaime de Marichalar, en Soria. Desde luego, no pasa un día sin que nos enteremos de alguna nueva falta de ejemplaridad por parte de los miembros de esta familia. Por ejemplo, de que La Caixa subió el sueldo a la infanta Cristina de Borbón casi un 200% durante la última década, en plena crisis económica y de recortes salariales. La entidad pagó en 2004 a la hija menor del Rey un salario de 83.000 euros brutos anuales, y este año su retribución como directora del Área Social de la Fundación La Caixa, tarea que ahora desempeña en Suiza, asciende a 238.000 euros.

El servicio militar obligatorio fue suspendido —ojo, que no abolido— en 2001 (RD 247/2001). No obstante, de lo que estoy hasta las mismísimas gónadas es de continuar sirviendo al Rey como contribuyente y como pretexto de su legitimidad. Porque este Borbón a mí no me sirve para nada. Tal vez sea el jefe de las élites políticas y empresariales que están privatizando la sanidad pública, pero de lo que estoy seguro es de que no se comporta como el Rey de todos los españoles.



 

1 comentario:

  1. La policia nacional entra en el hospital de La Princesa para disolver una asamblea de la Plataforma de usuarios 2013-10-10

    Ayer 1 de octubre, rememorando tiempos que algunos consideran lejanos, pero la realidad nos presenta más cercanos y frecuentes de lo que sería apetecible, la policía nacional irrumpió, alrededor de las 8 de la tarde, y al parecer a instancias del gerente, en el hospital de La Princesa donde tenía lugar una asamblea de la Plataforma de usuarios de dicho hospital, Plataforma formada por personas residentes en los barrios cercanos, y que lleva manifestándose semanalmente desde hace más de un año en defensa de la sanidad pública y contra el desmantelamiento de dicho hospital y su conversión en un centro especializado en la tercera edad. Recordamos que hace escasas semanas la policía también intervino en el ambulatorio Federica Montseny de Vallecas, deteniendo a 14 vecinos y vecinas de la zona.

    Los participantes, la mayoría jubilados y jubiladas, se negaron a suspender la asamblea y requirieron a los policías las razones (suponemos que de peso), recibidas, suponemos que por doña Cristina Cifuentes (por cierto recuperada en la sanidad pública), para entrar dentro de un centro hospitalario, con un despliegue sin precedentes, tratando a los jubilados y jubiladas como supuestos delincuentes. La policía llevó a cabo la identificación de uno de los participantes en la asamblea de usuarios y se retiro a la entrada del hospital donde permaneció hasta que la asamblea concluyó.

    Desde CAS manifestamos nuestro apoyo a la Plataforma de usuarios del hospital de La Princesa, esperando sea un ejemplo para el resto de barrios y localidades de Madrid, y reclamamos al gerente que en lugar de llamar a la policía para disolver una asamblea pacifica de usuarios que está luchando por la defensa de la sanidad de todos y todas, en un arrebato democrático, convoque a la Plataforma en cuestión y les facilite todos los datos de calidad asistencial a los que tienen derecho pero les niega, a saber, mortalidad y morbilidad por servicios, reingresos, infecciones hospitalarias, así como derivaciones a centros privados y su coste, razones para la infrautilización de servicios, etc.

    http://www.casmadrid.org/index.php?idsecc=noticias&id=4471&titulo=NOTICIAS

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